
Hay que olvidar la lógica maniquea
de verdad y mentira, y centrarlos en la
intencionalidad de quienes mienten
Jacques Derrida
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Desde hace muchos años, el nivel educativo, cultural y político de los legisladores ha sido una verdadera calamidad. Se imponen la ignorancia y el descaro en los recintos; varias de sus propuestas rayan en el absurdo, mientras que otras no son más que un mandato para levantar la mano y nada más.
No se trata de que todos tengan un gran nivel educativo, porque en la sociedad hay de todo y ellos son representantes populares; pero una vez que se ocupa una curul o un escaño, deberían procurarse adquirir mayor preparación, grados académicos y, sobre todo, comportarse de manera ejemplar.
En la historia de las legislaturas hay varios episodios vergonzosos. Uno de los más recientes fueron los empujones entre Alejandro Moreno Cárdenas y Gerardo Fernández Noroña. La situación no pasó a mayores, el bocón de Noroña se victimizó mientras muchos le aplaudieron a “Alito”, todo producto de la prepotencia del morenista. Aclaro que estuvo muy mal el actuar de ambos; ese episodio pintó de cuerpo completo al viejo PRI y al nuevo, que es Morena.
De las fuentes legislativas que hay en la Ciudad de México —es decir, el Senado, la Cámara de Diputados y el Congreso de la Ciudad de México—, los reporteros, sobre todo los de mayor experiencia, coinciden en que la peor, vista incluso como castigo, es el Congreso local. En charlas con colegas señalan que no hay que perder la capacidad de asombro, porque cada legislatura arranca con sorpresas, incluso para los más incrédulos, y siempre logran superarse, negativamente hablando.
Para muestra, lo que sucedió ayer en el recinto de Donceles: diputadas de Morena y del PAN protagonizaron una trifulca durante la discusión del dictamen que desaparece el Instituto de Transparencia de la CDMX. Literalmente hubo codazos, empujones, jalones de cabello, gritos e insultos; después, todas se dijeron víctimas.
Ojalá que la memoria de los electores sirva de contrapeso, que no olvide y que seamos responsables a la hora de elegir. El Congreso de la Ciudad de México debe ser un espacio de debate, no una bronca de cantina. Les ganó lo irracional, a unos y a otros. ¿Cuándo retomarán la palabra y el debate? ¿Quién se siente representado por esos legisladores?
Entre Palabras
Manifestantes contra la invasión en Palestina sorprendieron al bailar “El Payaso de Rodeo” de durante una movilización a fuera del Congreso de la Ciudad. ¡Hay la llevan!
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Hasta la próxima.
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