LIBROS DE AYER Y HOY/ ¿El Torito impulsa la bebida con su menú?

TERESA GIL

Por alguna razón siempre que se habla del Torito, ese local donde se aplican las sanciones administrativas se cuela de alguna manera la broma. Está bien, hay que mantener el sentido de la vida, pero lo que está en juego en ese caso, es la vida misma. Conducir alcoholizado es un riesgo no solo para el conductor, sino para las personas que transitan, los vehículos que van cerca y las cosas mismas que son destruidas. Fue excelente la idea de parar a los borrachos, aunque siempre hay la salida de muchos que se evaden. Controlar esa medida ha salvado indudablemente muchas vidas que esperamos así sea en las restantes fiestas decembrinas. Pero ¿vale dar la idea de que se festeja a los sancionados, haciendo público el trato que se les dará, menú incluido y juegos especiales?

UN SITIO EL DEL TORITO QUE SE PRESTA A CRÓNICAS Y REPORTAJES

Ese sitio, el del Torito, que no es sino una prisión con celdas para cuatro personas cada una, está donde en tiempos pasados se mataban toros, situado en la alcaldía Miguel Hidalgo, allá por San Diego de Ocoyoacac.  La matanza de toros, nos imaginamos que después se movió a la plaza de toros. Al Torito son llevados los que han pasado del control bebible adecuado de alcohol y otros violadores administrativos hombres y mujeres, en lo que parece ya una pachanga. En las fiestas navideñas cayeron 777 conductores, que al menos tuvieron el consuelo de una buena cena  y la ventaja de que pueden leer y jugar ajedrez, que es uno de los juegos que se permiten. En eso son convencionales las autoridades; deberían de ser más estrictas, aún tratándose de medidas administrativas. Lo que está en riesgo con un conductor borracho es muy grave, siempre que haya demostración clara del alcoholismo. Porque he sabido de personas que por haber bebido una cerveza son detenidos. Tiene que haber cierta concentración alcohólica determinada.

EL JUEGO DEL MENÚ EXACERBA LA BROMA ¿SI ES UN CASTIGO, PARA QUE ALEGRAR?

Quizá para paliar una prisión administrativa que llevará varias horas, los responsables de esa prisión dan a conocer el menú de Navidad, Año Nuevo y otras fechas señaladas, como si fuera una fiesta y no lo es. Le da a uno hambre con tan solo ver las ofertas comestibles, incluyendo postre y refresco. No está por demás, como dijimos, que se presente este caso del Alcoholímetro como algo simple, aunque en realidad no lo es porque el alcohol es un vicio y corre parejo con las drogas que mencionó el gobierno federal el pasado martes 23 de diciembre, que aún afectan a un serio porcentaje de la población. En esa información Claudia Sheinbaum señaló que los menores han bajado su consumo de drogas, pero no así los adultos que lo han aumentado y destacó en cifras las altas y bajas también en el consumo de fentanilo. Aunque en éste, nada alarmante

LAS DROGAS Y VICIOS, PRETEXTO IMPERIAL PARA ENCENDER UNA GUERRA

El pretexto que utiliza Donald Trump para querer hacer la guerra en algunos países, sobre todo en Venezuela y Colombia, es la presunta responsabilidad de que millones de sus paisanos sean drogadictos y que los culpables seamos los exteriores, de donde solo surge la droga. La presencia de cárteles internos en Estados Unidos, la droga impulsada en su consumo, por una forma infeliz de vivir, no es tomada en cuenta por su gobierno en su pretexto para guerrear. Son los demás con esa concepción los culpables. En la lucha que se está dando en nuestro país para erradicar todo vicio que afecte la salud y termine en los suicidios que ya se mencionan sobre todo en adolescentes, ha sido permanente desde el anterior sexenio. Con los nuevos planes para seguir adelante en esa lucha por la erradicación, se da la respuesta.

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