>> Hay ya, francamente, porcentajes recesivos
>> Banco de México no puede controlar la inflación
FRANCISCO GÓMEZ MAZA. La economía mexicana está, desde que se inició 2022, entrando en recesión, aunque se resista.
La inflación la paraliza.
Y el Banco de México no puede con su rol de controlar el crecimiento desmedido de los precios de la economía, la inflación.
La política monetaria de la institución no es suficiente medicina.
Quizá lo que falte es controlar la avaricia. Ese mal que nace, y estalla, en las fibras más íntimas del deseo de poder sobre el resto.
La inflación ha crecido mucho y, por default, ésta arrastra al despeñadero a la actividad productiva. A mayor inflación, menor crecimiento, o crecimiento negativo.
El Banco de México, echando mano de su política monetaria, hace esfuerzos para controlar la inflación, pero mientras nace intentos fallidos de controlarla, sobre todo con el manejo de la tasa de interés, la economía se quiebra. Ya no resiste más los embates inflacionarios de las economías extranjeras con la que mantiene relaciones comerciales.
Es el cuento de nunca acabar en una economía gestada y criada en el subdesarrollo. Y México, a pesar de todos sus adelantos, es aún un país en el Subdesarrollo. Algunos se enfadan porque se dice que somos un país subdesarrollado, del Tercer Mundo. En muchas de sus regiones, en el sursureste, sólo es comparable con economías del Tercer Mundo.
La economía mexicana ha entrado en proceso recesivo, aunque puede ser que ya no pueda contraerse más de lo que se contrajo por culpa de la pandemia de coronavirus, cuando el SARS-Cov-2 destruyó miles de empresas productivas. Y acabó con millones de puestos de trabajo, poniendo de patitas en la calle a otros tantos millones trabajadores.
La inflación, medida por los índices de precios de la economía, ha crecido por encima del 7.2 por ciento en lo que va de 2022.
Si el crecimiento del indicador global de febrero se comparase con el de enero, no habría crecimiento de un mes a otro. En febrero, la economía retrocedió. Y la inflación se fue para arriba.
En febrero pasado, el IGAE (Indicador Global de la Actividad Económica) no presentó variación en su comparación mensual. Y este comportamiento significa estancamiento. que la economía está ya en recesión como lo aseguramos al inicio de esta nota.
Y es que, en febrero, las actividades económicas experimentaron un comportamiento negativo. La mayoría de las actividades económicas decreció en febrero.
Por componente y con datos ajustados por estacionalidad, la variación mensual en febrero de 2022 fue la siguiente: las actividades terciarias se incrementaron 0.6%, las primarias disminuyeron 3.8% y las secundarias cayeron 1%.
En febrero de este año, a tasa anual (Ojo: a tasa anual, y con series desestacionalizadas), el IGAE avanzó 2.7% en términos reales. Por grandes grupos de actividades, las terciarias aumentaron 2.8%, las secundarias crecieron 2.5% y las primarias descendieron 2.4%.
Las Actividades primarias son la extracción y obtención de materias primas, como la agricultura, la ganadería, la apicultura, la acuicultura, la pesca, la minería, la silvicultura y la explotación forestal.
Las Actividades secundarías: El sector secundario es el sector de la economía que transforma la materia prima, que es extraída o producida por el sector primario, en productos de consumo, o en bienes de equipo. Es decir: mientras que el sector primario se limita a obtener de manera directa los «recursos de la naturaleza», el sector secundario ejecuta procedimientos industriales para transformar dichos recursos.
Y las Actividades terciarias son el sector servicios o sector terciario; es el sector económico que engloba las actividades relacionadas con los servicios no productores o transformadores de bienes materiales. Generan servicios que se ofrecen para satisfacer las necesidades de cualquier población en el mundo.
Incluyen subsectores como comercio, comunicaciones, centro de llamadas, finanzas, turismo, hostelería, ocio, cultura, espectáculos, la administración pública y los denominados servicios públicos (sanidad, educación, atención a la dependencia), entre otros.
La mayoría de las empresas de la economía -pequeñas, sobre todo-, se enfrentan a la alta inflación y a la acción paralizante de la Pandemia, y la primera va creciendo inexorablemente.
Pero surge una pregunta: ¿Puede la economía que se hundió con la Pandemia, que devastó empresas, empleos, niveles de vida (aunque propició una gran concentración de riqueza en muy poquitas manos) hundirse aún más? Quién sabe.