>> Zoé renuncia a gubernatura; prefiere quedarse en el IMSS
>> Libre el camino para Eduardo Ramírez y Plácido Morales
FRANCISCO GÓMEZ MAZA
Chiapas está caliente. Muy caliente. A la violencia generada por grupos antagónicos de la delincuencia organizada, que guerrean por apoderarse de Chiapas, especialmente en la zona fronteriza con Guatemala, ahora se suma la intolerancia de aquellos ignorantes que se adelantaron a la quema de libros de texto gratuitos con el ingenuo pero perverso pretexto de que son “comunistas” y, de ribete, mucha gente que ya se había entusiasmado con que Zoé Robledo Aburto sería el candidato de Morena a la gubernatura estatal, ahora resulta que el presidente de la república anunció, en la mañanera de este lunes, que el director del Seguro Social le dijo que prefería quedarse en el gabinete presidencial porque quiere terminar con los compromisos asumidos para dejar establecido el sistema IMSS-Bienestar, y garantizar el derecho de la gente a la salud.
Los seguidores de Zoé se quedan huérfanos, sin ningún objetivo político. Tendrán que arrimarse ahora con Eduardo Ramírez Sanja Negra, dirigente del grupo de senadores de Morena, aunque de corazón verde, o con Plácido Morales, presidente del Tribunal Superior de Justicia, quien ya se mueve para crear cuadros en qué apoyarse en su eventual campaña, aunque todavía esté lejano el proceso electoral en el que Morena decidirá, imagino que también por encuestas, quien será su representante para la elección del 8 de diciembre.
La violencia criminal lleva ya buen rato en el estado gobernado por Rutilio Escandón, del grupo de López Obrador-Chiapas-Tabasco, personaje que ha sido rebasado por la acción criminal de los grupos de narcotraficantes, que dejan despobladas zonas chiapanecas porque la gente se ve obligada a dejar su casa y sus tierras, ya que es totalmente inseguro convivir con las bandas que la hostigan cotidianamente y amenazan su integridad.
Pero también, la acción contra los libros de texto gratuito del panismo ha logrado que grupos de personas ignorantes, que no fueron a la escuela de niños o, si fueron, los contra educaron, arremetan contra el fantasma del comunismo y este domingo realizaron una muy significativa quema de libros en San Cristóbal de Las Casas, en donde sobresale el conservadurismo eclesiástico y por intereses de negocios, como el de la madera. Alguien ha dicho que, en realidad, la quema fue una pantomima para meter ruido, particularmente en la conferencia matutina de este lunes.
Sin embargo, el hecho causó furor entre la derecha mexicana, uno de cuyos integrantes, el presidente del PAN, Marko Cortés, había sugerido, hace unos días que los padres de familia arrancaran de los libros aquellas páginas que “son inspiradas en el comunismo”, o “perversas” en materia sexual. Lo bueno es que ya nos sabemos el cuento de la derecha mexicana, entronizada en el PAN y en la inmensa mayoría de las iglesias catedrales del país, desde las que los obispos predican en contra de los avances que logran los gobiernos en este caso en favor de la educación de los niños de la escuela primaria. Igual estuvieron rabiosamente en contra en la década de los 60 y cada vez que se renuevan los libros con los que estudian los niños del nivel primario. Pero los libros son absolutamente necesarios para la mayoría de la población que adolece de medios para comprarlos en las librerías.
Las migraciones forzadas, por su parte, tienen tomado a Chiapas – no tienen otro camino- por las caravanas de centroamericanos, caribeños, africanos, entre otros, que llegan a Chiapas, la entrada sureña de México, para dirigirse, a pie, hacia la frontera norte en donde intentan cruzar o el Río Grande, el Bravo, o las alambradas o desiertos rumbo a los Estados Unidos en busca del famoso Sueño Americano.