>> La Matanza en el Templo Mayor–Toxcatl
>> Cuando Perdimos La Mitad del Territorio
>> A 23 Años de la Muerte de Bertha de Cuevas
Mi Reconocimiento y Felicitación Para Las Profesoras y Los Profesores, Apóstoles del Magisterio, en Su Día, Este Lunes
JORGE HERRERA VALENZUELA. Al estar en una ceremonia dedicada a sus dioses Tezcatlipoca y Huitzilopochtli, en el Templo Mayor, 450 nobles mexicas, desarmados, fueron salvajemente asesinados por los soldados españoles comandados por Pedro de Alvarado, quien previamente ordenó cerrar las puertas e impedir la salida de los nativos. Era el 10 de Mayo de 1520.
El inhumano sacrificio también es conocido como La Matanza de Toxcatl, nombre del mes correspondiente en el calendario azteca. El Emperador o Rey Azteca era Moctezuma Xocoyotzin o Moctezuma II, quien muere el 29 de junio a consecuencia de una pedrada que recibió en la cabeza. La versión de ese golpe, es que con una honda Cuauhtémoc, sobrino del rey, lanzó la piedra.
Se argumentó, de acuerdo con la crónica de ese acontecimiento, Pedro de Alvarado “supo” que los mexicas planeaban asesinarlo. Tal vez era, porque el sanguinario español había participado en otra masacre similar, en Cholula, Puebla. Además de eso, De Alvarado se enojó porque los nobles no aceptaron que en el altar fuese colocada una efigie de la Virgen María y una Cruz, símbolo de la religión católica.
NOS ROBARON TERRITORIO
Luego de asumir en 1845 la presidencia de los Estados Unidos de América, James Knox Polk, entre sus cuatro prioridades de gobierno destacó “el adquirir, comprar” parte de la superficie que correspondía a México. Sin más pérdida de tiempo Polk envió a su personero John Slidell y le entregó un fajo de 30 millones de dólares para negociar la compra, ofreciendo en principio 24 millones de billetes verdes.
La respuesta mexicana inmediata, en ese 11 de mayo de 1846, un rotundo ¡NO!
Slidell ni siquiera fue recibido oficialmente. El rechazo contundente hizo que el yanqui regresara a Washington con la noticia de su fracaso. Polk se enfureció, no aceptó la negativa de los mexicanos de vender California y Nuevo México, además de Texas que de hecho ya se había anexado a los norteamericanos.
Con el apoyo del Congreso, Polk dio la orden de iniciar la guerra armada. Las tropas quedaron a las órdenes de Zachary Taylor. Se consumaba el comienzo de la primera invasión a tierras aztecas y cuya historia conocemos ampliamente. México sufrió el robo del 51 por ciento del territorio. Este es otro tema para comentario posterior.
En nuestra Historia Patria el principal responsable, el único culpable, se llamó Antonio López de Santa Anna, el veracruzano que de 1833 a 1855, interrumpidamente, ocupó 11 veces la Presidencia de la República, sin llegar a estar en la silla presidencial seis años. A este capítulo doloroso siguió el ataque bélico en el Castillo de Chapultepec y en varios sitios de la Ciudad de México, incluida la toma del exconvento de Churubusco.
BERTHA DE CUEVAS, PROMOTORA CULTURAL
En la promoción y asesoramiento cultural destacó, desde su juventud, una capitalina que con su trabajo nos heredó el Museo José Luis Cuevas, en la céntrica e histórica calle de Academia, en el costado Norte de Palacio Nacional. Ahí estuvo el Convento y el Templo de Santa Inés, cuya construcción a finales del Siglo XVIII fue costeada por el matrimonio de los nobles Diego de Caballero e Inés de Velasco.
Es injustificable y muestra de ignorancia no conocer a personajes como Bertha Lilia Riestra Menchaca, una capitalina que en enero pasado hubiese cumplido 86 años. Desde 1961 hasta el día de su muerte, el 9 de mayo del 2000, fue esposa del polémico pintor y cofundador de La Zona Rosa, en el D.F.; tuvieron tres hijas, Mariana, Ximena y María José.
Tuve oportunidad de conocer a la pareja en 1963, al entrevistar a José Luis, para el diario La Prensa. Ella muy amable y cordial. Vivían en un amplio departamento de la Calle Ángel Urraza, Colonia del Valle. Después supe que Bertha Lilia era una apasionada de la cultura y tanto en México como en París promovió y asesoró en esa materia.
Antes de continuar, les comento que José Luis estaba pintando un mural en el hospital La Castañeda y ahí conoció a una guapa joven de la que se enamoró a primera vista. Berta llegó a ese lugar para hacer una práctica de sus estudios de psicología en torno a los enfermos mentales ahí recluidos.
José Luis no dejó pasar tiempo. Directo lanzó su interrogatorio. Al grano, como decimos. La joven mostró asombro. Permaneció en silencio. Escuchó al pretendiente y se marchó.
¿Tienes Novio?
¡Sí!
¿Cuánto llevas con él?
Tres Años.
Vas a verlo y cortas con él, “una orden”.
A los tres días Bertha fue a la casa de los papás de José Luis, quien fingió estar muy enfermo. Se comprendieron, fugaz noviazgo y a vivir como marido y mujer.
Uno de los días más felices de Berta Riestra fue el 8 de julio de 1992 al ser inaugurado el Museo que lleva el nombre de su esposo. Numerosa concurrencia acudió a Academia 13, gente del pueblo, artistas de la plástica y políticos del momento. José Luis compartió con los asistentes y él junto con Bertha destilaban alegría.
La noche inaugural fue una fiesta-homenaje para el pintor y Bertha, la primera directora del museo. Los años siguientes fueron de alternancia entre los grandes pintores, grabadores dibujantes. La actividad intensa. Miles de personas visitaban el lugar, admirando a la entrada la escultura de Cuevas, La Giganta. Ocho metros de altura. Me dijeron que hay poca actividad, desde la pandemia.
Jamás olvidaremos la obra de la promotora cultural y entregada esposa, así como cariñosa madre. Descanse en paz Bertha Lilia Riestra Menchaca.