
ATIZAN EL INFIERNO
Un nobel transpuso el mar
las Antillas y una playa
para instalar su atalaya
con aviones y acorazados detrás
dispuestos a disparar
–afuera de sus cabales–
hasta vaciar arsenales
consumando la invasión
en pro de la apropiación
de recursos naturales.
El interés de las compañías
lo protege su gobierno
y si atizan el infierno
es que conocen las vías,
en los fatídicos días
revelarán el misterio
solo imponiendo un criterio
para lograr el despojo
matando con mucho arrojo
como acostumbra el imperio.
Rafael López Jiménez / X – 2025
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