
Ciudad de México, 23 de diciembre (entresemana.mx). Desde el debate de la Ley de Ingresos 2026, en el PAN advertimos que el impuesto a los videojuegos violentos era improcedente, que estaba mal diseñado y resultaba complejo implementarlo
Señalamos que no existían criterios técnicos claros para definir qué videojuegos serían gravados, lo que abría la puerta a un eventual cobro discrecional, arbitrario y que abriría la puerta a posibles litigios de quienes resultaran afectados.
Advertimos también que no se establecieron candados ni mecanismos que garantizaran que los recursos se destinarían al cuidado de la salud como argumentaba el oficialismo. En el diseño, la medida solo tenía un fin recaudatorio, sin tomar en cuenta que generaría costos administrativos y afectaciones a millones de usuarios.
Por eso, Acción Nacional respaldó los argumentos de asociaciones del sector de videojuegos, desarrolladores y distribuidores, que alertaron sobre tres factores relevantes: 1) El riesgo de incentivar la informalidad digital; 2) Trasladar, median incremento de precios, el costo al consumidor y; 3) Generar complicaciones regulatorias para plataformas nacionales y extranjeras.
Hoy la presidenta reconoce que el impuesto es inviable, confirmando que en el PAN teníamos razón desde el inicio.
Por eso, celebramos y por supuesto avalamos que no se cobre el impuesto, pero lamentamos que una mala decisión se haya aprobado pese a todas las advertencias al aprobar una ley de ingresos “hecha sobre las rodillas”.
Nosotros vemos con buenos ojos la decisión de no cobrar el impuesto a los videojuegos, porque demuestra que cuando una medida es incorrecta, puede corregirse, pero lamentamos al propio tiempo que los 183 millones de pesos que se estimaron de recaudación, pudieron destinarse a programas importantes de salud, educación, seguridad e infraestructura tan necesarias y urgentes para el país.
Lo decimos con claridad: ya vimos que sí se puede, Presidenta. Si se reconoce que un impuesto mal diseñado afecta a las familias, entonces se deben revisar otros gravámenes que hoy están presionando el bolsillo de los mexicanos.
Por eso, si el primer paso fue reconocer el error y corregirlo, solicitamos que se haga lo mismo con otros impuestos. Es urgente que:
- Se elimine el incremento al IEPS a edulcorantes, que ya se está trasladando a precios de alimentos y bebidas, y también que;
- Se elimine el IEPS a gasolinas, con el objeto de mitigar el impacto inflacionario que hoy enfrentan hogares y sectores productivos.
No se trata de debilitar las finanzas públicas, sino de corregir impuestos que están alimentando la inflación y encareciendo la vida de millones de familias mexicanas.
Lo decimos con responsabilidad: la eliminación de estos impuestos no debe ser a costa de más deuda ni de mayor endeudamiento público.
México no necesita parches ni improvisaciones fiscales; necesita decisiones responsables que cuiden a las familias sin hipotecar el futuro.
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