PULSO/ Se va, se va y se fue

EDUARDO MERAZ

Sin necesidad de esperar información del vecino del norte, el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero pasará a retiro de sus labores, en un hecho anticipatorio del proceso de desgranamiento o demorenamiento del partido en el poder.

Este hecho, es una prueba fehaciente de la incapacidad enciclopédica del partido guinda y asociados para resistir y tratar de encontrar posibles soluciones al tiradero administrativo, fiscal, financiero y político del desgobierno de López Obrador.

La inminente partida de Alejandro Gertz Manero, se inscribe en esa tradición de rupturas que marcan el pulso de un país donde la justicia parece siempre caminar con muletas, y donde los cambios de figuras no necesariamente significan cambios de fondo.

La salida de Gertz Manero, muchos la atribuyen a problemas de salud, derivados de su avanzada edad, aunque para muchos expertos la labor del fiscal en poco ha abonado para solventar los problemas generados a lo largo de seis años de una gestión federal previa tan desastrosa, y cuyas secuelas parecen hundir más al país.

No se trata únicamente de la salida de un hombre, sino de la evidencia de un sistema que se desmorona en su intento de sostener la ilusión de orden, en especial del partido guinda que prometió regeneración, pero que su torpeza lo lleva a la paradoja de su propio desgaste: incapaz de resistir la presión de los hechos, incapaz de ofrecer soluciones al caos gubernativo, que se acumula como polvo en los rincones de Palacio Nacional.

Lo único cierto, es la inminente salida -por renuncia o destitución- del fiscal General de la República, ya que en los casos más espinosos y relevantes no alcanzó los resultados esperados, pero trató de “revivir” casos como el de Luis Donaldo Colosio.

Esta renovación de personal en una de las áreas estratégicas, en donde se supone se debería tener avances importantes para contener la inseguridad y la violencia ha sido decepcionante, pues indicaría cómo los poderes fácticos intervienen en defensa de sus intereses personales o grupales y arrastran al Derecho.

La posible terna para suplir a Alejandro Gertz es de personajes plenamente identificados con el oficialismo, con lo cual -en teoría- tendría el control absoluto, pues además de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, se sumaría el de la Fiscalía, supuestamente autónoma.

Tal condición podría endurecer más al oficialismo e inclinar la balanza hacia una autocracia, similar a la existente durante el porfiriato.

La justicia mexicana, bajo su mando, no logró contener la violencia ni la inseguridad que carcomen al país. Y en lugar de avanzar hacia un modelo de fiscalía autónoma, capaz de enfrentar a los poderes fácticos, se percibió una institución encapsulada en los hilos del oficialismo, como presagio.

La renuncia o destitución de Gertz Manero no es un hecho aislado; es parte de un proceso más amplio de desgranamiento del sistema político, en donde cada pieza que se mueve revela la fragilidad de un proyecto que prometió transformación y que hoy enfrenta el desgaste de sus propias contradicciones.

Y como nada escapa de los pactos y acuerdos entre las fuerzas que llevaron al poder a Morena; ajustes o cancelaciones de estrategias y personajes ocurrirán fatalmente, más temprano que tarde.

La gente sabe que los relevos en las altas esferas rara vez se traducen en mejoras palpables, así como también esta cierta de que la salida de un fiscal no detiene los homicidios, no frena la corrupción, no devuelve la confianza en las instituciones, pero sí busca un giro en la narrativa política: un recordatorio de que el poder es efímero, de que incluso los hombres que parecían intocables terminan por abandonar el escenario.

La realidad parece avanzar hacia un endurecimiento del oficialismo, hacia una concentración de poder que amenaza con sofocar las voces disidentes, que a nadie benefician, ni siquiera a quienes ocupan el poder.

Bien podríamos hablar de un dejá vú de “la sombra del caudillo” porfirista, época en la cual el poder se ejercía con mano férrea, y las instituciones eran meros instrumentos de control.

Y aunque Alejandro Gertz Manera “Se va, se va y se fue”, lo que realmente se queda es este régimen, en el cual los personajes cambian, pero la trama parece repetirse, hasta que también se va.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

El Consejo General del INE presentó el Informe de los resultados sobre los convenios de colaboración para la localización de personas desaparecidas, con corte al 20 de noviembre de 2025, y reveló que en al menos 23 estados no se han signado los acuerdos que facilitan la identificación a través del método de biometría.

En otras palabras, gobiernos desaparecidos de sus responsabilidades.

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