
IRMA PILAR ORTIZ
Si no se había medido la magnitud del impacto de la Generación Z y del Movimiento del Sombrero, basta ver la magna movilización que el gobierno compró para demostrar al mundo el amor que tienen por él, porque “no vencerán al pueblo de México (la 4T) ni a su Presidenta”.
Hablan de 600 mil asistentes al Zócalo y sus alrededores y puede ser. Los habitantes de la zona centro de la Ciudad de México pudieron ver largas hileras, hasta en triple fila, de autobuses en los que “transportaron” a esos, dizque, simpatizantes con el gobierno.
Suponiendo sin conceder que no hayan dado dinero en mano a esos cientos de miles de simpatizantes, tan sólo el pago por el transporte y su estancia en la Ciudad de México, aunque sea por unas horas, significó la erogación de mucho dinero, que no salió de la bolsa de ningún político o líder pro 4T.
¡Son recursos públicos!
Mientras el gobierno monta un mega teatro en la Ciudad de México para decir que las movilizaciones de inconformidad no le afectan, porque conserva el amor del pueblo de México, es un hecho que el manejo y la gestión del agua, es un foco rojo que debería mantener en alerta a todos.
La molestia por el cambio a la Ley General de Aguas y a la Ley de Aguas Nacionales está latente y seguirán saliendo nombres de quienes acaparan el líquido, entre ellos muchos prominentes del partido en el gobierno.
Es el caso de la ex secretaria de Gobernación y ministra en retiro, ex senadora y actual diputada, como Olga Sánchez Cordero; el jefe de la oficina de AMLO en la Presidencia de la República, Alfonso Romo y, por supuesto, el coordinador de Morena, ex gobernador, ex senador en varias ocasiones y diputado, también varias veces, Ricardo Monreal y su poderosa familia que en total tienen en Zacatecas, mil 400 hectáreas de tierra de labor, ranchos agrícolas, plantas agroindustriales, gasolineras y residencias.
De acuerdo con registros de Conagua, Alfonso Romo tiene concesiones para el manejo anual de 16.8 millones de metros cúbicos de agua; Sánchez Cordero 2.6 millones de metros cúbicos de agua; y los Monreal con 843 mil 500 metros cúbicos, para uso agrícola.
La exministra y su familia es propietaria de amplias extensiones de terrenos agrícolas en Nuevo León, pero llama la atención que las concesiones de agua las obtuvo al llegar al Gabinete de Morena.
Por ejemplo, el nueve de noviembre de 2018, a menos de un mes de tomar protesta como secretaria de Gobernación, recibió 14 concesiones de agua para uso agrícola del Acuífero Citrícola Norte, un acuífero vedado y sobreexplotado en Nuevo León.
Después obtuvo tres concesiones en noviembre de 2018, cuando ya era público que ella sería secretaria de Gobernación con López Obrador; también tiene una concesión que data de 1997.
Alfonso Romo y su empresa biotecnológica EnerAll, con 15 mil hectáreas, produce y procesa granos como maíz, trigo, sorgo y soya, obtuvo en los últimos 10 años concesiones para explotar la mayor cantidad de agua subterránea para uso agrícola en la Península de Yucatán.
Y los Monreal que para hacer productivas sus mil 400 hectáreas que producen frijol, maíz, chile y ganado, requiere de esos miles de litros de agua, con concesiones que datan de 2001, cuando, casualmente, Ricardo era gobernador de Zacatecas, en el sobreexplotado acuífero Aguanaval, ubicado en Fresnillo.
Con su magna manifestación, el gobierno pretende esconder el descontento que generó los cambios a las leyes relacionadas con el agua, pero eso difícilmente lo podrán lograr. Porqué, además de ofender con descalificaciones a los productores agrícolas, sus encumbrados políticos sí pueden disponer de miles de litros de agua, incluso de acuíferos sobre explotados.
Por más muevan a algunos mexicanos para las manifestaciones de apoyo, todos sabemos que es como el amor comprado.
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