PICOTAZO POLÍTICO/ Cien días sin crisis

MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS

Uno de los signos sexenales en nuestra cultura política eran las crisis económicas, con cada ocaso y su nacimiento, el país era involucrado en las turbulencias financieras, pulmonías que provocaban salida de capitales, especulación, un peso débil y un dólar padroteando nuestros ahorros. Somos millones los que formamos parte de esa generación del tablazo financiero, recordando que la del 94- 95 fue de las peores, tiempos en que Salinas dejaba la estafeta a Zedillo, y Ernesto, en modo manos de estómago, reventó a México ; la recesión de entonces, llevo al peso a una devaluación del 100% frente al dólar y la caída del PIB fue de 6.2 %, un datito que no menciona en sus conferencias a ingenuos universitarios , mismos que no tienen una remota idea de que trato «la matanza de Acteal», una tragedia ocurrida en ese mismo sexenio, así pues, Zedillo sigue siendo el gris doctorcete que ordenó la captura del sub comandante marcos y después se acobardo cuando palpo que México se le podía incendiar por andarse metiendo con el rockstar de la guerrillas poéticas.

Así fue el mundo de las mazmorras sexenales, hasta que la hoy presidenta Claudia Sheinbaum puede presumir que el suyo no es un gobierno que recibió la oficina en llamas, las vías férreas de la economía han permitido que esta nación se haya movido en las rutas de certidumbre y el reflejo se da en que la mandataria posee un nivel de aprobación entre el 75 y 80 por ciento.

Solo la miopía o la estupidez nos haría desconocer que su gobierno va asentando el modelo de los programas sociales como la mayor fuente de ingresos de millones de familias mexicanas, mismas que fueron despreciadas por otros gobiernos, esa ingeniería social, llamada cuarta transformación es el escudo, guste o no, de este gobierno, sino fuese efectivo, la oposición tendría grietas por donde colarse, pero no.

Estos cien días han demostrado lo que en este espacio habíamos advertido, la redirección del estilo presidencial en palacio está caminando , que sin rupturas , la presidenta ha sido practica y hábil para ir esculpiendo su propia silla , sin traicionar a quien la impulso y preservando el legado, un discurso que no da saltos abruptos, pero que ya , en la práctica, da señales de que  su tarea lleva  su sello, y evitar con inteligencia el no caer en la tentación de morder la manzana envenenada para darle gusto a los que exigen peleas y rupturas, muy bajo la doctrina de porra futbolera que todo quieren arreglar a madrazos.

Tenemos que realizar un contraste honesto de lo que son estos tiempos y  lo que ha ocurrido en el pasado, si nos hubiese golpeado una crisis económica como en los gobiernos priistas, la sociedad estaría maldiciendo a la  presidenta ( sus niveles de aprobación serian del 15 % como Peña o Calderón), los hogares de millones de mexicanos estaríamos en quiebra , los titulares de los periódicos publicarían las cifras de desempleo y de caídas de terror del PIB, el peso estaría en terapia intensiva, la inversión nacional y extranjera se esfumaría, la gasolina costaría mas de 50 pesos el litro, los grupos criminales recibirían oleadas de voluntarios provenientes del desempleo, reviviríamos los 80s o 90 s.

En estos cien días, se habla de otra cosa y lo que está por venir con Trump será materia a resolver con la mayor de las dignidades, pero con mentalidad abierta para saber adaptarnos ante este orangután. aceptemos que algo muy bueno se ha hecho, Claudia Sheinbaum, la presidenta lo esta haciendo muy bien.

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