PALABRAS MÁS/ ¡Cascabel de corrupción!

La imaginación es el mejor refugio,

el santuario en el que podemos

encontrar consuelo en tiempos difíciles

Thomas De Quincey

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez

Las últimas semanas se han convertido en una crisis para la 4T. Y que no vengan con el cuento de que se trata de una campaña de desprestigio para descarrilar el buen gobierno de López Obrador y de Claudia Sheinbaum: se encuentran ahí por sus omisiones, por la corrupción y por el escándalo que envuelve a varios de sus personajes, quienes deberían ser ejemplo de moralidad, pero eso quedó en el pasado. Así que “La barredora” y el “huachicol fiscal” los tienen enfurecidos.

Pensaron que estos episodios solo se trataban de otro escandalito que el tiempo iba a terminar por borrar, o que bastaría con recordar desde la mañanera —o en las mesas de análisis— la corrupción del PRI y del PAN, mentar a Genaro García Luna y listo; o soltar a sus jaurías rabiosas en las redes sociales y cerrar la pinza con sus youtuberos para lavar la cara. Pero las cosas se han complicado y, por primera vez, la oposición les pega buenos golpes. Que conste: eso no borra la historia de quienes fueron gobierno, y solo les queda el escándalo.

Tampoco fue la oposición quien los puso en ese lugar, porque siguen siendo incipientes y la mayoría de Morena los aplasta en temas legislativos. Los opositores continúan con sus estigmas y crisis. Así que es mérito de los oficialistas que hoy presentan fisuras: no están tan cohesionados como dicen sus líderes y van perdiendo credibilidad poco a poco. Ahí están los enojos de Adán Augusto López porque la prensa lo cuestiona sobre sus vínculos con Hernán Bermúdez Requena. Enfurece y llama “mentirosos” a los reporteros, cuando las filtraciones provienen de la FGR, que se presume es de ellos.

Cómo estarán las cosas que Alejandro Moreno Cárdenas y sus senadores también les hicieron pasar un mal rato. Como dicen: ¿con qué autoridad moral? Pues con la del cinismo. En pleno patio del Senado presentó un organigrama con “El Cártel de Macuspana”, encabezado por Andrés Manuel López Obrador y acompañado por algunos de los miembros de su gabinete, además de parte de su parentela.

Me cuentan desde el Senado que Adán Augusto, de nuevo, montó en cólera y varios se vieron sorprendidos no solo por la presentación, sino porque también les colocaron una manta gigante con las caras de los susodichos, acompañada de la leyenda: “El narco-gobierno que padece México”. Después, el personal de resguardo —que debe obedecer a la presidencia de la Mesa Directiva— intentó quitar la lona, pero los priistas, encabezados por “Alito”, se defendieron para que permaneciera. “¡Nos quieren callar!”, gritó. De nuevo, enojo de Adán, que ya no puede pasearse tan campante por las instalaciones porque no quiere preguntas incómodas.

La interrogante es: a pesar del mandato de defenderlo que sale desde Palacio Nacional y de la dirigencia del partido, se le ha visto solito. ¿Quién de su bancada o de los morenistas quisiera estar cerca de él?

Cómo cambian las cosas. Hace años, los que hoy gobiernan ocupaban el papel del PRI, y los que hoy son “oposición” justificaban sus propios escándalos. Tanto así, que los años, sus acciones y López Obrador les colocaron el cascabel; y cada que suena, dice corrupción. Hoy están en el camino de ponérselo a los morenistas y demostrar que son iguales.

Dicen que origen es destino. Qué mal para el país… pero mejor ahí la dejamos.

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Hasta la próxima.

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