
IRMA PILAR ORTIZ
Invariablemente hay un registro periodístico que perpetua los hechos o declaraciones de quien tiene tanto poder en México, como un Presidente de la República.
Por eso, constantemente se recuerda aquel 28 de septiembre de 2019 cuando el mismo López Obrador dijo esa frase que ahora le debe retumbar en la cabeza: “El presidente de México se entera de todo y no hay un negocio jugoso que se haga sin el visto bueno del presidente”.
Por eso, ahora que se destapó todo el contubernio entre militares, marinos, funcionarios públicos, empresarios y políticos, suena con fuerza las palabras que, desde la tribuna del Senado de la República, el senador Manuel Añorve restregó a los legisladores oficialistas: “el huachicol fiscal es algo que se instrumentó desde el sexenio pasado ‘con la autorización’ del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, en donde se involucró a diversas dependencias como la Secretaría de Marina y el SAT”.
En esto coincide con el general en retiro Eduardo León Trauwitz, quien fuera el encargado de la seguridad física de Pemex y que fue perseguido por López Obrador: “El presidente sabía lo que estaba sucediendo. Es falso que lo hayan engañado. Él lo permitió”.
Tal vez para descreditar lo que pudiera delatar, Andrés Manuel acusó al general de supuestamente orquestar un plan para robar combustible al gobierno mexicano. Ahora, desde Estados Unidos, el militar en retiro dio a conocer públicamente lo que realmente pasó en los 6 años del gobierno anterior.
En una entrevista radiofónica, Eduardo León reseño que él mismo informó a López Obrador que en el robo de combustibles estaban involucrados personajes de alto nivel que se confabularon para hacer el gran negocio.
“Desde hace 6 años, se descubrieron válvulas ilegales conectadas a ductos. Usaban mangueras de alta presión para llenar tambos y pipas. El huachicol en México lleva al menos seis años operando de forma sistemática y con el aval —o la omisión— de autoridades”.
Y continúa: “para que esta magnitud de robo ocurra, deben existir contratos, permisos y omisiones institucionales”, por lo que se infiere que el entonces presidente estaba perfectamente enterado de cómo estaban saqueando a Pemex.
Dicen los enterados que apenas se ve la punta del iceberg. “El daño al erario es multimillonario”. Y aquí sale a la luz el nombre del coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López Hernández.
Una investigación que publicó la revista Proceso se indica que, durante los tiempos de Adán Augusto en el gobierno de Tabasco, el huachicol enriqueció a líderes de grupos armados, autoridades municipales, estatales y federales, empresarios y trabajadores de Pemex.
“Aunque estuvieron bajo la mirada atenta del Ejército, muchos siguen operando con impunidad, y algunos incluso están a cargo de la seguridad del estado en la administración del gobernador Javier May Rodríguez”.
De acuerdo con esta publicación, al analizar más de 450 informes elaborados por el Centro Regional de Fusión de Inteligencia Sureste (Cerfi), en Tabasco, entre el verano de 2020 y mitad de 2021, se registran operaciones diarias del negocio del hidrocarburo ilícito. E implican desde el conductor de pipa hasta el empresario millonario.
Tan sólo para ver la magnitud de este jugoso negocio, al corte del primer trimestre del 2025 se registraron 2,650 tomas clandestinas de hidrocarburo, 20.5% menos en comparación con el mismo periodo del año anterior, y que significó quebrantos por 13 mil millones de pesos.
Mucho dinero, pero para entender porque estamos así, se debe destacar que, durante la Administración de Andrés Manuel López Obrador, Pemex perdió en total 2 billones de pesos, medidos en precios constantes del 2024. Mientras, se le otorgaron apoyos por 1.6 billones de pesos.
Todo esto explica la deuda pública que hoy tiene México, cercana a los 18 billones de pesos. Esta deuda implica que, cada mexicano, ya sea recién nacido o adulto mayor, debe en este momento 131 mil 738 pesos.
Algo más que agradecer a la 4T.
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