ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo. El 30 de enero de 1969 el famoso cuarteto de Liverpool decidió dar un concierto en la parte alta de su estudio de grabación. Testimonios reiteran que en esa época la fragmentación del grupo estaba más que latente y dicho escenario representó una manera de hacer algo diferente. Pero, en ese espacio donde los Beatles eran las figuras centrales yo perfiero buscarlas a ellas, las mujeres que cada uno amó.
Las crónicas de la época detallan que el abrigo que ese día lució Lennon pertenecía a Yoko y el de Harrison a Pattie Boyd, hacía frío y fueron solidarias al cubrirlos con sus prendas. Lo mismo hizo Maureen al ceder su gabardina a Ringo. Mientras Linda atrapaba imágenes de Paul con la cámara, fiel a su vocación de fotógrafa.
Sin duda, las historias de ellas marcan toda una época, formas distintas de ser mujer y de brillar con su propia luz aunque el hombre que estaba a su lado fuera el ídolo de las multitudes.
La primera que atrapa miradas es Yoko Ono, todavía en este siglo hay discusiones en las redes sociales señalándola como la culpable de la separación del grupo. Tanto Lennon como McCartney reiteraban que ella no tuvo nada que ver. Yoko fue la primera mujer en estudiar Filosofía en Gakushūin, una prestigiada institución educativa en Japón. Empezó a filmar cuando pocas mujeres lo hacían. Uno de sus textos publicado en “Grapefruit”, su libro de arte conceptual, fue representativo para que Lennon escribiera “Imagina”. En 2017, durante la Gala de la National Music Publishers Association, se anunció que se le daría el crédito de coautora de esa gran canción. A sus 91 años Yoko sigue brillando por ella misma.
Linda Eastman, después preferiría tener el apellido McCartney, estudió en la Universidad de Arizona historia del arte y ahí confirmó su pasión por la fotografía, herencia de su familia, fundadores de Kodak. Especializada en fotos a personalidades del mundo del espectáculo, conoció a Paul en el momento de más fama con los Beatles. Se casaron a los seis meses. Sin dejar la fotografía, fue convencida por su esposo para formar parte de su banda Wings. Vegetariana, hizo libros de recetas y fue una gran activista por los derechos de los animales. Falleció en 1998, víctima de cáncer de mama, tenía 56 años. Al iniciar el siglo XXI se fundó el Centro Linda McCartney para personas enfermas de cáncer.
Maureen Starkey, mejor conocida Mo, y de soltera Mary Cox, trabajaba cortando el cabello y haciendo peinados. Sus visitas constantes a La Caverna le permitieron conocer a Ringo. La relación se complicó cuando su novio se hacía cada vez más famoso, pero se casaron en 1965. Solidaria, respondía las cartas que las fans escribían a los cuatro de Liverpool. Entre infidelidades y largos desencuentros, aceptó el divorcio en 1975. Se dedicó al cuidado de sus tres hijos. En 1980 se casó con el dueño de Hard Rock Café. A los 48 años ella murió por complicaciones de leucemia. Se le recuerda como una mujer dulce y generosa, bien querida por quienes la conocieron. Aquel día en la azotea, al terminar de interpretar Get Back, Paul dice: Thanks, Mo! Un detalle de su parte al ver a Maureen aplaudirles efusiva.
Pattie Boyd representa para mí la imagen clásica de una chica de la década de los sesenta: largo flequillo, grandes ojos enmarcados por el oscuro y espeso rimel negro, vestidos psicodélicos y botas yeye. Modelo, conquistó a George mientras filmaba “La noche de un día difícil”. Creo que como a ninguna otra, se insiste en que fue una musa. Entre las canciones que le inspiró a Harrison está “Something”. Su esposo también fue Eric Clapton quien declaró haberle escrito “Leyla”. A sus 80 años además de ser fotógrafa ha escrito libros sobre su vida.
Y mientras los Beatles cantaban en una azoteca aquel 30 de enero de 1969, cuatro mujeres diferentes colgaban ante el frío sol londinense sus propias historias, sin estar detrás de ningún hombre, brillando a su manera.
Sal de ti.
Obsérvate caminando en la calle.
Haz que tropieces con una piedra y caigas.
Observa.
Observa cómo mira la otra gente.
Observa con cuidado cómo caes,
cuánto tardas y con qué ritmo caes.
Observa como si fuera una película en blanco y negro.
Observa cómo te levantas de la caída.
Ve cuánto tardas en levantarte, cómo te paras
y qué haces después.
Observa como si fuera una película en tecnicolor.
Yoko Ono