LUIS RAMÍREZ BAQUEIRO
“Si no se respeta lo sagrado, no se tiene nada en que fijar la conducta.” – Confucio.
Xalapa, Veracruz. Con la inminente aprobación de la Reforma al Poder Judicial en la Cámara de Diputados por la irracional y complaciente mayoría morenista, vendrá el pase a la actuación de las y los senadores, que se han erigido en cámara revisora, que deberán analizar, estudiar y avalar la posible reforma.
Pero como eso no sucederá, los cuestionamientos y los reflectores se centrarán en la posibilidad de ¿quién será la o el senador que traicionará la confianza de los electores y le otorgará la mayoría calificada para aprobar la tan anhelada enmienda constitucional?
Mientras las miradas se habrán de centrar sobre la bancada del PRI que es hasta el momento es la única que no ha manifestado abiertamente su negativa a avalar la propuesta lopezobradorista, la realidad es que pudiera no salir de ahí el Judas que habrá de traicionar al pueblo de México.
Así mientras muchos opinan que será el senador Miguel Riquelme Solís del PRI el probable ausente por motivos de salud, la realidad es que el PRI y sus 17 senadores no habrán de exponer de más sus posibilidades de subsistencia, dejándole a los perseguidos políticos la puerta abierta a la negociación y a la vez al salvamento.
Así no le extrañe para nada que de las filas del Partido Acción Nacional (PAN) del que se juraron no habrá traiciones venga la probable ausencia de algún legislador que por motivos de salud pudiera excusarse de asistir o simplemente quede incomunicado.
Es así como Veracruz y sus senadores tomarán una relevancia importante.
Recientemente, un panista, ya mandó el mensaje de extender la mano a la gobernadora electa de Veracruz, Rocío Nahle García después de haberle propinado una vulgar, barata y negra campaña en contra para impedirle llegar al Gobierno del Estado, pero eso fue en campaña, ahora ya son otros tiempos –diría el joven heredero del Clan Yunista-, es momento de transitar.
La realidad es que, así como en su momento la ex senadora Indira Rosales San Román -miembro de ese mismo Clan- se desapareció en la aprobación de la Reforma para la Guardia Nacional, porque aquí no desaparecerse sin votar, ni comprometerse por alguna afección de salud.
Y es que el senador Miguel Ángel Yunes Márquez expresó sus malestares de salud –específicamente de espalda- previó a su arribo al Senado, con tal de evadirse de la órdenes de presentación emitidas por los juzgados veracruzanos, mismas que no fueran a enjaularlo, dejándole a purgar cárcel por sus tropelías y delitos.
La moneda está en el aire, pero innegable es la habilidad metamórfica de negociación de los miembros del Clan Albiazul para mantener su continuidad política y por supuesto mantenerse alejados de cualquier probabilidad de pisar la mazmorra.
Haga sus apuestas ¿quién será la o él traidor que tanto necesita Morena para consumar su asalto al Poder Judicial?
Al tiempo.
“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx