AUNQUE PESE/ Descontrol preelectoral

SALVADOR MARTÍNEZ G. De muy poco sirvieron los llamados del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, a los aspirantes a la candidatura presidencial del partido en el poder, pues todos se encuentran desatados en busca de los simpatizantes que habrán de apoyarlos en la encuesta decisoria esperada para agosto próximo.

La intención era al menos contener las ansias de las llamadas corcholatas, por lo menos hasta que trascurran los comicios para gobernador en el Estado de México y Coahuila, pero las campañas personales ya muy poco disimuladas le dan aquí, allá y acullá, lo que amenaza fracturar la unidad morenista.

La desconfianza en las encuestas la manifiesta particularmente el titular de la SRE, Marcelo Ebrard, el segundo en las encuestas, y el líder senatorial, Ricardo Monreal, sin posibilidades reales de ganar. Sin embargo, ambos pueden generar un ambiente de crispación entre los mimbreros y seguidores de Morena, así como los grupos presión internos y externos, gobernadores, senadores y diputados, muchos de los cuales dan su apoyo a una y en cuanto se aleja se los dan a otro, o a la inversa.

También se generan campañas bajo la mesa para atacar trayectorias, responsabilidades presentes o lanzar propuestas descabelladas, como la que nada le gusta a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, de postularla para la Rectoría de la UNAM y ser la primera mujer en encabezar la máxima casa de estudios del país.

Golpes bajos, patadas bajo la mesa y posiciones públicas encontradas de parte de las corcholatas o sus seguidores pueden descarrilar el proceso electivo. Lo que mucho de los opositores desean para poder recurrir a algún resentido que los abandere, por no haber sido postulado por su partido.

SUSURROS

Para la Ciudad de México no hay aún un proceso selectivo abierto para la jefatura de gobierno, aunque hay muchos apuntados, pero la realidad es que sólo un par, si acaso tres, tienen posibilidades reales de obtener la candidatura por Morena, la más serena, sensata y capaz de esas personalidades es, sin duda, Rosa Icela Rodríguez, actual secretaria federal de Seguridad y Protección Ciudadana.

En entrevista a un diario capitalino, Rosa Icela resalta otras de sus virtudes, la lealtad, que reclama, debe imperar, en quien vaya a suceder a Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de la República.

A Rosa Icela muchos la ven como la mejor para gobernar la Ciudad de México y al respecto define:

“Hay que continuar la transformación, porque ya están fijadas las bases. Esta debe ser una ciudad de avanzada, una ciudad educadora, donde quepan todos los que quieren estudiar; una ciudad que siempre esté de fiesta deportiva, de fiesta cultural, de fiesta en artes, en diseño; en fin, que sea la ciudad que hemos soñado”.

Habrá que esperar la definición del partido, pero la opción ahí está.

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