
Toda pasión roza lo caótico,
pero la pasión del coleccionista roza
el caos de los recuerdos
Walter Benjamin
ARTURO SUÁREZ/ @arturosuarez
Ayer le daba cuenta del manual del político populista que cae irremediablemente en la demagogia; así se nos han ido siete años del primer y segundo piso de algo llamado Cuarta Transformación.
Porfirio Muñoz Ledo murió sin saber de qué se trataba la transformación. También el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ha mencionado que no comprende el concepto ni sabe de qué va la famosa 4T. Y ellos tuvieron y tienen autoridad moral para criticar a López Obrador, pues de alguna manera es hechura de ellos: los tres priistas, los tres políticos formados en el PRI más añejo e intolerante, bien sabían y saben de qué se trata la representación y sus riesgos para la democracia.
Mientras en Palacio Nacional continúan con la fiesta del mundial de futbol y desestiman, una y otra vez, a los partidos, y minimizan a los jóvenes que protestaron el sábado pasado en la marcha de la generación Z, ahí van los llamados para repetirla el próximo 20 de noviembre, a la par del desfile. Y de nuevo, más gasolina por parte de los jilgueros del régimen, azuzando una y otra vez.
Durante la mañanera en la que presentaron una aplicación para que los visitantes que entren el próximo año conozcan México y sus 32 entidades, así como las maravillas que ofrecen los pueblos mágicos, la secretaria Josefina Rodríguez asegura que “no pasa nada”; no se menciona la violencia que consume a varios estados ni se reconoce la realidad.
Hace unos días, en la Secretaría de Turismo, en un chacaleo luego del asesinato de Carlos Manzo, le pregunté sobre las acciones para apoyar a Michoacán y sus pueblos mágicos. La titular dijo que había visitado la región durante las festividades de muertos. Luego le insistí sobre la seguridad y me respondió que ella solo hablaba de turismo. Pero sin seguridad no hay turismo ni círculos virtuosos. Tan solo esta semana se registraron narcobloqueos, incendios y saqueos; negar no resuelve.
Ya en la ronda de preguntas y respuestas —por cierto, con sus paleros—, uno cuestionó qué sucedía con las alertas que lanzan desde Estados Unidos para que sus ciudadanos no visiten, o lo hagan con precaución, varias ciudades mexicanas. A esas alertas se sumó una de Canadá. Claudia Sheinbaum de inmediato atajó el cuestionamiento y dijo que no las tomaban tan en serio, que miles visitaban el país. Claro: no le queda de otra.
También le decía que Sheinbaum ya cayó en las encuestas y que ya no presumen aquel segundo lugar que tuvo el Pejelagarto y que presumía a la primera provocación. Lejos quedaron esos días. Por la marcha de la generación Z se han pronunciado políticos en Estados Unidos, incluido Donald Trump, quien aseguró que México tiene “muchos problemas”. De nuevo, en Palacio Nacional se minimizó el dicho del republicano. Esas son —aunque no les gusten— las reacciones de dos de nuestros socios comerciales más importantes, con los que se habrá de renegociar el TMEC.
Pero esa es la estrategia de comunicación: negar todo, no asumir nada y culpar al pasado. Pero eso no resuelve. Las demandas ciudadanas y las críticas son vitales en un régimen democrático, aunque no les guste. Se debe tomar muy en serio lo que se dice desde la Casa Blanca sobre posibles acciones en nuestro territorio, que obviamente nadie quiere, pero que los acontecimientos y las reacciones ponen la tentación en la mesa para Trump.
Las tareas y acciones que emprenda el gobierno para lavar su imagen de intolerante, de que el narco le va ganando la partida, deben ser profundas. Y si se sigue por el mismo rumbo, tendría que mostrar evidencias de que en realidad tiene la razón, más allá de narrativas alegres… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.
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