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JUAN CHÁVEZ
El meollo del problema China-México-Estados Unidos-Canadá está en el comercio ilegal que la potencia de los tigres de Asia ejerce sobre nuestro país desde que, apoyada con la tecnología gringa, creció económicamente hasta ser el rival principal de Gringolandia.
Hoy, ¿qué no produce China? Además, de extraordinaria calidad.
Productos textiles, eléctricos, tenis, discos, arroz, herramientas de origen chino, entre otros, se venden al por mayor en México. Figuran, inclusive, los precursores para producir el fentalino.
El quid del asunto es que además de las importaciones mexicanas legales, China introduce al mercado nacional, vía contrabando ilegal, cientos de productos de todas las ramas.
Recuerdo mis años mozos, allá por los 50s del siglo pasado, cuando comprábamos algún producto sin marca ni origen de hechura, decíamos escuetamente “es chino”.
En efecto, eran de China, que iniciaba sus “exportaciones fantasmas”, con una industria que todavía no alcanzaba la calidad que presume desde hace cinco décadas, por lo menos.
Unas pinzas de China, que me costaron 10 pesos, se me cayeron en un descuido y se rompieron al estrellarse contra el piso. Eso era antes. Las mismas pinzas valen en la actualidad 30 pesos, si son de nacionalidad china y adquiridas en cualquier tianguis.
Pero siguen siendo producto de comercio ilegal.
El relato viene a cuento porque el viernes 22 de noviembre, Claudia Sheinbaum, en respuesta a la presión de Canadá, estableció “tenemos un plan”, que hasta ahora desconozco, para frenar las exportaciones chinas a México.
La clave son las partes vehiculares que China vende a México para ser armadas en nuestro país y exportarlas a la Unión Americana.
La presidenta Sheinbaum aseguró que Estados Unidos, al incorporar a China a la Organización Mundial del Comercio, fue parte del proyecto para que el país asiático se volviera un gran exportador.
Sheinbaum ha declarado que tanto el país como Estados Unidos dependen de los productos de China, pues este se convirtió en uno de los grandes exportadores del mundo.
“Estados Unidos tiene muchas importaciones de China, de hecho fue parte de un proyecto económico de Estados Unidos durante muchos años. Canadá también, México también. Nosotros tenemos un plan», expresó la mandataria en una de sus conferencias matutina.
Aseguró además que con la pandemia también se hizo una revisión de la globalización, “pues no importaba si (eran) fabricadas en un país o en otro; lo importante era dónde era más barato y que se liberara el comercio”.
Los automóviles que se fabrican en México, ya sea que se exporten a Estados Unidos o que se queden en el país, tienen solamente 7 por ciento de contenido de productos que vienen de China, asegura el oficialismo. En Estados Unidos es 9 por ciento.
México también consume de China electrónicos en un 41.1 por ciento; eléctrico 9 por ciento; automotriz: 5.2 por ciento; maquinaria y equipo 6.8 por ciento; autopartes 5.8 por ciento; no sectorizado 4.6 por ciento; siderúrgico 3.4 por ciento; metalmecánico 5.1 por ciento; químico 3 por ciento; plástico 2.2 por ciento; vestido 1.8 por ciento; textil 1.3 por ciento; hidrocarburo: 1.1 por ciento; dispositivos médicos 0.9 por ciento; aeronáutico 0.8 por ciento; muebles: 0.7 por ciento.
Según la gráfica que exhibió la Presidenta, las importaciones desde Asia totalizan 211 mil 139 millones de dólares en México, cerca de la quinta parte de los 1.08 billones de dólares de lo que significan en Estados Unidos.
¿México dejará de comprar productos de China?
Claudia Sheinbaum argumentó que el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, y la secretaría de Economía desarrollan un plan con “el objetivo de sustituir esas importaciones que vienen de China y la mayor parte producirlas en México, sea con empresas mexicanas o, si no, con empresas principalmente de Norteamérica”.
Las cifras anteriores no incluyen productos del campo, como arroz y sorgo que México compra en cantidades considerables a China.
El secretario de Hacienda detalló que México tiene un déficit comercial con China que asciende a casi 80 mil millones de dólares.
La preocupación por la revisión del T-MEC en 2026 ha crecido desde el triunfo presidencial de Trump en Estados Unidos, donde prometió aranceles generalizados a las importaciones y tasas de al menos 100 por ciento a autos hechos en México, con el argumento que los hacen con marcas chinas.
Lo evidente es que la nao de China, desde tiempos remotos, sigue arribando a México llena de mercancías para ser distribuidas con prácticas de piratería y contrabando en los mercados, tiendas de autoservicios y tianguis mexicanos.
Usted vaya a los almacenes de primera a comprar una prenda textil y, en su acción de escogerla, fije la vista en la etiqueta y en español leerá: “Hecha en China”. Así es: estamos invadidos de prendas y otros productos fabricados en el Tigre Asiático que así ha logrado salir de la pobreza milenaria que vivió.
