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Jean Paul Sartre
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
La pandemia por Covid-19 quedó como símbolo de la primera mitad de este siglo XXI. Esa calamidad desnudó las capacidades de los gobiernos para hacer frente a una situación extrema en que se fueron, según la ONU, casi 15 millones de personas. Cierto es que sorprendió a todo el mundo, pero hubo gobiernos que no minimizaron los contagios y sobre todo que lo tomaron con la seriedad que se necesitaba, privilegiaron el bien común y la ciencia sobre la charlatanería, además de sistemas de salud sólidos construidos en años y no sobre las rodillas como lo hizo Andrés Manuel López Obrador y su gabinete de salud.
Antes de la pandemia, la cosa ya venía mal, la necedad del tabasqueño de terminar con todo lo que les recordara a sus adversarios lo llevaron a tomar malas decisiones y como nadie le salió al paso para decirle que no era lo mejor, se detonó la escasez de medicamentos. Según los que se decían superiores morales había una organización de empresarios corruptos que surtían al sector salud de fármacos y materiales que se hicieron de miles de millones de pesos, pero de nuevo no hubo una sola denuncia, tampoco hubo castigados o al Pejelagarto le temblaron las piernas para llevarlos ante la justicia.
Así se dieron las protestas por falta de tratamientos oncológicos para niños y desde la mañanera los desestimaron, a los padres les dijeron que la derecha los manipulaba y que eran parte de una trama golpista. En el Senado ni los recibieron, pero la realidad es que había carencias. Sin duda uno de los episodios más penosos fue el del subsecretario Hugo López-Gatell que en junio del 2021 fue a una entrevista con los moneros del régimen, ahí el infame funcionario se mostró cual era y junto con los zalameros dijo que la escasez se trataba de una campaña orquestada por la derecha para desestabilizar al gobierno.
El personaje cobró importancia porque fue el encargado de hacer frente a la pandemia del Covid-19, tenía que haberse comportado como un científico, pero no, en marzo del 2020 dijo que “la fuerza del presidente es moral, no es de contagio”, se convirtió en un charlatán, le siguió el juego al presidente que se había encomendado a unos “detentes”. Fue el mismo doctor al que le falló la estadística y terminamos con más de 330 mil muertos. Ahí quedan los números de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia que señaló que pudieron prevenirse casi 300 mil muertes.
En favor de Hugo López Gatell hay que decir que a López Obrador sí le cumplió, fue él quien cargó con la responsabilidad, hasta ahora moral, del exceso de muertes, de la falta de medicamentos y de los malos mensajes que se mandaron a la sociedad, aunque las denuncias están interpuestas en órganos internacionales.
El tal Gatell tampoco es santo de la devoción de Claudia Sheinbaum porque tuvieron desacuerdos cuando ella era jefa de Gobierno. Hizo el ridículo en aquello de buscar la Jefatura de Gobierno, no lo hicieron candidato y ni plurinominal en el Senado o en San lázaro, no le alcanzó ni para llegar al Congreso de la CDMX donde el nivel es bastante bajo. Si lo rescataron fue por petición del otro López y para cuidarlo hasta donde se pueda.
La administración de Claudia Sheinbaum aceptó el problema del desabasto en voz del subsecretario Eduardo Clark. Por si fuera poco, la mega farmacia solo abastecerá al centro del país. Y la vacuna patria, aunque dice Sheinbaum que se iba a utilizar en esta temporada de frio, simplemente no hay información certera.
En estos tiempos del “¡humanismo mexicano!” y que les gustan tanto que ofrezcan disculpas por mentir, no caería nada mal una de quienes fueron los responsables del gabinete de Salud en el sexenio de López… Pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.