>> No quite la mirada de Adán Augusto
>> Aunque AMLO lo niegue, hay Tapado
FRANCISCO GÓMEZ MAZA. ¿Son las encuestas las que decidirán quién será el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la Presidencia de la República?
¿Usted lo cree?
Con encuestas o sin encuestas, muchos analistas concluyen que el presidente Andrés López Obrador escogió ya, desde hace mucho, a Claudia Sheinbaum Pardo.
Sin embargo, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, aunque siempre se le ve segura de si misma y de la candidatura, adolece de hándicaps importantes como la tragedia de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo, ocurrida el 3 de mayo de 2021, a las 22:22 CDT (UTC-5), cuando un paso elevado en la alcaldía de Tláhuac, sostén de la línea se desplomó debajo del tren que lo recorría.
Recordarán que el paso elevado y los dos vagones finales del tren cayeron sobre la avenida Tláhuac, cerca de la estación de Olivos, ocasionando la muerte de 27 personas y dejando a otras 80 heridas, en el accidente más mortífero del Metro en casi cincuenta años.
Muchos ciudadanos de la capital de la república no pueden olvidar el dolor y el llanto que causó el accidente y lo que más les ha calado es que aún no se ha encontrado culpable del hecho, en el que están mezclados los nombres de Claudia y de Marcelo Ebrard Casaubón, el secretario de Relaciones Exteriores.
Las encuestas, sin embargo, colocan a ambos servidores públicos en el primero y segundo lugares en la marcha hacia la obtención de la candidatura morenista. Pero el hecho de las encuestas y de los nombres que las encabezan, en el fondo, este método de selección no satisface a muchos electores. Para empezar, ni Ebrard Casaubón ni el líder de la mayoría morenista en el Senado, Ricardo Monreal Ávila, depositan su confianza en ese método de selección, aparte de que se quejan de que no hay piso parejo para todos los aspirantes.
A veces pareciera que las preferencias del Presidente de la república están en la persona de la Jefa de Gobierno, porque AMLO la consiente en público y le levanta los brazos en señal triunfalista. Pero por otro lado está el paisano de Andrés Manuel, apellidado López. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, a quien el Presidente sacó de palacio de gobierno de Villahermosa donde trabajaba como gobernador de Tabasco para que le ayudara – así lo dijo López Obrador: “Adán Augusto me ayuda mucho. Mi hermano Adán Augusto- en la conducción de la política interior”. Y el paisano lo ha hecho muy bien. Nadie ni nada, ni la más radical oposición puede negarlo.
Pareciera que López Obrador juega con los nombres y las personalidades. Pareciera también que también estuviera comprometido en apoyar al canciller Ebrard, con quien había venido compartiendo momentos importantes en el proceso de selección y candidaturas, en el Gobierno de la Ciudad de México. Ebrard se comprometió con AMLO en la candidatura a la presidencia para el presente sexenio. Y AMO se comprometió con Ebrard.
Así que la moneda está en el aire. Ni la amistad, ni el desempeño, ni la popularidad pueden ser, ni el lugar en las encuestas, hasta el momento, pueden ser las señales de que fulano de tal será el candidato del partido lopezobradorista.
Lo único seguro es que Morena repetirá en la presidencia. La oposición está frita como un tamal callejero que se recuece en una sartén con harto aceite comestible. Pero quién será el candidato. Nadie puede asegurarlo. Puede ser Claudia. Puede ser Marcelo. Inclusive puede ser el doctor Ricardo Monreal Ávila, aunque su estadía en el partido y su relación con la oposición le han traído graves problemas con el presidente de la república, su amigo con el que fundó Morena. Y también puede ser el hermano, el paisano de López Obrador, cuyos apellidos son López Hernández, un político de izquierda del mismo establo de López Obrador.
El presidente se ha manifestado en contra de las prácticas del Viejo Régimen que privilegiaba al “Tapado”. Sin embargo, claro que en este Nuevo Régimen, aunque el presidente proclame que quien decidirá al candidato o candidata es el “pueblo”, la verdad es que “el pueblo” podría ser él. Y lo que más interesa al Presidente es que quien lo suceda continúe con la implementación de la Transformación de la vida pública nacional. Quién de los cuatro aspirantes está en posibilidades anímicas, posibilidades de compromiso político, para ser tan radical como AMLO, y darle continuidad a esa revolución de las conciencias.