
Las teorías científicas son herramientas
que nos permiten interpretar y
comprender el mundo que nos rodea
Thomas Samuel Kuhn
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Desde la llegada de Felipe Calderón a la presidencia en el 2006, se desató el terror de la violencia con una supuesta guerra en contra del narcotráfico, creció la inseguridad, los cárteles de las drogas se empoderaron y extendieron sus dominios, se asociaron con funcionarios como Genaro García Luna, ya sentenciado en Estados Unidos a 38 años de prisión, mientras Calderón ha sostenido que no estaba enterado de sus actividades ilícitas de su superpolicía.
A Calderón lo increparon los familiares de desaparecidos y muertos por la guerra, incluso a Margarita Zavala también le sucedió y en aquellos entonces, como ahora, la frivolidad de quienes ostentan el poder era una mentada, les salía por los poros para declarar que las víctimas eran “daño colateral”. Con Vicente Fox se registraron 914 desapariciones y escaló a 16 mil 889 con su sucesor, además de 122 mil 319 homicidios dolosos. Esa desgracia fue utilizada por la izquierda para hacer campaña contra aquel gobierno, ahora se escandalizan.
Con Enrique Peña Nieto la cosa solo cambió en la estrategia de comunicación, incluso se pidió a los medios bajar los conteos para intentar modificar la percepción, pero el punto de quiebre fue la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa que modificó los planes de las Reformas Estructurales del Estado. Con Peña se registraron 32 mil 682 desapariciones y 150 mil 451 homicidios, no hubo disminución. Esas cifras, la corrupción y el fracaso en seguridad fueron el trampolín para la tercera campaña de López Obrador.
De por sí ya era un desastre, un verdadero reguero de muertos y territorios perdidos con los malos y con López Obrador la cosa se puso peor. Con una campaña del hartazgo ciudadano, malos candidatos, el Pejelagarto ganó por amplio margen, parecía que tenía todas las respuestas y soluciones a dos sexenios perdidos, pero la realidad pronto nos alcanzó, tuvimos a un presidente improvisado con una política de brazos caídos que solo benefició a los narcotraficantes, según por humanismo, eso dejó 54 mil 49 desaparecidos y 167 mil 336 asesinatos. Con Claudia Sheinbaum Pardo, van 6,814 desaparecidos y 14 mil 102 homicidios.
Ni Calderón, ni Peña, ni López Obrador pudieron con el paquete, el país se convirtió en territorio de fosas clandestinas y de colectivos que buscan respuestas, por lo menos un lugar para llorar a sus muertos. Ahora con la presidente Sheinbaum la estrategia implementada por Omar García Harfuch, que por cierto se hizo policía con García Luna, es ir por los narcos, se habla de operativos, decomisos, y estrategia, pero seamos claros, la cosa ya no aguantaba y más cuando estamos en un entorno de presión por parte de Estados Unidos y la renegociación de T-MEC, amenazados por Trump y en la mira, por lo menos de la sospecha, varios gobernadores de la 4T.
Así que seguimos siendo un país de desaparecidos y muertos, nadie se alegra. Con una CNDH que se ha convertido en defensora de los intereses del Palacio Nacional. Ahí queda la salida de las dos titulares de la Comisión Nacional de Búsqueda, Teresa Reyes y Karla Quintana, por presiones de las madres buscadoras, se van entre fuertes críticas por su trabajo. Mientras tanto en ese camino vamos, pero no se trata solo de cifras, sino de vidas humanas truncadas y familias condenadas a la incertidumbre que se preguntan ¿Dónde están?… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.
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