IRMA PILAR ORTIZ
Este domingo concluyó un capítulo nefasto para México, que nos llevará al fin de la República.
Todo esto se vislumbró el 3 de septiembre de año pasado en una ominosa sesión de la Cámara de Diputados que pasará a la historia como una de las más lamentables para el Poder Legislativo, aunque menos teatral a la que se dio en el Senado de la República el 11 de septiembre: la reforma al Poder Judicial.
Todo con el fin de halagar a quien días después dejaría la Presidencia de México: Andrés Manuel López Obrador.
Y es que, con una idea torcida del poder que puede tener el Jefe del Ejecutivo en México, el tabasqueño creyó que tenía las facultades para dar órdenes a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y forzar las resoluciones judiciales para que siempre fueran en el sentido que él quería.
Dejó a un lado la división de Poderes, principio político de una República, con pesos y contrapesos, que permitió a este país convertirse en uno de los más estables a nivel internacional.
Así que con un Legislativo rendido a los pies de un solo hombre, sí hombre como género, porque esa genuflexión sólo se vio ante López Obrador, ya no ante Claudia Sheinbaum, y la cooptación del Poder Judicial, este domingo inició una era de obscuridad, propiciada, ¡vaya paradoja!, por un partido político que se dice de izquierda.
Sobre la biografía de Ricardo Monreal y de Adán Augusto López caerá el estigma de haber sido los que prohijaron un desaseado proceso legislativo que llegó, incluso, a la amenaza y adquisición del senador Miguel Ángel Yunes Márquez.
Porque el diputado Monreal Ávila llevó a sus homólogos a un gimnasio de la Magdalena Mixuca, con la ausencia de las condiciones mínimas para sesionar, sin micrófono ni altavoz para escuchar lo que se estaba debatiendo, carente de medidas sanitarias para permanecer ahí 17 horas continuas, sin agua potable.
Y lo más importante, sin haber leído el dictamen que aprobarían a mano alzada en la madrugada del 4 de septiembre, lo que propició que hasta los ayudantes de los legisladores pro-gobierno, votaran, violando la ley, a favor de esa reforma legislativa que dio el tiro de gracia al Poder Judicial.
Un proceso que empezó 8 meses antes, atropellado, sin reglas claras, organizado sobre las rodillas, nos trajo hasta donde estamos hoy con dudas sobre los resultados.
Así, será hasta este martes cuando se conozcan los resultados de la elección de ministros a la Suprema Corte de Justicia.
Un día después, del Tribunal de Disciplina Judicial; luego de la Sala Superior del TEPJF, le siguen las salas Regionales del TEPJF, para el domingo 8 de junio de las Magistraturas de Circuito; hasta el martes siguiente de jueces y juezas de distrito y para el domingo 15 se entregarán las constancias de mayoría a los aspirantes.
Vamos a un Poder Judicial en manos de un partido político y ya empezamos a ver los excesos a los que nos enfrentaremos en un plazo breve.
Ya vimos el abuso que se cometió contra el Foro Cultural Alicia, ubicado en la colonia Santa María la Rivera en la Ciudad de México, cuando elementos de la Guardia Nacional, el Ejército y la Policía de la CDMX desalojaron a cientos de personas que escuchaban un concierto del músico vasco Fermín Muguruza.
Y otro más en las instalaciones de la Escuela Libre de Homeopatía, en Peralvillo, donde golpearon a vecinos de Tepito que se habían introducido al edificio para evitar que el Gobierno de la Ciudad de México instale ahí un albergue para migrantes.
En este último caso, llegaron al extremo de golpear a la diputada federal Mónica Sandoval, quien en un diagnóstico preliminar sufrió policontuNción, edematización en cráneo por golpes, desgarre muscular femoral del lado izquierdo y contunción en arcos costales del lado derecho.
Estos dos actos arbitrarios del Gobierno de Clara Brugada, son una primera muestra de lo que puede venir en este país, en donde difícilmente un juez va a dictar una orden en defensa de los ciudadanos.
El tiempo permitirá conocer los alcances de esta reforma que empezó mal, desaseada y sólo para satisfacer la egolatría de un hombre.