EL OTRO DATO/ Informe, retrato de un país distinto al México que vivimos

JUAN CHÁVEZ

Debate, una publicación de las columnas políticas aparecidas en los medios, cuestionó el primer informe de la presidenta Sheinbaum, señalando “Que soñó con ser histórico, pero terminó revelando contradicciones”.

La Redacción de Debate, bajo el título “Un año de gobierno: entre la promesa de transformación y las grietas del poder”, consignó, dirigiéndose a sus lectores:

“Estimado lector, El primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum llegó con la expectativa de ser un parteaguas político: el momento de mostrar dirección, resultados tangibles y una visión clara del futuro. Sin embargo, lo que debía consolidar la confianza de los ciudadanos y el prestigio del nuevo gobierno terminó generando un mosaico de interpretaciones críticas. Distintos columnistas coincidieron en que, más allá de los aplausos oficiales, el informe retrató un país distinto al que viven millones de mexicanos día a día”.

Hoy reproduzco los análisis de algunas columnas publicadas por Debate.

Carlos Bravo Regidor / Ruinas del Futuro / Opinión El Heraldo de México

El primer año de Claudia Sheinbaum ha sido un año marcado por las dificultades. Su aprobación es alta, los programas sociales siguen funcionando como una política pública de enorme popularidad, las conferencias mañaneras operan eficazmente como eje de su modelo de comunicación, no ha tenido que hacer cambios en su gabinete, en fin, a primera vista su gobierno proyecta una imagen de cierta firmeza y estabilidad. Detrás de esa apariencia, sin embargo, hay multitud de contrapuntos que cuentan otra historia.

La continuidad respecto a la presidencia de López Obrador no es un mero “legado”: es una manera de gobernar. Sheinbaum se ha mostrado no sólo eficaz para heredarla, sino incluso celosa de profundizarla. De la reforma judicial a la electoral, de la desaparición de los órganos autónomos al fortalecimiento de las fuerzas armadas, su agenda política ha seguido al pie de la letra el camino que dejó trazado su antecesor. Tras un año en el poder, no hay ni un atisbo de diferencia en ese sentido: el claudismo es, en efecto, el “segundo piso” del autoritarismo obradorista.

Joaquín López Dóriga en su columna plantea la esencia del problema: los informes de gobierno se han convertido en relatos personalizados, más diseñados para sostener narrativas que para rendir cuentas. Sheinbaum buscó proyectar un liderazgo sólido, pero la columna señala que lo hizo más desde la retórica que desde los logros comprobables. En otras palabras, cada actor político —la presidenta, la oposición, los medios— construyó su propia versión de “la realidad nacional”.

Raymundo Riva Palacio, destaca la paradoja del informe: mientras Sheinbaum habló de avances en bienestar y estabilidad, las preocupaciones de la sociedad se centran en problemas inmediatos como la inseguridad, el encarecimiento de la vida y la falta de empleos formales. El contraste entre prioridades gubernamentales y necesidades ciudadanas muestra una grieta difícil de ocultar.

Algo similar desarrolla Jorge Fernández Menéndez, quien describe la puesta en escena del informe como un ejercicio más onírico que realista. Los datos presentados, aunque correctos en apariencia, fueron planteados en un tono aspiracional, como si el país pudiera transformarse por decreto o por el simple deseo presidencial. Un informe convertido en sueño colectivo: inspirador para algunos, pero desconectado de los hechos cotidianos.

El terreno económico, siempre clave, tampoco salió bien librado. En su columna Darío Celis, subraya la aparente contradicción entre cifras y percepciones. Sí, las expectativas de crecimiento se ajustaron al alza, pasando de 0.20 % a 0.40 % para 2025. Pero ¿qué significa realmente un crecimiento tan bajo para un país que necesita empleo y productividad? Los columnistas coinciden: por más que se presuma estabilidad macroeconómica, esa mínima mejoría no impacta la vida diaria de la mayoría de los mexicanos.

El debate tomó un tono más severo con Ricardo Alemán, quien enumera errores discursivos y decisiones cuestionables que erosionan la credibilidad del liderazgo presidencial. No se trata solo de tropiezos retóricos, sino de señales de improvisación y desconexión con la realidad política, riesgos que podrían marcar el inicio de un sexenio plagado de dudas.

Pero la crítica más delicada recae en Carlos Marín, mismo que advierte sobre los primeros indicios de favoritismo y redes de poder en el nuevo gobierno. Si la promesa central fue erradicar la corrupción, estas señales tempranas son un golpe a la confianza ciudadana y un recordatorio de que los discursos anticorrupción pueden desmoronarse si no se acompañan de acciones contundentes.

En conjunto, las columnas trazan un mismo hilo conductor: Sheinbaum enfrenta un reto enorme para cerrar la brecha entre discurso y realidad. Su informe fue un despliegue de cifras y promesas, pero al mismo tiempo reveló vacíos, contradicciones y una desconexión con las demandas sociales más urgentes. El relato oficial intenta inspirar, pero las críticas coinciden en que el país requiere algo más que palabras: necesita decisiones firmes, transparencia y resultados visibles.

El primer informe de gobierno no será recordado por sus cifras, sino por las dudas que dejó abiertas. La narrativa presidencial soñó con proyectar esperanza; sin embargo, lo que quedó en la memoria colectiva fue la sensación de un gobierno que, más que rendir cuentas, buscó construir un relato. Ahora la verdadera prueba estará en si Sheinbaum logra convertir esas promesas en hechos concretos o si, como advierten los columnistas, este sexenio quedará marcado por la distancia entre lo que se dice y lo que realmente se vive en México.

www.entresemana.mx

Check Also

EL OTRO DATO/ El domingo 14, la Generación Z volverá a las calles de México

JUAN CHÁVEZ Es de esperarse que la nueva marcha no sea reprimida y que la …