ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). Al inicio fue una idea loca de Maru San Martín a la que se fueron sumando mujeres maravillosas. “Nos habían dejado, por culpa del bicho, sin lugar para presentar virtualmente nuestra Antología de cuentos en la FIL Guadalajara. Así que Maru, muy quitada de la pena, dijo: «¿Y si armamos nuestra propia Feria?» Y que la armamos, cómo no. Tres años después, la FENALEM se hace híbrida y, desde mañana, desde Guanajuato, será un escaparate para mostrar lo bien que están escribiendo las mexicanas”, confesó en su muro de Facebook Cristina Liceaga, y a esa idea loca nos unimos cien mujeres.
En efecto, durante los días 8, 9, 10 y 11 de septiembre Guanajuato fue testigo del encuentro de mujeres que nos gusta escribir, que todavía dudamos si está bien dedicarse a escribir, si vale la pena, si alguien no leerá algún día, que esto es nuestra vida, que necesitamos hacerlo, que nos urge delatarnos, compartir vivencias, crear espejos que no sean falsos. Entonces, respondimos a la convocatoria que circuló a nombre de Escritoras Mexicanas, un espacio fundado en 2007 con la finalidad “de visibilizar a todas las autoras de nuestro país, tanto a aquellas que empiezan como las que tienen un camino recorrido”.
Y ahí estábamos, las chavitas con su poesía, las mujeres maduras con sus testimonios, las que miran a las otras para darles voz, las que imaginan un mundo mejor, las que nos recuerdan que todavía no vivimos en una sociedad sensible con las mujeres, las que investigan, las que hacen periodismo, las señoras como yo que a los 60 años se animan a escribir una novela.
Las integrantes de Escritoras Mexicanas tienen esa mirada con brillo de sororidad, te apapachan, te presentan ante el público reiterando que cómo es posible que no reconozcamos nuestras trayectorias e insistamos que todavía nos falta mucho por hacer, por eso en cada mesa de trabajo nos presentaban con verdadero orgullo y leían nuestras semblanzas con ese tono solidario que acelera el ritmo de tu corazón.
El proyecto que están desarrollando en verdad es muy completo, han abierto esta feria del libro, ya en su tercera edición, pero también tienen un concurso de cuento, tienen una página, escritoras.mx, donde ofrecen noticias, entrevistas, reseñas, presentaciones, textos y te piden que no dudes en contactarlas: “En EscritorasMx queremos saber de ti ¿Te gusta nuestro contenido? ¿Te gustaría que habláramos sobre algún tema? ¿Tu pasión es escribir y quisieras colaborar con nosotras? ¿Eres escritora independiente y quieres que te entrevistemos o reseñemos tu trabajo? ¿Escribes novela, poesía, cuento, minificción, guion, dramaturgia o ensayo? Mándanos un correo a [email protected] y a su llamado hemos respondido muchas, por eso estos días en Guanajuato asistimos a cada una de las mesas celebrados en Acámbaro, Jerácuaro, Guanajuato capital y San Miguel Allende.
El rostro de Camila Rocío, la “culpable” de que la feria pudiera llevarse a cabo en la sede guanajuatense, no puede ocultar la felicidad. Por eso, el día de la inauguración aseguró que este gran evento representaba una fiesta donde se celebra a las letras, las plumas, las palabras de todas aquellas que tienen algo que decir y que lo hacen a través de la escritura. En FENALEM han llegado mujeres de palabra, “vencedoras del silencio”.
Durante la inauguración se reiteró que la historia oficial y patriarcal se ha empeñado en dejar fuera a las mujeres, volverlas invisibles, no nombrarlas y así justificar que no existimos, pero a través de la escritura recuperamos la palabra, la compartimos con otras, nos volvemos referentes, demostrados que aquí estamos, que siempre hemos estado, solamente faltaba tomar la palabra y ya lo estamos haciendo.
Fue así como a través de 35 mesas pudieron escucharse cien voces diferentes, algunas recitaron poemas, otras cautivaron con sus cuentos, algunas inventaron personajes para sus novelas asegurando que son mujeres que se parecen a ellas, porque la historia no trata sobre sí misma, pero sí de personajes femeninos que tienen mucho con su modo de moverse por el mundo. Las que viven en el extranjero, pero desde cualquier parte del mundo siguen presentándose como escritoras mexicanas. Se escucharon testimonios de las ausentes, a quienes a través del ensayo y el testimonio siempre se les dio voz.
Es difícil mencionar a las cien escritoras que aprovecharon al máximo esta oportunidad de hablar sobre su escritura, su proceso de creación, de leer algunas páginas escritas por ellas, compartir su alegría y pasión por escribir. Sin embargo, recuperaré la participación de tres hidalguenses que asistieron. Perdón por el regionalismo adictivo.
La primera, Lorena Piedad Hernández, que en la mesa de Ensayo presentó “En el camino andamos”, una serie de testimonios publicados en el periódico “El Independiente de Hidalgo”, donde ella fue reportera. Aseguró que deseaba dar voz a quienes no la tenían por no ser famosos o políticos pretensiosos, que no ganaban medallas ni tampoco eran delincuentes, solamente se trataba de gente de la vida cotidiana cuyas historias tenían que conocerse. La mujer que padece cáncer, pero no deja de luchar. La madre que no deja de buscar al hijo perdido.
Lorena salía a la calle para buscar esas voces, para recuperar sus testimonios, para hacer visibles a quienes por la rutina y la prisa no volteamos a ver.
Claudia Sandoval, la segunda hidalguense presente, ganadora del Premio Estatal de Poesía Efrén Rebolledo 2021, dio a conocer el texto laureado con el galardón más importante de la literatura del estado de Hidalgo. “Bitácora de mis entrañas” derrama emociones de mujeres que creen en sí mismas, pero que también se sientes prisioneras, cautivas, violentadas, solas, olvidadas, donde el miedo está latente. El cuerpo, el aborto, el feminismo, la subjetividad, la vida de las mujeres late en cada página, esa emoción que solamente puede sentirse adentro de nuestro cuerpo.
Finalmente, la tercera hidalguense soy yo, hija adoptiva de la Bellairosa, quien antes de cumplir mis sesenta me animé a escribir la historia de seis niñas, amigas por siempre que viven en la ciudad de México durante la década de los setenta y cuyas aventuras, travesuras, retos, tragedias y fuerza provocan diferentes emociones. Hace unos días el escritor Agustín Cadena hizo un breve comentario sobre el texto que presenté: “El nuevo libro de Elvira Hernández Carballido, «Las Melodys», es una novela memoriosa, nostálgica, un homenaje a la hermandad entre mujeres y una recreación entrañable de lo que fue el México de los años 70. Una delicia de lectura.”
El proyecto de Escritoras Mexicanas y la FENALEM son un espacio valioso para quienes queremos escribir, para quienes ya escribimos y deseamos ser leídas, que nuestra obra se conozca, que surjan mis lectores con el deseo de leernos. Espacio gozoso y solidario. En la mesa de novela donde participé estuvo la joven Ivette Landeros (Tijuana, 1985), solidarias nos compramos nuestras respectivas novelas y en su dedicatoria me escribió: “Con mucho cariño para Elvira. Qué gusto coincidir contigo, haciendo lo que nos gusta hacer. Disfruta las historias de Sofía”. De inmediato me identifiqué con ella, con esa manera amorosa de tomar entre sus brazos su novela titulada “Sofía 26” y de compartir sus palabras como cada una de las 100 escritoras participantes lo hicieron en cada escenario que brindó Guanajuato, Escritoras Mexicanas y FENALEM 2022. Ya se prepara la siguiente edición para 2023.