Año 2025 del Jubileo por el Primer Cuarto del Siglo XXI: Spes non confundit

ÁNGEL RAFAEL MARTÍNEZ ALARCÓN

Xalapa, Veracruz. Su Santidad Francisco, el pasado 9 de mayo de 2024, firmó la bula pontificia titulada «Spes non confundit» (La esperanza no defrauda), en la que convoca al Año Santo de 2025 para celebrar el primer cuarto del siglo XXI. Podríamos decir que han pasado rápidamente estos últimos años; todavía tengo frescos en la memoria los comentarios sobre la llegada del año 2000. Mil años antes, los habitantes de esos tiempos también estuvieron atrapados en ideas sobre el fin del mundo. En la pasada Navidad de 2024, se abrió la Puerta Santa para iniciar todas las actividades relacionadas con el Jubileo. Desde Roma hasta el último rincón del catolicismo, se abrirán las Puertas Santas para ganar indulgencias, tanto para los vivos como para los difuntos.

El pontífice romano, en esta última bula, hace referencia a la historia del Año Santo de 2025. “Este entretejido de esperanza y paciencia muestra claramente cómo la vida cristiana es un camino que también necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza, compañera insustituible que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús. Me agrada pensar que fue justamente un itinerario de gracia, animado por la espiritualidad popular, el que precedió la convocación del primer Jubileo en el año 1300. De hecho, no podemos olvidar las distintas formas a través de las cuales la gracia del perdón ha sido derramada con abundancia sobre el santo Pueblo fiel de Dios. Recordemos, por ejemplo, el gran «perdón» que san Celestino V quiso conceder a quienes se dirigían a la Basílica de Santa María de Collemaggio, en L’Aquila, durante los días 28 y 29 de agosto de 1294, seis años antes de que el Papa Bonifacio VIII instituyese el Año Santo. Así, la Iglesia ya experimentaba la gracia jubilar de la misericordia. E incluso antes, en el año 1216, el Papa Honorio III había acogido la súplica de san Francisco, que pedía la indulgencia para quienes visitaran la Porciúncula durante los dos primeros días de agosto. Lo mismo se puede afirmar para la peregrinación a Santiago de Compostela; en efecto, el Papa Calixto II, en 1122, concedió que se celebrase el Jubileo en ese Santuario cada vez que la fiesta del apóstol Santiago coincidiera con un domingo. Es bueno que esa modalidad «extendida» de celebraciones jubilares continúe, de manera que la fuerza del perdón de Dios sostenga y acompañe el camino de las comunidades y de las personas.”

Recuerdo que, a mis 9 años, el presbítero del Calvario, el Dr. José B. Zilli (1934-2016), invitó a mi madre a la peregrinación a Roma en 1975, para cruzar la Puerta Santa, cuando era Su Santidad Pablo VI (1978). Con ese don de palabra del padre Zilli, voló mi imaginación. Veinticinco años después de ese sueño infantil, crucé la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el año 2000, siendo Su Santidad Juan Pablo II (1920-2005). En ese verano, también crucé la Puerta Santa en la Catedral de Santiago de Compostela, ya como adulto, a los 33 años, cumpliendo fielmente todos los requisitos para ganar la indulgencia plenaria.

Bíblicamente, el concepto de jubileo lo encontramos en el capítulo 25 del libro de Levítico, donde se detalla el año de gracia del pueblo de Israel. La Iglesia Católica Apostólica Romana, tomando los lineamientos del Antiguo Testamento, pero con su sello, celebraba el jubileo cada cien años; en las últimas décadas, este período se ha modificado a cada 25 años o en circunstancias especiales.

La peregrinación ha sido fundamental para todas las religiones del mundo. Así, personajes como Abraham tuvieron que dejar su tierra y caminar hasta llegar al lugar que Dios le había designado. En el cristianismo católico, hay tres lugares santos para peregrinar: la Basílica de San Pedro en Roma, los lugares santos en Israel y Santiago de Compostela. En estos últimos meses, las agencias de viajes han promovido tours para viajar a la Ciudad Eterna, para ganar la indulgencia tras cruzar la Puerta Santa de San Pedro.

En el marco del Jubileo de 2025, la Iglesia Católica Apostólica Romana recordará los 1700 años  del Primer Concilio de Nicea, que tuvo lugar en mayo de 325, convocado por el emperador Constantino (280-337).

Al concluir la eucaristía del 24 de diciembre, Su Santidad Francisco, con el rito de abrir la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, afirmó: «Hermanas y hermanos, con la apertura de la Puerta Santa damos inicio a un nuevo Jubileo. Cada uno de nosotros puede entrar en el misterio de este anuncio de gracia. En esta noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo; en esta noche, Dios dice a cada uno: ¡también hay esperanza para ti! Hay esperanza para cada uno de nosotros. Pero no se olviden, hermanas y hermanos, que Dios perdona todo, Dios perdona siempre. No se olviden de esto, que es un modo de entender la esperanza en el Señor».

Para ganar la indulgencia plenaria hay confesarse, comulgar, orar por las intenciones del Papa en turno; anhelar la indulgencia por uno mismo, en caso de pedirla por un difundo, comulgar por segunda vez.

Aprovecho estas líneas para enviarles mis más sinceras felicitaciones por el inicio del Año Nuevo 2025, haciendo votos para que Dios les colme de su santo amor durante los 12 meses del año 2025.

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