¡No, no y no!

IRMA PILAR ORTIZ

No hay represión.

No hay autoritarismo.

No hay persecución política.

No hay presos políticos.

No se criminaliza la movilización social.

Y así, vemos a la presidenta de la República tratando de negar, para cambiar, con demagogia, la realidad de México.

Les molesta que se compare a Claudia Sheinbaum con Gustavo Díaz Ordaz, pero es imposible.

Hoy vemos a la presidenta de México hablar de conjuras internacionales para desestabilizar al país, como la “ultraderecha” internacional, cuando en 1968 eran los “comunistas”, también internacionales.

Quién lo diría, son tantas las semejanzas con el pasado autoritario de México, que es imposible no hacer comparaciones.

Después del N15, vemos las, dizque, espontaneas manifestaciones de apoyo y simpatía a Sheinbaum, una réplica de cuando Díaz Ordaz y Luis Echeverría salían a las poblaciones de México y eran ovacionados y abrazados por niñas y niños.

Como en los años 60´s-70´s, pretenden dar la idea de que hay una gran aceptación hacia el partido en el poder y hacia ella como presidenta.

Mientras Sheinbaum sigue con un discurso que divide e incluso, se atreve a exigir a los demás que se callen y dejen de manifestar su inconformidad.

Pero la realidad es otra. Por más que se pretendan negar la descontento, ahí está el malestar de un grupo de la sociedad, como son la Generación Z, el 25 por ciento de la población en México, 30 millones de jóvenes que tienen entre 16 y 27 años.

La mayoría con estudios de bachillerato, pero que no tienen empleo y lo peor, no tienen una opción de emplearse y tener seguridad social y la posibilidad de un bienestar a futuro.

Hoy, la única opción para tener un porvenir es el autoempleo o bien buscar dentro de Morena una posibilidad de tener un ingreso, ya sea como comparsa o defensor de un gobierno que no gobierna, que reprime, criminaliza y doblega.

Por lo pronto, jóvenes que participaron en la marcha del 15N están sujetos a procedimiento judicial por el supuesto delito de amenazar de muerte a elementos de la policía. ¿Cuál es la prueba?, el mismo dicho de los uniformados, que mientras pateaban la cabeza de un manifestante, escucharon la amenaza de los jóvenes.

Tiene razón el diputado Federico Döring cuando dice que la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México que preside María Dolores González Sarabia, por cierto, hermana de la gobernadora de Morelos, guarda silencio ante la violencia ejercida por policías contra personas que participaron en la marcha del 15N.

Realmente sorprende la capacidad de los oficiales, para, llenos de adrenalina, poner atención a los dichos de quien está abatido, luchando por su vida.

Por lo pronto, el diputado Rubén Moreira repudió la detención arbitraria de los jóvenes que, ejerciendo su derecho constitucional a la libre manifestación, expresaron su inconformidad frente a la grave situación que vive el país en materia de seguridad.

En efecto, “estos jóvenes se han convertido en presos políticos de un gobierno revanchista y represor, que utiliza a las instituciones para intentar sofocar la voz ciudadana que exhibe las fallas del gobierno de Morena”.

El actual régimen busca descalificar, por todas las vías las expresiones de la sociedad.

Clara Brugada, al frente de la Ciudad de México, apoyada por el Gobierno federal, decidió confrontar, agredir, fabricar un ambiente de descalificación y criminalizar a quienes ejercían un derecho.

En otras 50 ciudades del país se realizaron manifestaciones similares, pero sólo en la Ciudad de México se pretende silenciar a la población utilizando a la fuerza pública.

Pero en México no hay autoritarismo, censura ni represión. ¡Aja!

En cuanto a libertades, como sociedad, retrocedimos 50 años.

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