FRANCISCO RODRÍGUEZ
Si usted se llega a preguntar cómo es posible que México, catalogado dentro de las primeras 15 economías mundiales, tenga a la mitad de su población en la pobreza y a un cuarto de ella en la miseria extrema, la respuesta la tendrá en los Presupuestos de ingresos y Egresos que anualmente se presentan a la simulada consideración de los legisladores.
Desde siempre, los gobiernos –PRI, PAN, ahora Morena– han actuado como los irresponsables paterfamilias que envían a sus hijos a vender chicles o a contorsionarse en los cruces de las calles, les quitan lo recaudado y lo dilapidan en caprichos y en conseguir más parejas para traer más infantes que también sean explotados.
El mejor ejemplo está en los Presupuestos presentados este último viernes por el titular de la SHCP Rogelio Ramírez de la O. Es inercial y demasiado optimista, según su propio equipo ha presumido, pero en realidad es acomodaticio, y alta y peligrosamente vengativo. Es producto de una claque de resentidos sociales.
Cada año el mismo show de larguísima duración para que sus señorías los diputados federales y, en su caso, los ilustrísimos senadores aprueben –sin haberlos leído siquiera– los dictámenes de las iniciativas de Ley de Ingresos y la de Egresos de la Federación, respectivamente, para el periodo fiscal siguiente.
Discusiones bizantinas, jocosas, actuadas, de todo tipo… que se traducen en absolutamente nada.
A final de cuentas, en los meses siguientes el Ejecutivo Federal en turno hace lo que quiere con nuestro dinero que no siempre es el que ellos dicen que van a recaudar –de ahí los endeudamientos internos e internacionales
Ordena al titular de la SHCP –quienquiera que sea– que mueva partidas de un lado a otro. Que porque primero los pobres en los Presupuestos públicos, para que sigan votando por los candidatos del partido en el poder. Que para reservar –en cash, but of course— o dar grandes pellizcos a las partidas presupuestales. Que para las cada vez más onerosas –e inútiles en el corto y mediano plazos– obras faraónicas del autoritario “caudillo” que aún manda aquí, Que para lo que se les hinchen los tanates, incluso porque el que ya se fue a “La Chingada” tiene la idea fija de que el dinero público es de él y sólo para él.
Y todo ello se da ante la pasividad y, las más de las veces, frente a la omisión de la Auditoría Superior de la Federación, cuyo actual titular David Colmenares Páramo, pareciera estar sobornado, chantajeado o hasta amenazado por usted YSQ.
Vemos hoy los mismos artificios, las mismas tretas de un gobiernito como el como el de Felipe Calderón, como el Enrique Peña Nieto, como el de Andrés Manuel López Obrador… como el de todos los antecesores de Claudia Sheinbaum. ¡Porque todos son iguales! ¡Aunque la de hoy se ve “más pior”!
Prioridad, la compra de votos
Y es que los de la Cuarta Transformación, tanto el del primer piso como el del segundo, les soplan vientos de fronda por su incompetencia comprobada, por su corrupción desenfrenada y por sus procederes electoreros, pero que se empeña todos los días en tomar decisiones atentatorias contra nuestros bolsillos y nuestra indignación.
Los legisladores del Movimiento de AMLO, los de la llamada 4T –cualquier cosa que esto signifique– han ubicado al aparato gubernamental en un callejón sin salida, en un descrédito histórico por no cambiarle siquiera una coma al ukase autoritario enviado desde las alas sur y norte de Palacio Nacional.
Presupuestos para regalar dinero. Para comprar votos cada vez más caros dadas las fallas e incumplimientos de la Administración.
Para producir esos bodrios no hace falta tener siempre la mayoría parlamentaria. Cualquier fracción lo puede proponer. De nada sirven las mayorías cagatintas de leyes que avergüenzan, productoras de normas que engrosaran los archivos, lo mismo que de textos en blanco y negro que no corresponden a la realidad de este país.
Así sólo se va al revoltijo, al chile huevillo del caprichato, a sentar las bases permanentes del autoritarismo cómplice. Y luego se quejan de que el producto nacional bruto ande en veinte menos cero, de que no funcione el aparato productivo, de que los niveles de aceptación ciudadana estén en los deciles más bajos. De que haya una decepción generalizada sobre la Cuarta Transformación.
El Presupuesto de Egresos raya los límites de la impericia. Está en el fondo de la vorágine de ingobernabilidad, preside el país sin esperanza. Pero la SHCP y la Presidente formal Claudia Sheinbaum no caben de contentos. Ni se imaginan lo que hicieron. Pasaron a mejor vida lo sustancial del sistema. Los mandatos esenciales, y privilegiaron lo insulso.
¿Cuáles son los sustanciales? Los importantes y necesarios: el empleo, la justicia, las medicinas, la enseñanza pública, los alimentos oportunos y suficientes, la seguridad, los programas de obras públicas a población abierta, las elecciones limpias, tranquilas y copiosas, la educación digital tan necesaria, el concepto del estado social y democrático de Derecho.
Con este Presupuesto de Egresos, no sólo dejó de empollarse el huevo amenazante. Corrió la misma suerte de fracaso que todas las promesas de campaña, y hasta la razón de ser de las oposiciones y de los gobiernos de izquierda. ¿Para qué queremos una izquierda que rebasa al neoliberalismo por la derecha?
Muchos recursos serán robados
Robar sin decoro. Al fin y al cabo, el Presupuesto de Ingresos sin respaldo posible en la reseca economía mexicana lo tendrán que subsanar pidiendo prestado al extranjero, a los buitres londinenses y/o neoyorquinos que sólo esperan otra oportunidad para seguir cobrando intereses de escándalo, aunque jamás se paguen las deudas principales.
Pero los economistas de la SHCP y quienes asesoran a “la científica” haciendo como si la virgen les hablara, presentaron con absoluta desfachatez los términos de un Presupuesto que no obedece a ningún fundamento, a una sola idea, a una mínima estrategia económica, tan solo a las tretas de los de cuatroteros de Palacio para lograr fines moralmente aviesos.
Han entregado al Congreso un Paquete para el escarnio y la befa. Han arrastrado el lápiz para complicitarse impunemente con los ladrones de nuestro dinero para la continuidad del proyecto de la 4T –¿cuál?, ¿empobrecer a todos los mexicanos?–, con los infames que quieren hacerse escandalosamente multimillonarios en base a los atracos de la deuda externa que ya nos tiene en el grito y en el suspiro.
Y tal es la única empresa pública en la que han triunfado: la empresa de hacernos deliberadamente más pobres y hambrientos, con cada vez mayor inseguridad, con prestaciones en salud que no son danesas sino africanas, mientras ellos se retacan los bolsillos –¿verdad, Andy?, a poco no es cierto, Zóe?–, y todavía pretenden mantenerse en el poder para seguir saqueando nuestros haberes.
Para seguir destrozando la riqueza petrolera, para seguir entregando todo, creyendo que es la única manera de lograr impunidad, confiando en que los mexicanos no tenemos memoria para el reproche, para el juicio popular a sus desmanes, y que no tenemos ni aparatos para supervisar y controlar desde la sociedad sus atrevimientos desquiciados. Han fabricado su propia impunidad.
Deuda, cada vez más impagable
Las decisiones esquizofrénicas de los financieros de la 4T al insistir en los recortes a puntos sensibles y al gasto social en el Presupuesto de Egresos para 2025 apuntan hacia lastimar el sentido común y acabar con cualquier posibilidad de crecimiento, de aliento al mercado interno y de estabilidad y gobernanza en el país.
Han dado la espalda de una manera retrechera y soez a la obligación de cualquier sistema político para adoptar modelos que tiendan a dar a cada quién lo que le corresponde, a respetar la desigualdad que sus mismas cifras reconocen y a sorrajar el último clavo a un sexenio de pacotilla, burda imitación del anterior en cuanto a insensatez e ignorancia.
Para colmo: el presidencialismo moribundo establece la carnada del Presupuesto como condición sine qua non de sus negociaciones en lo oscurito, como rehén para aceptar sus inicuas condiciones, como pasto para llevar a cabo sus truculencias.
Elementales conceptos de igualdad y sobrevivencia política y social han sido borrados de un plumazo, mientras se privilegia el gasto inútil a favor de una pandilla de favoritos, nóminas de cuates y derroches de congresos federales omisos y complacientes. El Presupuesto del INE, de las Cámaras, de la caja chica publicitaria de Palacio Nacional, acrecentado.
Los gastos destinados a salud, educación, indigentes, indígenas, menesterosos, seguridad social y lucha contra el crimen se enmascaran tras los llamados “apoyos del Bienestar” electoreros. A simple vista el recorte en esos gastos es mínimo en comparación con el tamaño gigantesco de la bolsa, pero en la realidad, afecta a la cantidad disponible de la misma, que es mínima.
Del ocho por ciento disponible de los nueve billones de pesos, AMLO y Sheinbaum han dejado el legado de rasurar la cuarta parte. Todo lo demás, usted atinó, va para el pago de intereses de una deuda externa impagable, para cubrir los compromiso$ del Ejecutivo, para la realización de obritas de capricho que ya aseguraron los moche$ de rigor… y así, hasta que reviente.
El costo financiero de los intereses de la deuda, supera a los montos destinados a necesidades primigenias de infraestructura, educación y salud. Todo, al caño, pues jamás conseguirán el perdón de aquéllos a quienes, como a Donald Trump, los financieros de Wall Street, la City londinense o La Bourse parisina quieren lambisconear.
¡Estamos jodidos mexicanos!
Así siempre vamos a estar.
Indicios
La UNAM protestó y les prometieron a sus autoridades que siempre sí habría un incremento a su presupuesto. Defensa no ha soltado ni una salva pues el recorte más drástico se registrará en sus gastos, que sufrirán una reducción del 43.8% en su presupuesto, quedando en 151 mil 995 millones de pesos. Claro, no estamos en guerra en contra de ninguna potencia… pero ¿y la seguridad pública que tienen encargada?
* * * Por hoy es todo. Le reconozco por haber leído este Índice Político. Como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!