BELLAS Y AIROSAS/ Pioneras del feminismo en Hidalgo

Martha Canseco: hay una luz al otro lado del río

ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). “Existen muchos caminos para llegar al feminismo, no hay uno solo, todos son válidos, pero todos siempre resultan ser diferentes. Una mujer puede volverse feminista por la firme convicción de defender sus derechos, quizá puede hacerlo por la situación de violencia que ha vivido, por alguna problemática específica que la obliga o motiva a integrarse a esta lucha”, afirma Martha Canseco, periodista, columnista de SemMéxico, activista ejemplar y cómplice de vida.

Nacida en la Ciudad de México, aunque ya considerada hidalguense, llegó a esta región en 1989 para integrarse al sistema de Radio y Televisión de Hidalgo como subdirectora de noticias. Periodista y productora, llegaba ya con toda la experiencia adquirida en canal 13 de Imevisión.

“Yo considero que en esa época que llegué a Pachuca no podía de hablarse de un movimiento feminista en Hidalgo, casi finales del siglo XX. No había oposición, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) dominaba totalmente el territorio y lo hacía con fuerza absoluta, tanto que llegué a escuchar a colegas decir “nuestro partido”, tal era identificación, las alianzas o conveniencias para estar con quienes ostentaban el poder. Estaba muy limitada la participación ciudadana. Por ejemplo, en los programas informativos no había teléfonos abiertos, cuando llegamos fue una de las primeras acciones que quise emprender, que la gente hable, denuncie, se exprese. Fue de esa manera como las voces femeninas encontraron un espacio para hacerse visibles y muchas de sus llamadas eran de auxilio, para pedir orientación o ayuda por la violencia que vivían en sus hogares. Yo las atendía y me di cuenta que no había nada, ni una instancia de apoyo o protección, ninguna mujer especializada en el tema. Nada. Empecé a tocar puertas, y a veces como un favor personal fui atendida en la Procuraduría de Justicia. Al poco tiempo una colega sufrió una violación tumultuaria. ¿Cómo ayudarla? ¿A quién acudir? Nada, nadie. Me recomendaron acercarme a la esposa del gobernador Lugo Verduzco, Alejandra Mora. Desgraciadamente la compañera no quiso denunciar y ya no se pudo hacer nada por ella, pero este triste hecho permitió que conociera a Azucena García que estaba tratando por iniciativa propia apoyar a las mujeres que sufrían algún tipo de violencia en la entidad, pero nadie le hacía caso.”

Fue de esta manera que Martha Canseco empezó a encontrar aliadas en el camino: la sensible esposa de un gobernador y una psicóloga preocupada. Aunque representaran un número tan pequeño, lograron influir para crear la primera instancia a favor de las mujeres con el apoyo de la Procuraduría de Justicia, el DIF y Radio y Televisión de Hidalgo. En este espacio, las mujeres que pertenecían al PRI, así como quienes trabajaban en alguna institución gubernamental empezaron a acercarse, a mostrar su interés, aunque no se querían identificar con el feminismo.

“En ese tiempo ya había un movimiento de mujeres simbólico en el estado, Carmen Rincón había sacudido a la sociedad hidalguense al denunciar lo que hoy llamamos violencia obstétrica y muchas mujeres se unieron a ella, yo estuve en esa lucha apoyando a Carmen. Sin embargo, el feminismo era una palabra prohibida, se le calificaba como algo malo y aunque había interés, la prudencia era mucho mayor. Algunas mujeres tanto del gobierno como del partido oficial “celebraban” el día de la mujer, en cuyos eventos los hombres encabezaban las ceremonias, y yo trataba como de despertarlas, de sacudirlas, de provocar que se organizaran de otra forma, que no les diera miedo decir soy feminista. Fue así como una vez, frente a cámara, en pleno noticiario, dije sin temor ni arrogancia: Este tema me preocupa porque soy feminista… ¿Eres feminista? -preguntaron sorprendidos- Sí, cuando quieres transformar la situación de las mujeres que han acudido a ti en busca de apoyo, eres feminista al tratar de enfrentar y transformar esta situación. Así lo aseguré en vivo y a todo color”.

Esta actitud hizo posible que otras mujeres se acercaran o se conocieran, así pudo advertir el trabajo que desde la década de los treinta realizó Enriqueta Monzalvo, quien promovió la creación de un monumento a la mujer, lugar donde muchas veces se conmemoró el 8 de marzo. La lucha de Carmen Rincón también había integrado a muchas hidalguenses a estos espacios de denuncia. Pero, Martha empezó a tener más contacto con quienes desde una institución buscaban provocar cambios a favor de las mujeres.

“En efecto, estas mujeres del PRI y de las secretarías o de otras instancias empezaron a hacerse más visibles o a considerar que desde su puesto podían hacer algo. Así, en el Consejo Estatal de Población, creado en 1984, desde su coordinación con Ligia González se apoyó para que empezaran a tomar cursos sobre cuestiones de género. Fue como pudo organizarse un grupo para que se fueran a la ciudad de México y llevaran un taller con Patricia Quiñónez, entre las que asistieron estaba Rosy Martín Barba, Estela Quiroz, Otilia Sánchez y yo. Sin duda, lo aprendido fue definitivo tanto para sensibilizar sobre el tema como para empezar a actuar, sobre todo, se fortaleció la certeza de crear una instancia para las hidalguenses. Se tocaron muchas puertas, nos topamos con mucha resistencia y rechazo, pero las mujeres de las instituciones fueron perseverantes y aliadas. Así, cuando Lugo Gil (1998-1999) fue gobernador se creó el Consejo Estatal de la Mujer, quedando al frente Gloria Conde. Aunque cabe destacar que en esa década de los noventa ya habían aparecido dos asociaciones civiles de mujeres: la primera fundada por Carmen Rincón, “Cihuatl” y, la segunda, creada por Carmen Campos y yo, a la que le pusimos “Proyecto de Televisión Independiente TV”, donde además de diversos productos audiovisuales hasta la fecha nos hemos dedicado a capacitar y ofrecer talleres a las mujeres, desde cuestiones de sexualidad hasta violencia de género”.

Fue así como el siglo XXI inició en Hidalgo con pautas de un pionerismo y acciones para fortalecer ese feminismo que crecía con dos raíces sólidas: Las mujeres de las asociaciones civiles y las mujeres de las instituciones gubernamentales. Un momento representativo puede reconocerse cuando por fin se creó el Instituto Hidalguense de la Mujer y quedó al frente Geraldina García Gordillo. Martha fue llamada para convertirse en la primera asesora de género de esta organización.

“Puedo asegurarte que esos primeros años del instituto fueron de trabajo constante, de ganas de aprender sobre género y como yo ya no estaba en Radio y Televisión de Hidalgo pude dedicarme completamente a mis asesorías. Se intentó de inmediato que la perspectiva de género fuera enseñada, comprendida y aplicada en cada instancia del gobierno. Así que empezamos a capacitar a mucha gente, a dar cursos de sensibilidad sobre el tema. Tres colegas –Lupita Islas, Norma y Martha (perdón, no recuerdo los apellidos)-, nos dividimos las regiones del estado para llevar nuestro tema. Yo trabajé con gente del Valle del Mezquital. Por supuesto, rápidamente quedamos rebasadas, tres mujeres tratando de cubrir 84 municipios era una enorme aventura, pero además, nosotras llegábamos con el tema de género y en cada exposición salían otros problemas que la gente quería combatir, desde la violencia, el alcoholismo, la salud, los embarazos de alto riesgo, el aborto… Tuvimos que ser todólogas, pero sin perder nunca la perspectiva de género. Fueron surgiendo más aliadas como Rocío Obregón, además Carmen Rincón había logrado que en su caso se castigará al culpable de la violencia obstétrica y aunque fue un castigo risible el que recibió ese médico, lo importante fue que se había logrado sentar un precedente, la importancia de la denuncia y de no dejar la lucha pese a los mil obstáculos enfrentados. De igual forma, Geraldina trataba desde el instituto de reunir a quienes les interesaba el tema, identificarlas y cohesionar. Fue así como surgieron las oficinas de apoyo a víctimas de violencia. Activistas e institucionales encontraron una causa común: las mujeres.”

Martha Canseco evocó los nombres de mujeres que desde el gobierno iban sumándose a la causa como Laura Vargas y María Elena Sañudo, titulares del DIF; desde el instituto primero Geraldina y luego Carmen Dorantes. En tanto que, desde las organizaciones civiles, Carmen Rincón, Otilia Sánchez, Carmen Campos y ella trabajaban con absoluta convicción. Activistas e institucionales reconociendo los puntos de unidad, de compartir preocupaciones y propuestas. Juntas armonizaron los tratados internacionales que México firmaba a favor de las mujeres, sus participaciones en las convenciones y encuentros en El Cairo o Belén Do Pará. Fue así como en 2007 fue publicada la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

“Por supuesto que no fue fácil, había mucha resistencia de los magistrados, de los diputados, había una férrea oposición, la sigue habiendo, pero al menos cada vez somos más, pero en ese tiempo, aunque éramos pocas, nos daba fuerza nuestras propias convicciones, la seguridad de que juntas, ellas institucionales, nosotras activistas, podía lograrse más. Se tardaba, pero había avances, como crear en la Cámara de Diputados una Comisión de Género. Todo fue insistencia y hasta necedad, unidad y argumentos puntuales. Fue así como se logró crear el primer Refugio para Mujeres Violentadas, quedando al frente Margarita Cabrera, y donde se sumaron las institucionales y las activistas, pero también las empresarias, las universidades, otras asociaciones independientes. Ya todas identificadas como feministas. Esto ha sido el trabajo feminista en Hidalgo, un trabajo conjunto. Es cierto, hay divisiones y diferencias, pero cuando reconocemos una causa común, nos sumamos. Por eso ahora ya existe una Secretaría de la Mujer de Hidalgo, un Centro de Justicia para Mujeres, la Ciudad de las Mujeres y varios institutos u oficinas con esta perspectiva. Es cierto, muchas feministas institucionales no se reconocen como tal todavía porque saben que en sus partidos o instancias pueden no solamente desaprobarlas sino marginarlas, pero lo que ellas no pueden decir, lo hacemos las que estamos en asociaciones civiles, las independientes y activistas. Reconocemos que el reto está en el cambio cultural, que los derechos son progresivos y que podemos a veces ser aliadas y otras veces no. Mira, en 2017 Bertha Miranda creó, apoyó y consolidó la Marea Verde en Hidalgo, ella que fundó Derechos sexuales y Reproductivos (Ddeser) y tiene una impecable trayectoria. Fortaleció este movimiento por el derecho al aborto, pero luego llegó otra mujer que jaloneó, que se apoderó de Marea Verde y provocó una división muy dolorosa para nuestro movimiento. Cuando Tania Meza quedó durante 100 días a cargo del Consejo Municipal de Pachuca, pese a lo representativo de que una feminista quedara en ese espacio, también hubo una división. Y ahora con las chavas jóvenes también hay tensión, pero no es un problema entre feministas, en este caso es un problema generacional, existe un divorcio entre nuestras experiencias y las de ellas. ¿Cómo resolver esto? Con una enorme voluntad y humildad de ambos lados, que los derechos de las mujeres, que a ambos lados nos preocupa, sea la luz que guía nuestra barca a buen puerto. Que reconozcamos lo que cada ola feminista luchó y reconoció. La primera, formada por nuestras ancestras, el punto era el reconocimiento de nuestra presencia en la sociedad. En la segunda, el derecho al voto. Luego llegó la tercera, donde yo me identifico y me integro, que decidió luchar por todos los demás derechos que debíamos gozar las mujeres. Peor en esta cuarta, la lucha es por su vida e integridad física, las chavas de hoy sufren una violencia que ninguna de mi generación sufrimos, luchan o las siguen matando. Creo que esto es lo que nos ha resquebrajado, que si lo reconocemos y nos sentamos a platicar, a ponernos de acuerdo, lo podremos superar, sumar nuestra experiencia y su empuje. Ojalá”.

En 2020 Martha Canseco formó parte del gabinete del Consejo Municipal de Pachuca y fue nombrado directora del Instituto Municipal de las Mujeres de la entidad. La experiencia le permitió llevar a cabo algunas acciones a favor de las mujeres, aunque también descubrió la farsa que muchas veces hay detrás de estos espacios, pues desde dentro observó desigualdad y violencia, posturas que cuidan lo políticamente correcto, el desinterés al tema que se ve reflejado en el bajo presupuesto asignado, la falta de reconocimiento a sus funciones, que no se llevaban a cabo acciones de contención para las psicólogas que atendían violencia; sin embargo, se llevaron a cabo decisiones significativas, entre ellas que se pasara de instituto a secretaría.

“Y así vamos avanzando, aunque se atraviesen mil tropiezos, como este reciente cuando en la Comisión de Género de la Cámara de Diputados se haya elegido a un hombre para quedar al frente de ella. Se hizo un pronunciamiento en contra de esa decisión, pero no vamos a darnos por vencidas por un caso así, lo importante es seguir adelante, que nuestro objetivo como movimiento feminista en Hidalgo sea reconocer lo que nos une, no lo que nos desune, encarrilar un cambio cultural de fondo. En lugar de tirarnos a la lona con algún tropiezo, va surgiendo la figura de una amazona, porque hay más hidalguenses definiéndose como feministas. Y lo sé, hay una luz al otro lado del río”.

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