SALVADOR MARTÍNEZ GARCÍA. En momentos en que el mundo vive situaciones convulsas por la guerra de Ucrania, a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se le ocurre visitar Taiwán, en contravención de la política de Washington de una sola China.
Auténticamente la decisión de la lideresa demócrata es una provocación al gobierno de Pekín y es como jugar con fuego cuando la relaciones de Estados Unidos y Rusia se estiran hasta la cercanía del rompimiento, como ahora lo hacen las relaciones con China, por una torpe decisión o una provocadora acción.
Desde hace algunos años, Estados Unidos había aceptado la política de una sola China, esto es reconocer solo al gobierno de Pekín y no al gobierno de la anteriormente llamada China Nacionalista radicado en Taipéi.
Para el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, la reunificación de Taiwán al resto del territorio Chino es “la tendencia inexorable de la historia”, por lo que la reanexión de la isla independentista es obligada y muy próxima.
Tras 19 horas y 20 minutos de pisar suelo taiwanés, Pelosi, abandono la isla pero, ello no remedió el clima hostil provocado con su visita, disfrazada de relaciones diplomáticas legislativas ajenas a la política oficial del presidente Joe Biden.
Nadie se explica que ganó Estados Unidos con esta visita, pues solo logró el afianzamiento de la alianza Ruso-China a la que se han adherido las naciones del BRICS (Asociación de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, entre otras) con lo que solo aumenta la confrontación entre las grandes potencias.
Por lo pronto China prohibió la importación de cien productos taiwaneses, entre ellos cítricos, galletas y pescados, y suspendió las exportaciones de arena a la isla, material clave para la industria de la construcción en Taipéi. En lo que desemboque está afrenta será Pelosi la responsable.
SUSURROS
También en México hay convulsión política derivada de las investigaciones que la Fiscalía General de la República (FGR), mantiene contra el expresidente Enrique Peña Nieto por delitos electorales, patrimoniales, lavado de dinero, transferencia internacionales ilegales y enriquecimiento ilícito.
La retahíla de acusaciones contra el exmandatario mexicano ha hecho pensar que más allá de la judicialización del caso, lo que se quiere es amarrar las manos de Peña y los priistas en momentos en que se pondrán en juego las elecciones para gobernador en el Estado de México y Coahuila.
También se advierte que hay molestia en el Gobierno Federal ante la renuencia del PRI y su dirigente Nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, para dar curso a las reformas constitucionales promovidas por Morena.
Sea el origen que sea, pero la situación de Pena Nieto e incluso su familia, es delicada y aun cuando no avancen las investigaciones, los solos señalamientos son un duro golpe del que se verá cómo y hasta donde se defiende.
¿Hasta dónde se llegará por ambas partes?
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