Es preciosa la casita
Y la gente presente y formal que hay aquí:
¡Sus prejuicios tan hipócritas me enferman!
¡Su dinero y sus costumbres me dan risa!
¡Lucen falsas siempre todas sus sonrisas!
¡Qué triste sociedad!
Les ofrezco mi desprecio
Y deseo se destruya su cruel mundo
Decadente, triste y fugaz...
ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). Estas estrofas fueron interpretadas por Angélica María en la película que ella misma considera ha sido una de las mejores que filmó: “Cinco de chocolate y uno de fresa” (1967) donde rompió con el estereotipo de la novia eterna de México, virginal e ingenua, representando un personaje femenino en tres Brenda/Esperanza/Domitila en una historia psicodélica y provocadora, pues ella será una chava de onda, desinhibida y audaz, sobre todo, luego de probar unos hongos traídos de Oaxaca. Tal vez por eso, es raro que la transmitan en la tele y una se tenga que conformar con verla por YouTube.
Este 27 de septiembre ella cumplió 78 años, pero sigue igual de espléndida que desde sus inicios, cuando era solamente una niña que actuó en cintas con Pedro Infante, Arturo de Córdova y otros grandes del cine de la época de oro.
Adolescente decidió probar suerte como cantante donde además de las baladas románticas que le escribía Armando Manzanero, también trató de contraponerse a las otras melodías que estereotipaban a las chicas de la época por lo que le cantaba a Johnny el enojón, al chavo fortachón o a Edy príncipe azul. Sus éxitos la convirtieron en la preferida de esa época junto con César Costa, Alberto Vázquez y Enrique Guzmán, con quienes por cierto hizo películas color de rosa, hasta que rompió con los prejuicios, primero con “Cinco de fresa y uno de chocolate”, más tarde con “La verdadera vocación de Magdalena” (1971), filme donde la dirigió Jaime Humberto Hermosillo, e incluso con “El premio nobel del amor” (1976) donde era una muchacha que deseaba ser científica e inventaba cosas muy raras.
Nunca olvidaré el día que la vi en persona, cerca de los estudios Churubusco, en un restaurante contiguo a la Cineteca Nacional, en 1976. ¡Qué hermosa! Recuerdo muy bien ese rostro con poco maquillaje, esa sonrisa generosa, ese color de piel de estrella de cine. Fue muy bondadosa, yo iba con mis amigas, estábamos en la secundaria, y Angélica nos invitó a tomar una limonada y respondió a todas nuestras preguntas. Además, nos presentó a su novio, nos dio su autógrafo, pero muy discreta solicitó que también su novio, Raúl Vale, firmara la servilleta donde ella había estampado su firma y unas palabras cariñosas. En ese entonces era Ana del Aire, personaje de su exitosa telenovela, cuyo tema también delataba algo diferente para ver en la tele de aquellos tiempos:
Tengo la voz libre,
y en mi nombre de mujer,
en los labios
tengo alas de brisa,
horizontes
de pensamiento.
Tengo un camino
en el viento de cada mañana,
tengo entre mis manos,
la verdad de ser libre, libre,
me llamo Ana del Aire.
Por supuesto, me fascinó saber que tuvo una linda relación con mi escritor favorito, José Agustín, quien recuperó parte de esa historia en su autobiografía “El rock de la cárcel”, la describe con verdadero cariño y recuerda que trató de filmar su novela “De Perfil” y que Angélica interpretara a Raquelita, el personaje femenino de la historia, quien también era una cantante de moda -incluso dijeron que se había inspirado en ella o en Julissa para escribirlo. Nunca se concretó el plan, pero filmaron otra cinta rara y provocadora titulada “Ya sé quién eres (te he estado observando)” (1970), que nunca lo dejó satisfecho. Una vez, él escribió: “Mi encuentro con la novia. . . desde 1967 a 1972”:
“Angélica María tiene el pelo rizado al natural. De ahí empieza la conversación sobre su nueva moda y su forma tan particular de vestir, la noche se hace amena y nos empezamos a sentir más confiados y platicamos, sobre su carrera y sus proyectos. . . Angélica tiene muchas pecas lo cual permite que se le haga algún chiste sobre su origen estadounidense y según yo las pecas lo corroboran, pero mis chistes sobre su gringuez no le caen muy bien. Claro que soy mexicana, aclara con pasión. Soy más mexicana que tu idiota… y desde ese momento se rompe el desencanto que me cegaba a poder estar junto a ella y aparece la mujer que enamora a cualquier ser humano… Cuando está en el escenario agarra su patín y no hay quien la detenga, se entrega por completo vive el momento con toda la intensidad, canta como reina – es la mejor cantante que hay en México – y el público se transfigura, y es posesionado por su encanto por completo. Angélica María se vuelve un mundo de ternura, de pasión, de comprensión, de tolerancia de amor verdadero, complejo, intenso y contradictorio.”
Considero que los estudios e investigaciones sobre personajes de estos escenarios cinematográficos y de espectáculos han hecho poca justicia y reconocimiento a la gran trayectoria de Angélica María. Ella hizo peliculas representativas que rompieron prejuicios, realizó telenovelas donde sin problema alguno interpretó desde la joven damisela hasta la mamá madura, y produjo obras de teatro de gran éxito como Gigi, además de sus éxitos musicales. Por cierto, ella fue de las primeras, sino la primera, en creer en Juan Gabriel y le grabó “Tú sigues siendo el mismo”, que inauguró un nuevo género musical: la balada ranchera.
Yo he seguido con verdadero interés su carrrera, el nacimiento de su única hija, la manera tan sutil en que trató el tema de su divorcio, que se ría de su edad y no deje de trabajar, ya sea evocando esas viejas canciones o realizando nuevas producciones con Angeliquita Vale. Ya es abuela y habla con verdadero amor de sus nietos. Posiblemente por ello, fue la voz en la reconocida película de Disney “Coco” y es la abuelita Elena.
Angélica María, hija de una mujer que le heredó su seguridad e independencia -Angélica Ortiz, productora de teatro-, ha inspirado a escritores como Luis Zapata, tuvo un romance con Bono de U2 en 1992, fue vetada por Televisa y venció al cáncer de seno. Angélica María, cuya voz seguimos escuchando. Felices 78 años, novia de México.