CARLOS LEÓN
En 1951 nuevamente una fuerte tormenta convirtió la ciudad en una gran laguna y los bomberos y equipos de socorristas tuvieron mucho trabajo para ayudar a la población. En ese año el Gran Canal ya había perdido la mayor parte de su pendiente que permitía arrastrar su caudal hacia el túnel de Tequixquiac. Nuevamente la capital quedó sumergida, en algunas zonas hasta dos metros de altura. Ríos como el Consulado y el San Joaquín se desbordaron a causa de la incesante lluvia lo que agravó la capacidad del Gran Canal del Desagüe. En julio se publicó en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo para crear la Comisión Hidrológica de la Cuenca del Valle de México, cuyo objetivo principal fue la de evaluar opciones para sacar el agua de la inundación y al mismo tiempo buscar caudales alternos para satisfacer las necesidades de la Capital. Dentro de las acciones se decidió entubar los ríos: Churubusco, La Piedad, Becerra, Tacubaya, San Joaquín, Magdalena y Miramontes y se ampliaron algunas secciones del Gran Canal. También se construyeron plantas de bombeo para desalojar las aguas negras y de lluvia.
A pesar de los trabajos desarrollados se presentaron nuevas inundaciones. Entre 1954 y 1967 se construyeron nuevamente cientos de kilómetros de colectores, plantas de bombeo y seguían siendo insuficientes por el gran crecimiento de la población y el hundimiento de la ciudad. Se inició una nueva solución que se consideró era la respuesta definitiva, el inicio del Sistema de Drenaje Profundo, inaugurado en 1975. En los últimos años, este Sistema de Drenaje Profundo ha ampliado su cobertura hacia el sur y el este para auxiliar al río Churubusco y canalizar los grandes causes generados por el crecimiento de las alcaldías Iztapalapa y Tláhuac. El otro conducto para sacar el agua fuera del Valle de México, es el Gran Canal del Desagüe que recibe las descargas de toda la zona urbana, pero por el hundimiento de la ciudad dichas descargas deben efectuarse mediante bombeos y en los próximos años seguirá perdiendo pendiente de tal manera que podría llegar a ser completamente nula. La realidad nos muestra que mientras la ciudad siga creciendo cualquier solución no es definitiva.
Nuevo Plan del Gobierno Capitalino
En este contexto, el gobierno capitalino apostará por un cambio profundo en la gestión del agua. “Históricamente, nos hemos peleado con el agua. Primero desecamos lagos, luego la lluvia la tratamos como amenaza. Y al mismo tiempo, sobreexplotamos el acuífero” comentó Clara Brugada durante el evento del 30 de junio, celebrado en la colonia Ampliación Emiliano Zapata, en la Sierra de Santa Catarina, Iztapalapa. El nuevo programa busca un cambio de paradigma para corregir el desequilibrio que ha imperado. “Así como se colocan agujas en puntos críticos del cuerpo en la medicina tradicional china, intervendremos puntos estratégicos de la ciudad donde hay desequilibrio hídrico. Es una manera de hidratar el subsuelo en zonas donde históricamente sólo se ha extraído agua” explico la jefa de gobierno. La estrategia se desplegará en 100 puntos clave de la capital, empezando por Iztapalapa y extendiéndose a otras alcaldías como Tláhuac, Tlalpan, Álvaro Obregón y Magdalena Contreras. El programa contempla además de la infiltración de agua profunda, la captación pluvial con la rehabilitación de vasos reguladores, presas urbanas y cuerpos de agua que están en malas condiciones o subutilizados. La mandataria anunció además la recuperación del canal de Chalco y el Río Serpentino de Tláhuac como parte de las acciones complementarias al programa de acupuntura.
Propuesta de la UNAM
Una propuesta partió desde la Facultad de Arquitectura de la UNAM. La posible recuperación de la esencia lacustre en la Ciudad de México. Ada Avendaño Enciso, académica de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, expuso que “Es vital que existan cuerpos de agua en las ciudades, porque históricamente las urbes se asentaron en torno a éstos, además porque el vital líquido genera vida y diversos servicios ecosistemáticos”. La especialista aseguró que fue un desatino entubar un sinnúmero de ríos citadinos que contribuían de manera general a contar con un mejor ambiente en la ciudad, ya que al canalizarlos “no solamente perdimos ese equilibrio ecológico, sino que dañamos el subsuelo, debido a que se han desaprovechado por décadas los escurrimientos que genera la lluvia y de todo lo que rodea al valle de México”. “Aún estamos a tiempo de poder recuperar parte de esa memoria, y en lo posible tener un equilibrio ecológico para beneficio de los habitantes de la metrópoli. Es muy importante para la Ciudad de México, recobrar su esencia, sabemos que fue una zona lacustre, que atendía a la naturaleza y respondía a su entorno y a su contexto como un gran receptáculo de agua”.
Basado en el trabajo de titulación: México, ciudad regenerativa teoría y práctica de un nuevo paradigma urbanístico un proyecto de regeneración para el Canal de la Viga, que para obtener el grado de Arquitecta presentó Lucia Elsa Benavides Mondragón en la UNAM y que Ada Avendaño dirigió, se propone “la reinundación del Canal de la Viga, con una intervención de 8.1 kilómetros que crea un cauce de agua, grandes zonas de reparación ambiental, y una propuesta de intervención urbano-arquitectónica que contribuya a organizar la recuperación social y económica de ciertas zonas de la ciudad. Tras más de 500 años de apego a modelos de desarrollo urbano basado en desecar los lagos y sacar el agua que ha ocasionado una problemática en una zona donde el agua era lo que imperaba y ahora se carece del vital líquido. “Se trata de empezar como un ejercicio de acupuntura urbana, si rescatamos un tramo del Canal de la Viga, se pueden sumar una serie de acciones que podrían convertirse en otro paisaje urbano”, explicó la académica. “Quizá no se dé al 100 % porque el área está muy intervenida, hay muchas vialidades que interrumpen el recorrido del río, pero se puede hacer por tramos. Revertir parte de la entubación de dicho canal ayudaría a combatir la desecación del suelo, agrietamientos, oquedades, hundimientos diferenciales, islas de calor y además se recuperaría la memoria histórica de la zona” comentó Avendaño Enciso. Por último, la académica concluyó: Ojalá que estos trabajos fueran un referente para quienes toman decisiones y tienen la autoridad y el poder de modificar las políticas públicas.2
Posiblemente la petición de la académica fue escuchada, -al menos en una parte- y la Jefa de Gobierno, -como ya se leyó anteriormente- comienza a implementar cambios significativos con sus “100 puntos de Acupuntura Hídrica”, que consiste -entre otras acciones- en la perforación de pozos de absorción para la infiltración de millones de litros de agua de lluvia al subsuelo para la recarga y recuperación del acuífero de la capital del país.
Así que Agua que no has de beber, hay que inyectarla a los acuíferos y de acuerdo a cómo han estado las lluvias en la capital hay que recordar que: las aguas regresan a su cauce, así que hay que tener mucho cuidado en las vialidades que lleven nombre de ríos. Cuando el río suena es que agua lleva.