TERESA GIL
Pese a los más de 70 años que duró el sistema priísta incluido el panismo, la verdad es que con cualquier cosa exhibían su torpeza. Pero una reforma al artículo cuatro constitucional allá por el 14 de noviembre de 1974, no es una pequeña torpeza, sino grande, porque en la misma se otorga ¡la igualdad jurídica¡, a mujeres y hombres mexicanos. Y lo hacía 57 años después de promulgada la Constitución y de que en 1953, aunque tardíamente, se había otorgado el voto a la mujer. La gran Sor Juana que cumple años de nacida el 12 de noviembre por su nacimiento en 1648, que aprendió a leer a los tres años y daba cátedra en el virreinato en que se movía, se hubiera vuelto a morir de carcajadas. Es que aparte, en la reforma se decía que las mujeres podían aspirar a puestos de elección popular y de servicio público. Pero desde 1964 ya habían sido electas dos senadoras, la doctora Alicia Arellano Tapia y María Lavalle Urbina. Y desde 1971, Rosario Castellanos ya era embajadora. Muchos se moverán en sus tumbas al saber que por primera vez una mujer en el país es presidenta y que con un inglés perfecto habló con el presidente de Estados Unidos para plantear con él, las relaciones que llevarán ambos países.
HICIERON LA REFORMA DE IGUALDAD, PORQUE NO ESTABA LEGISLADA
Lo curioso es que el cambio al artículo cuarto constitucional, que planteaba en 1974 no solo el derecho a votar de las mujeres, (ya repetitivo) y ser elegidas en puestos públicos y de elección popular, llevaba impreso una gran contradicción. Desde 1964 y quizá desde antes, muchas mujeres tenían puestos públicos y de origen popular, asimismo. El año 1975, fue nombrado Año Internacional de la mujer y eso puede ser la explicación de esa reforma. Algo que se daba en la práctica, pero no tenía sustento constitucional. Se trataba tal vez, de llenar el expediente un poco tramposo de que las mujeres ya tenían igualdad jurídica en el momento de esa celebración. México fue sede fundamental durante todo el año.
AQUEL AÑO DE 1975 DEMOSTRÓ LA DESIGUALDAD DE LAS MUJERES, COMO HOY
La igualdad proclamada por la mencionada reforma, la verdad es que jamás se ha dado. Es cierto que hay leyes que reconocen la paridad de género y con dificultades se inserta en una elección. Pero la igualdad en los puestos y salarios no existe. Ni tampoco en los reconocimientos en la actividad femenina. Lo estamos viendo en este momento en los ataques que se le están haciendo a Rosario Piedra Ibarra actual titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos porque fue integrada a reelección entre los tres candidatos escogidos. Algunos que no tuvieron méritos para ser seleccionados, están pidiendo que se vuelva a nombrar a los tres candidatos. En aquel año muy joven, participé en el apoyo de la selección de participantes, entre ellos la propia María Lavalle Urbina, una excelente mujer. Pero todo lo que salió a relucir, pese a que el gobierno echeverriísta intentó ocultarlo, fue el de un contexto femenino totalmente desamparado en ese entonces, sobre todo en el sector indígena y sectores marginales. Yo llevé como invitado al poeta tabasqueño Carlos Pellicer, que dio una excelente cátedra del trato que debe tener la mujer.