“El amor tóxico, es una relación en la que ambas personas no se respetan”. Sabiduría popular
JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BLANCO
Hay relaciones, de amistad entrañable, de trabajo que motivan y nos hacen crecer, de cercanía y compañerismo intenso, también hay tóxicas, de interés, de conveniencia, de complicidad, para hacer dinero, para controlar, por necesidad; por sobrevivencia, hay intensas en engaños, traiciones y abusos; la de nuestro país con los Estados Unidos, tiene todo esto.
Nuestros vínculos, son difíciles de comprender, ellos nos robaron territorio, materias primas, nos invadieron, ya los invadimos también con millones de mexicanos viviendo allá, somos socios comerciales y fluye mucho dinero entre ambas naciones, así vivimos esta relación intensa, recíprocamente dependiente, tóxica en muchos sentidos, plagada de traiciones, abusos, mentiras.
Nuestras relaciones, son extraordinariamente difíciles, pero, necesarias, por nuestra condición de naciones inseparables, nos une, la frontera, la historia, los negocios, la cultura, nuestros pueblos mezclados, el estilo de vida, la economía y nuestro futuro, pero muy en especial, la necesidad de ofrecernos recíproca seguridad para subsistir.
Como toda relación tóxica, suele haber juegos de poder, de condescendencia, tolerancia, abusos e infidelidades; o le volvemos a poner cuidado a esta relación o se puede volver un dolor de muelas.
México, trajo a desfilar rusos a nuestra capital y se volvió motor de subsistencia para Cuba y países socialistas de América regalándoles petróleo e insumos, justo a aquellos que odian a los norteamericanos y por si no fuera poco, congelamos nuestra relación con ese país y hasta relegamos a su embajador a que se entendiera con el secretario de relaciones exteriores, cómo acontece con cualquier otro embajador de cualquier otro país menor.
Los pejistas, se sentían muy empoderados con estas acciones, le llaman soberanía o reivindicación, empero, para los norteamericanos fueron actos de traición a los compromisos de fidelidad, solidaridad y reciprocidad que amenazan su seguridad nacional y sus intereses.
A los Estados Unidos, no les ha caído bien que México se distancie de ellos para tener amores con el mundo socialista, se corrompa desmesuradamente y ceda funciones de gobierno a cárteles, menos con el que fabrica y vende el fentanilo que ya mató a medio millón de jóvenes norteamericanos.
Para ellos esta descomposición de México actualiza el terrorismo que amagan su seguridad nacional, bajo esta idea Trump se comprometió públicamente a resolver este riesgo y asumió como impostergable compromiso de abatir el dominio de cárteles en el gobierno mexicano y la invasión permanente a su territorio.
En estos temas México solo ha flotado mirando para otro lado y cómodamente festina la recepción de remesas y montañas de dinero por la venta de drogas que hacen posible el consumo del mercado interno y mueven la economía, mientras los Estados Unidos, ponen la lana y los difuntos por fentanilo.
Como es fácil de entender, no están cómodos; por ello, Trump receptivo con las voces que repudian estos vicios, anunció que, le dará a México muy breve tiempo para resolver estos temas y si no lo hace, él lo resolverá por la fuerza.
Fieles a su estilo, ya mandaron avisos que no debemos soslayar, una, por conducto de sus periodistas que anunciaron el vínculo del gobierno pejista con los cárteles, tema que inminentemente explotará con las declaraciones de los chapitos y del Mayo Zambada antes de que Trump asuma la presidencia y justifique la petición de que rueden cabezas.
Otra señal, la enviaron la semana pasada por conducto de Ken Salazar, quién regresando de Washington hizo público un discurso en el que posicionó el enojo de los Estados Unidos descalificando la estrategia de abrazos a los cárteles, exhibiendo que ha sido un fracaso rotundo y una mentira incompatible con la realidad.
Ese posicionamiento público, no es un tema menor, los ingenuos, escucharon que dijo eso, los que le entienden al juego de mensajes, percibieron una intolerancia de Trump con el narco obradorismo socialista y con Claudia incluida.
A partir del 20 de enero del 2025, el nuevo capítulo de esas difíciles relaciones entre nuestros países lo escribirán dos presidentes que se han distinguido por ser tramposos, traicioneros, actuar sin escrúpulos ni moral; Claudia y Trump quienes por sus características personales, negociarán sin cartas bajo la mesa, sus perfiles son muy conocidos e in compatibles con la elegancia y las formas diplomáticas.
Es muy probable que Trump, exija la cabeza del Peje, de miembros del ejército, de gobernadores, exgobernadores, que extingan los cárteles, que se resuelva el flujo migratorio y que México se separe del socialismo y que lo exija amenazando con cerrar sus fronteras e imponernos aranceles asfixiantes mediante alzas progresivas de 25% cada una y anunciando que por razones de seguridad nacional atacará militarmente a los cárteles; de hecho, ya anunció que amenazará con eso.
En contrapartida, Claudia tiene muy poco con qué negociar y nada con que convencer, mucho menos cuando en estas tierras gobernadas por narcos morenistas se incrementan los decapitados, los ataques armados, las masacres, ya hasta bombardeos, diario hay balaceras y desaparecidos, extorsionados; aquí reina el caos y la corrupción.
Mientras en los Estados Unidos, prepara su ofensiva, con funcionarios que se han decantado en favor del uso de la fuerza contra México, el gobierno Claudista sigue neceando con la reforma judicial y la extinción de las instituciones autónomas que la posicionarán como dictadora análoga a los países socialistas, en lugar de atender los temas que realmente interesan a la nación.
Su obsesión de poder la volverá vulnerable frente a los norteamericanos agraviados y enardecidos por el envenenamiento masivo de sus jóvenes y por el terrorismo bajo su frontera sur que los amaga.
Claudia, debería estar muy preocupada, los Estados Unidos se sienten agraviados y tienen con qué cumplir sus amenazas, no debe olvidar que siempre han querido el Istmo de Tehuantepec, la península de California y que odian los países socialistas que a su vez los odian a ellos; ya antes, el mismo Trump obligó a México a albergar a 30,000 migrantes diarios en espera de sus beneplácitos y se burló descaradamente de nuestro gobierno por aceptarlo.
Si las cosas se descomponen como parece inminente, viviremos delicadas tensiones y la relación de nuestros países, será como la de aquellas parejas que se colapsan para reencontrarse en esos vínculos difíciles que generan una extraña interdependencia adictiva.
Tanto Claudia como Trump, deben entender que no necesitan problemas que se salgan de control, que la fuerza, la razón y el poder del dinero imponen y que hay límites a la arrogancia, la demencia y la necedad, deberán poner los pies en la tierra y entender que sus posiciones son de efímeros jefes de estado, no sólo personales.
En todo tipo de relaciones tóxicas, hay codependencias, sentimientos de frustración y alivio, hay incomodidades y exigencias razonables unas y otras abusivas y manipulaciones perversas en las que unos se aprovechan de otros, pero también hay mieles; millones de personas de ambas naciones viven y prosperan con el trabajo y negocios de ambos pueblos.
Nuestra historia prueba que ya nos hemos ofendido rebasando límites, que entre ambas naciones hay agravios y apoyos valiosos, nuestro pueblo aprendió a disfrutar de las hamburguesas y ellos de los tacos, escuchamos su música y ellos la nuestra, vemos sus películas, nuestras economías se mueve por negocios recíprocos, aquí imitamos lo que hacen allá y ellos envidian nuestras alegría y hábitos de convivencia familiar, así hemos vivido compartiéndonos y pase lo que pase en los siguientes meses, en este vínculo inseparable, nos seguiremos lastimando y beneficiando recíprocamente, seguiremos viviendo en esta inseparable relación de amores perros.
José Carlos González Blanco.
19 de noviembre del 2024