SALVADOR MARTÍNEZ GARCÍA. Contrario a los pesimistas pronósticos que a lo largo del año estuvieron manifestando instituciones financieras, bancarias y empresariales, la economía mexicana creció en el 2022 a una tasa de 3 por ciento anual.
Los efectos de la pandemia por Covid-19, la guerra de Ucrania y la inflación creciente derivada de ambos fenómenos, no impidieron el crecimiento económico que muchos no esperaban y muchos más deseaban a fin de que el gobierno federal fracasara y se propiciaran elementos de crítica en este 2023, cuando se elegirá a los gobernadores del Estado de México y Coahuila.
Incluso la economía nacional logró un aumento del PIB superior al de Estados Unidos que concluyó el año con un 2.9 por ciento de aumento.
Las actividades industriales fueron las de mayor dinamismo con un alza de 3.2 por ciento anual mientras que las agropecuarias tuvieron 2.8 por ciento más y el sector de servicios aumentó 2.7 por ciento en 2022.
Los principales impulsos para el crecimiento provinieron de las exportaciones, la llegada de remesas del exterior y la inversión extranjera directa, atraída por el Nearshoring, esto es, la relocalización de grandes empresas industriales en zonas cercanas a los centros de consumo.
En este último aspecto las condiciones del T-MEC favorecen estas inversiones, por lo cual se espera que el crecimiento para este año sea también superior al estimado hace unos meses y pudiera alcanzar hasta un dos por ciento. El Fondo Monetario Internacional revisó su pronóstico al alza para ubicarlo en 1.7 por ciento para el 2023.
AHORROS
Se debe aceptar que los riesgos de recesión para la economía mundial prevalecen en este año y Estados Unidos aún no puede cantar victoria y desechar el peligro del estancamiento.
La elevada inflación, con la consecuencia de altas tasas de interés, puede desalentar la inversión productiva.
Otros factores negativos en el mundo son la guerra de Ucrania, que no se estima pueda concluir en el corto plazo, lo que hace más difícil contener el alza de los precios, peor aún la amenaza de un incremento exponencial de hidrocarburos, y hasta el estallamiento de una tercera Guerra Mundial.
En el marco geopolítico las cosas no están fáciles, pero a pesar de ello se tendrá que seguir en búsqueda de los factores que impulsen el crecimiento, pero también que logren una mejor redistribución de la riqueza, hoy extremadamente concentrada en unas cuantas manos.
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