Además, se estima que el sismo dejó más de 21 mil personas heridas.
Adana, Turquía, 07 de febrero (almomento.mx/entresemana.mx). Los equipos de rescate en Turquía y el norte de Siria luchaban este martes contra reloj y el frío para buscar entre los escombros a sobrevivientes del violento sismo de 7.8 y de sus múltiples réplicas, cuyo balance ya superó los 5 mil muertos. En tanto, la ayuda internacional empezaba.
La primera sacudida, registrada en la madrugada de este lunes 6 de febrero, alcanzó una magnitud 7.8 y se sintió hasta en Líbano, Chipre y el norte de Irak.
En Turquía, el número de muertos se elevó a 3 mil 419 y 20 mil 534 personas heridas, de acuerdo con el vicepresidente Fuat Oktay. Mientras que en Siria, al menos mil 602 personas fallecieron y 3 mil 640 resultaron heridas, según los balances de las autoridades de Damasco y de los equipos de rescate de las zonas rebeldes.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, decretó el estado de emergencia por un periodo de tres meses en las 10 provincias del sureste azotadas por el sismo. En tanto, países de todo el mundo enviaron equipos para asistir en las tareas de rescate y la agencia de gestión de desastres de Turquía informó que ya había más de 24 mil 400 efectivos de emergencias, para trabajar en los cerca de 6 mil edificios derrumbados.
“Es una carrera contra el reloj“, advirtió el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Pues los intentos de dar con más sobrevivientes se veían obstaculizados por las gélidas temperaturas, la lluvia o la nieve, así como por las cerca de 200 réplicas, que sumaron peligrosidad a la búsqueda entre las inestables estructuras.
En toda la provincia de Hatay, justo al suroeste del epicentro del movimiento telúrico, las autoridades indicaron que hay hasta mil 500 edificios destruidos. Miles se cobijaron en pabellones deportivos o recintos para ferias, mientras que otros pasaron la noche a la intemperie, envueltos y mantas y alrededor de hogueras.
En Gaziantep, una capital provincial turca, a unos 33 kilómetros del epicentro, la población se refugió en centros comerciales, estadios, mezquitas y centros comunitarios. Mientras que en Jindires, una localidad siria en la frontera con Turquía, una recién nacida, todavía con el cordón umbilical unido a su madre fallecida, fue hallada viva.