ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). “La experiencia de tres décadas en el periodismo cultural permite compartir la importancia de comprender y difundir el arte desde la intimidad. Es así como en este texto comparto mi labor como periodista que ha tenido la oportunidad de entrevistar a grandes personalidades de la cultura mexicana, donde el arte es comunicación”.
Con esta frase inicia el capítulo “El arte desde la intimidad. Treinta años de entrevistas con artistas” que generosamente escribió mi amiga Virginia Bautista Castillo para el libro que coordinamos María Teresa Velázquez y yo titulado “Arte y Comunicación. La experiencia estética” (Elementum, 2021).
Las tres nos conocimos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y disfrutamos mucho cada clase, cada baile de rumbo con don Froylán López Narváez, cada libro, nuestras tesis asesoradas por Florence Toussaint. Cada una con un sueño que al paso del tiempo juro que se hicieron realidad. Tere, gran periodista, excelente directora del Sistema Zacatecano de Radio y Televisión y ahora experta conferencista. Por su parte, Vicky, como siempre le hemos dicho, ya sabía que su alma era de reportera.
Aunque yo la había conocido unos años antes, en el Colegio de Ciencias y Humanidades Sur, se juntaba con una compañera y yo desde que empecé a tratarla me propuse que seríamos grandes amigas. Nos reencontramos al decidir estudiar ciencias de la comunicación y elegimos a las y los mismos profesores, por eso logramos hacernos aliadas, brillar por ser las aplicaditas del salón, pero cada una con su estilo. Ella siempre participaba en clase, sus comentarios y reflexiones siempre críticos provocaban una gran admiración por parte del grupo, recuerdo muy bien cuando nuestro profesor, don Manuel Buendía, le dijo con total seguridad: Usted es ya una gran reportera.
Fue así como el camino que tomó fue la fuente cultural, recuerdo que mientras estudiaba la licenciatura trabajaba en Bellas Artes y ya empezaba a dominar el tema de exposiciones, artistas y arte. Se fue un tiempo a vivir hasta el norte del país, en Tijuana, y allá hizo un maravilloso trabajo. Todavía conservo las cartas que me escribía en aquella década de los ochenta y noventa del siglo XX. Disfrutaba su alegría, su pasión por el periodismo, su entusiasmo por cada texto publicado. Después regresó a México y trabajó en el periódico Reforma mucho tiempo. La verdad, solamente adquiría ese diario para leerla. Mi periodista de cultura preferida.
¿Cómo hacer que toda la ciudadanía entienda y disfrute el arte, ese gran bagaje de conocimientos y sensibilidades, generado por personas tan diversas y en lenguajes no explícitos, como el abstracto o el conceptual? No es fácil. Por esta razón, el periodismo cultural es un área especializada, es decir, la comunicóloga y comunicólogo necesita de una preparación específica y constante para ejercer este quehacer. El periodista de esta fuente tiene una mayor exigencia, pues no sólo reproduce las opiniones de los artistas, sino que debe hacerlos reflexionar sobre su obra, y para esto es necesario haber leído su novela, sus ensayos, o haber escuchado o visto su pieza musical o teatral.
A veces dejamos de vernos, pero la vida generosamente nos reencuentra. Una vez nos encontramos en el metro y actualizamos agendas. Otra ocasión nos topamos en el aeropuerto, así conocí a su esposo y a su hermosa hija. Gracias al Facebook ahora sigo más de cerca su trabajo pues siempre comparte sus textos periodísticos, así descubrí que la entrevista era su género preferido para acercarnos al mundo cultural. Por eso, cuando decidimos hacer un congreso sobre Arte y Comunicación no dudé en que sería maravilloso que diera una conferencia. Pero, la pandemia nos alcanzó y el confinamiento impidió hacer nuestro congreso en la bella ciudad de Zacatecas, pero logramos hacer el libro tradicional de estos encuentros que cada año organizo en diferentes regiones de México y Vicky, puntual e ilusionada, entregó su texto.
“La conversación con los artistas abre una puerta a mundos sorprendentes y conocidos por muy pocos: se pueden descubrir los titubeos y las dudas de los grandes escritores, la “egoteca” del pintor, el coraje de un músico cuando no encuentra la nota adecuada, la frustración de un narrador que no puede terminar su novela o la tristeza del coreógrafo o el dramaturgo cuando se enteran que no hay presupuesto para sus proyectos.”
Después, aunque fuera de manera virtual ha aceptado mis invitaciones para exponer y compartir su experiencia. Así, dio una charla sobre la manera en que tuvo que reportear la cultura durante la pandemia en Las Jornadas de Periodismo de la Universidad de Guadalajara y expuso su experiencia como mujer periodista en la semana de Periodismo en Hidalgo. Por cierto, en este conversatorio nos reunimos con Tere y fue muy bonito reconocer que esas chavas de la UNAM estábamos muy orgullosas de lo logrado después de egresar de nuestra amada universidad.
Y hace unos días supimos que Vicky ganó el Premio Nacional de Periodismo FILEY 2023, que otorga la Feria Internacional de la Lectura de Yucatán de la Universidad Autónoma de Yucatán y uno de los argumentos de esta decisión fue reconocer que “su trabajo diario abre horizontes hacia la cultura mexicana en el país y el mundo, con una labor periodística interdisciplinaria y permanente que ha mantenido un notable rigor periodístico”. El premio se le dará en el marco de la feria el 13 de marzo.
El periódico para el que hoy trabaja, Excélsior, le dio primera plana a la noticia y la entrevistó. Vicky declaró: “Es un estímulo enorme que tu trabajo sea reconocido a nivel nacional. Pero, además del premio a nivel individual, creo que se reconoce también al periodismo cultural como un ejercicio vital que permite comprender mejor la realidad que vivimos”, dijo la egresada de la UNAM.
Siempre sencilla, como toda mujer sabía, mi amiga recibió con humildad mi felicitación, pero hoy quiero celebrar en grande ese reconocimiento y por eso le dedico mi columna de esta semana: ¡Viva Virginia Bautista Castillo!
“Y no olvidar que, para compartir y despertar la pasión por el arte y la cultura, la reportera y reportero deben primero vivir esa experiencia, nutrirse de ella, y utilizar todo su bagaje para transmitirla en un lenguaje accesible y ameno. Es un reto difícil el hecho de pasar un concepto, un sonido, una idea, un color, al lenguaje escrito, hablado o de imágenes. He ahí la magia de la comunicación. La y el reportero necesita desarrollar también un pensamiento creativo para recurrir a estrategias diferentes y comunicar con éxito la experiencia estética. Para esto, además del género de la entrevista, puede elaborar reseñas de libros o de puestas en escena, crónicas de una visita o de un concierto o reportajes más completos que muestren al acontecimiento artístico en todos sus detalles. Lo esencial es que la y el comunicador encuentren las palabras idóneas, certeras, que convenzan al ciudadano/a a entrar en ese mundo que libera, nutre y fortalece, el arte y la cultura.”