ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo. Sí, hoy la película de “Barbie” está provocando todo tipo de reacciones, entre enojo y crítica, rechazo y complicidad, considerándola un retroceso o traición al feminismo, aunque también ha sido calificada como una voz que se desea oír y una mirada que se quiere compartir.
No, no voy a hacer todavía una reseña del filme, más bien quiero compartirles que no me ha sorprendido para nada la propuesta de su directora, Greta Gerwing (1983) a quien he seguido desde hace varios años.
Primera lo descubrí como actriz, no la olvido en “Mujeres del siglo XX” (2016) donde interpreta a la fotógrafa Abbie que enfrenta su cáncer con una fuerza admirable, dentro de un escenario donde diversas mujeres nos muestran formas de ser que pueden convertirse en espejo y situaciones que permiten comprender todos los perfiles femeninos que podemos explorar, conocer o desconocer. Aunque, una de mis producciones favoritas es “El plan de Maggy” (2015) donde ella es la protagonista y su personaje se enamora de un profesor casado, después de vivir con él, decide regresarlo a los brazos de su esposa, con quien se pone de acuerdo para devolvérselo. Simpática, ingenua y original, desde entonces seguí su carrera cinematográfica.
Por eso, fue muy grato cuando en la entrega de premios Óscar escuché su nombre porque estaba considerada para ser elegida como mejor directora por “Lady Bird” (2017), convirtiéndose en la quinta mujer en toda la historia de la entrega de ese galardón en ser considerada para esa terna. Además, su ópera prima también tenía nominaciones como mejor filme, guion y se estaba tomando en cuenta también a sus actrices, Saoirse Ronan y Laurie Metcalf.
El cartel de promoción era muy hermoso, ese perfil aguileño de Saoirse, entre retador e inocente, pensativa y perdida, segura e insegura. La mirada de nuestra directora comprueba lo que alguna vez había estudiado en el libro de “Estética feminista”, de Gisela Ecker, que cuando el ojo de una mujer enfoca una cámara la perspectiva es diferente, no mejor a la de un hombre, pero absolutamente distinta, nos espiamos de otra forma, nos observamos desde nuestro ser mujer. En el guion escrito se proponen otras tomas y otros diálogos, ya lo decía Griselda Gambaro:
“Entonces, lo que habría que pedirles a las escritoras es que vivan intensamente su condición de mujeres y que cuando escriban sólo estén atentas a lo que propone la escritura. Porque escribimos lo que somos y lo que somos estará ahí, sin necesidad de entorpecerlo con ningún propósito deliberado de crear literatura femenina”.
Entonces en “Lady Bird” la mirada y el texto permite la total expresión de esta joven mujer que nos hace amigas de una niña de 17 años, madres de una adolescente que niega su nombre porque jura llamarse Lady Bird, cómplices de una chavita que al explorar su alma tuerce su destino, espejo que va detrás de sus sueños, estereotipo que se rebela, bruja que da un brebaje al amor romántico para que delate su inutilidad.
Escenas memorables cuando madre e hija discuten mientras el coche avanza por la carretera y la chica decide aventarse mientras el auto está en marcha. Cuando decide perder la virginidad desencantada del momento y de la elección. La pregunta a su madre mientras se prueba el vestido de graduación: ¿Y si no me gusto? Cuando la madre regresa al aeropuerto, arrepentida de reñir con su hija, reconociendo lo absurdo de su orgullo por no querer que la vean llorar y se palpe su fragilidad, pero ya no la alcanza. Hombres vulnerables que reconocen sus depresiones o su homosexualidad. Esas cartas que delatan el amor-desamor maternal y que Lady Bird puede leer gracias a que su padre las guardó. La decisión de volverse a llamar Christine. El mejor baile de graduación porque danzas en brazos de tu mejor amiga. La sensibilidad de Greta Gerwing me conquistó para siempre.
Fue así como no dudé para nada cuando supe que había filmado una nueva versión de “Mujercitas” (2019), el clásico de la literatura mundial. Nuevamente su mirada y el guio que escribió coinciden con la perspectiva diferente que queremos ven en pantalla de los personajes femeninos. Por supuesto, fue leal a la historia, pero su manera de contarla fue muy diferente, dos escenas son memorables: El inicio cuando Jo lleva sus textos a ofrecerlos a un periódico para que se los publiquen y el final cuando la protagonista negocia con seguridad y confianza en sí misma la edición de su libro. La directora visitó la casa de la autora de esa memorable obra escrita en 1868 por Louisa May Alcott no solamente para recrear lo mejor posible su escenografía, sino para comprender mejor su inspiración, contagiarse de ella y darle la visión de una mujer del siglo XXI. Las cuatro hermanas de la historia son representadas con gran sensibilidad por cada una de las actrices elegidas, eligió a Lady Bird para ser Jo.
Nuevamente los hombres no ganan protagonismo, pero no dejan de estar presentes en la vida de las muchachas March. La escena en que Jo rechaza a su mejor amigo que está enamorado de ella, advirtiéndole que un hombre y una mujer pueden quererse sin necesidad de pasar la vida como esposos. La manera en que se expone relación agridulce entre Jo y Amy. Greta Gerwing respetó el alma de la novela y confesó que desde pequeña fue su obra preferida, por ello buscó la manera de representarla en esta época.
¿Qué puedo esperar de Barbie? Continuidad y madurez, complicidad con nosotras, guiños provocadores y palabras precisas para fortalecernos, volar como Lady Bird y escribir como Jo Marcha. Gracias Greta Gerwing, te prometo que este fin de semana veré Barbie.