R. MONDRAGÓN M.
El 9 de julio del 2018, el entonces presidente electo, López Obrador, aseguró que descentralizaría las dependencias del gobierno federal en todo el país, para permitir el crecimiento económico en todos los estados.
A pesar de que, en septiembre del 2023, se dijo que Medio Ambiente se trasladó a Yucatán, Bienestar a Oaxaca, Cultura a Tlaxcala, Energía a Tabasco, Salud a Guerrero, Pemex a Campeche, nada de eso ocurrió. Una mentira, promesas incumplidas de López Obrador.
“Una de las cosas que tenemos pendientes es lo de la descentralización. Nos afectó bastante la pandemia, como en otros casos, ya no se pudo”, justificó. Una más de sus costosas ocurrencias.
Debido a que desde el 9 de septiembre, Culiacán está convertida en zona de guerra entre dos grupos de narcotraficantes y que hasta ahora no ha terminado, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, por instrucciones de la presidenta CSP cambió temporalmente con la encomienda de devolver la tranquilidad y seguridad a los sinaloenses, con el apoyo de cientos de militares, marinos y policías federales.
Y su presencia ya dio los primeros buenos resultados, en dos operativos simultáneos en los municipios de Guasave y Ahome, se llevó a cabo el mayor decomiso de más una tonelada de fentanilo, así como la captura de Elier Jassiel Esquerra Félix y Javier Alonso Vázquez Sánchez, alias “El Tito”, ambos líderes del cartel de los Beltrán Leyva.
La droga decomisada, según las autoridades, pertenecía a Fausto Isidro Meza Flores, alias “El Chapo Isidro”, quien en los últimos años se ha dedicado a la producción y venta de fentanilo. Dicha droga sería enviada a Estados Unidos y Canadá, donde se distribuirían más de 20 millones de dosis con un valor superior a los 400 millones de dólares.
Con este histórico decomiso queda en evidencia lo que una y otra vez negó hasta el cansancio López Obrador, en México sí se produce fentanilo.
LAS HUELLAS DEL PASTOR
Jesús decía a sus discípulos, “sigan las huellas de su maestro y caminen por mi camino”. Y eso es justo lo que está haciendo Andrés Manuel López Beltrán el segundo hijo del expresidente.
El viernes pasado en su discurso, en la clausura de la gira nacional de Morena, en la Plaza de las Tres Cultura en Tlatelolco, se comprometió a preservar el legado de su padre, así como comprometer su vida al bienestar de la CDMX, porque primero son los pobres. “Mi familia y yo somos tabasqueños de nacimiento, pero nos sentimos chilangos por adopción y convicción. Esta ciudad nos dio todo, le debemos absolutamente todo. Por eso, le dedicaré mi vida y siempre lucharé por su bienestar, pero sobre todo por los más pobres”.
Queda claro que el segundo hijo de la dinastía López Beltrán, sigue muy bien las huellas de su pastor, primero jefe de gobierno de la CDMX y luego al Palacio Nacional