CARLOS LEÓN
Todos hemos sentido las intensas lluvias -y esto no es solo de ahora-, aunque el calentamiento global ha incrementado la magnitud de las estaciones. Este fenómeno climático siempre ha estado presente en la cuenca de México; las intensas lluvias provocaban que los lagos: Zumpango, Xaltocán, Texcoco, Xochimilco y Chalco, se unieran en un solo cuerpo de agua, causando inundaciones frecuentes. Estas inundaciones, obligaba a las civilizaciones a desarrollar estrategias de adaptación y manejo del agua, especialmente en la zona de Tenochtitlán. Para evitar las inundaciones, los mexicas construyeron sistemas hidráulicos como diques y canales. Haremos un recorrido histórico para entender mejor los cambios que se han dado para convivir con el agua y el cambio dramático que se dio a partir de la conquista y que hasta el día de hoy seguimos padeciendo las consecuencias de ese cambio de pensamiento al desecar los lagos, sacar el agua y los hundimientos que sufre la ciudad.
Según la cultura mexica, Tláloc es el dios de la lluvia, representado como un hombre con rasgos felinos, nariz prominente y dientes de jaguar, con una mochila en su espalda que simboliza su capacidad de controlar el agua y los fenómenos meteorológicos como truenos, relámpagos, granizo y tormentas. Los mexicas acostumbraban a agradecerle cuando las cosechas eran exitosas, mientras que en la época de sequías ofrecían sacrificios para solicitar la lluvia y así la prosperidad. Tláloc y su esposa Chalchihuitlicue, diosa del agua de los mares y lagos y defensora de los navegantes, además de esparcir la lluvia y controlar el agua para las cosechas, también los esposos eran protectores de la vida y de la muerte, gracias a su la capacidad de enviar tormentas para limpiar los males de la tierra y purificarla, pero también de provocar inundaciones y la pérdida de vidas y cosechas enteras.
La capital mexica, estaba construida sobre dos islotes, situados en la parte occidental del lago de Texcoco. Estos Islotes estaban separados por una acequia; la parte norte se denominada Tlatelolco y la del sur México-Tenochtitlan. En 1449 la capital sufrió los efectos de la primera inundación, gobernando Mocteczuma Ilhuicamina quien le pidió consejo al rey poeta Nezahualcóyotl, quien propuso y construyó un albarradón o gran muro que partiendo de Atzacualco, en el norte seguía casi en línea recta, atravesando la laguna hasta Iztapalapan, por el sur. Este dique fue construido con tierra y piedra, defendido por los flancos una estacada, para evitar la erosión. Esta obra de ingeniería tenía compuertas para regular la entrada y salida de las aguas y permitir el paso de canoas. A partir de la construcción del albarradón de Nazahualcoyotl, la laguna se dividió en dos partes, una conservó el nombre de Tetzcoco, al este y la otra recibió el nombre de México, por encontrarse en ella dicha ciudad. Poco a poco esta separación hizo que el lago de Tetzcoco fuera de agua salada y la de México de agua dulce pues en ella desaguaban los lagos de Xochimilco y Chalco, que estaban alimentados por manantiales de agua dulce. 1
Para evitar que la inundación viniera de los lagos del sur, de Xochimilco y Chalco, los mexicas construyeron un dique llamado de Cuitláhuac que dividía dichos lagos y la albarrada de Mexicaltzingo que partía de Culhuacan, formada por el cerro de la Estrella, para entroncar en la confluencia de la calzada de Coyoacán-Xochimilco, llamada en las crónicas de Iztapalapan. Los dos diques tenían compuertas para el control de las aguas y el paso de canoas.
En el año 1521, durante la lucha de conquista, Hernán Cortés inició la destrucción del albarradón de Nezahualcóyotl, para dejar libre el paso de los bergantines, entre las lagunas de Texcoco y de México y se abrieron varios boquetes. Asimismo, el acueducto del mismo rey poeta fue destruido para dejar sin agua potable a la ciudad y así someter con mayor facilidad a los mexicas. Después de algunas batallas ganadas, prosiguió la transformación: los canales fueron convertidos en drenajes y el agua de los lagos en depósitos de basura. El destruir las obras hidráulicas de los mexicas y las fuertes lluvias provocaron las grandes inundaciones, como la de 1555, a consecuencia de ello se decidió la construcción del albarradón de San Lázaro como medida para contener el agua, esta obra no fue suficiente y siguieron las inundaciones como la de 1604, una de las más grandes desde la caída de Tenochtitlán. En 1629 se dio el “Diluvio de San Mateo”, Una fuerte lluvia que se prolongó durante aproximadamente 40 horas y sumergió a la ciudad en más de dos metros de altura en algunas zonas durante 5 años, causando la pérdida de vidas, daños estructurales, así como un colapso económico generalizado y un pensamiento de un posible cambio de capital. -Actualmente podemos apreciar una cabeza de león en la esquina de Madero y Motolinía, que marca el nivel del agua al que se llegó en esa gran y catastrófica inundación-.
Para intentar resolver el problema de las inundaciones se propuso la construcción de un canal abierto llamado Túnel de Huehuetoca que atravesaría las montañas para desviar el río Cuautitlán y así disminuir el agua que se vertía al lago de Texcoco proveniente de los lagos San Cristóbal, Xaltocán y Zumpango. El desagüe del túnel desembocaría en el río Tula para de esa manera conducir el agua de la Cuenca de México por 300 km hasta el mar. La obra comenzó en 1607 y se aumentó su capacidad del túnel convirtiéndolo en canal, al cual se le nombró Tajo de Nochistongo.
Con el firme propósito de continuar con la extracción del agua de los lagos en 1794 se construyó un canal para recoger las aguas de los lagos San Cristóbal y Xaltocán y conectarlas con el Tajo y el lago de Zumpango. Con el paso de los años, El canal de Huehuetoca y el Tajo de Nochistongo se convertirán en su tramo final en el llamado Interceptor Poniente, uno de los drenajes más importantes de la ciudad hasta nuestros días.
Lo que por muchos años fue una cultura adaptada a las características hídricas del entorno, se convirtió para los conquistadores en un problema a resolver desecando los lagos. Así comenzó la radical transformación. Los canales fueron cambiados por calles y las canoas por carretas y poco a poco se fue transformando de ser una ciudad de agua en la ciudad de los palacios.
Los cambios continuaron y también las inundaciones, en el año 1865 ya como emperador Maximiliano de Habsburgo autorizó la obra conocida como Gran Canal del Desagüe, sin embargo la obra se inició hasta 1866 , se concibió como una canal de 39.5 km que iniciaba en el lago de Texcoco y culminaba en el túnel de Tequixquiac, de casi 10 km, para desalojar el agua de la cuenca y que constituyó la segunda salida artificial para el drenaje del valle de México y que Porfirio Díaz inauguraría hasta 1900. No obstante, la gran obra, en julio de 1900, la ciudad sufriría otra gran inundación, aunque no fue como la de 1629, se tuvo la necesidad de usar lanchas para transportarse. El sistema funcionó más o menos bien, hasta 1925, año en el que se presentaron nuevamente grandes inundaciones. En ese entonces se constató por primera vez que los hundimientos hicieron perder su pendiente al sistema de colectores y la explicación científica del fenómeno del hundimiento fue su relación con la extracción mediante pozos del agua del subsuelo.