EL OTRO DATO/ Señales políticas de la Presidenta

JUAN CHÁVEZ

Mexicana en Israel revela que prefiere estar entre bombardeos en el Medio Oriente que viviendo la inseguridad de México.

Tiene razón. Hay que esperar que la presidenta Sheinbaum, que apenas el lunes cumplirá dos semanas en el poder, empiece a devolver la seguridad y la tranquilidad a las comunidades azotadas por la violencia de los grupos del crimen organizado.

Que acabe con el afamado derecho de piso que está flagelando a la economía nacional y amenaza de muerte a quienes no lo pagan.

Ha surgido en Claudia el propósito de tener una reunión en la Corte con la presidenta del Poder Judicial de la Federación, Norma Piña, a fin de despejar dudas y abrirle el camino a la reforma judicial que le heredó su antecesor.

La oferta de diálogo desde la Presidencia abre la puerta para que la experiencia de ministros y magistrados sea de gran aporte a una reforma judicial integral.

Claudia Sheinbaum nunca se ha considerado a sí misma una política. Por lo menos no de plena forma o de cuerpo entero, como aquellos que han ejercido y practicado el ancestral oficio político por décadas.

Los primeros 100 días de Sheinbaum serán fundamentales para saber si se trata de alguien que une o separa.

Sí, yo sí quiero que le vaya bien a Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México. Más allá de las enormes diferencias políticas que existen en el país, nadie puede oponerse a la idea de que México crezca económicamente, que se reduzca la pobreza y la desigualdad de ingresos, que haya mayor acceso a la educación y a la salud, y que la violencia esté bajo control.

Pienso que, si a Claudia le va bien, México estará mejor, y se sabrá si ella une o separa.

Andrés Manuel López Obrador fue un presidente muy popular, pero dejó un México muy polarizado. Millones de mexicanos se sintieron representados por él. Aunque no gobernó para todos. Utilizó sus más de mil 400 intervenciones en la mañanera para atacar a críticos, periodistas, ex presidentes y cualquiera que se opusiera a su proyecto de país. Además, él y su partido acumularon tanto poder que erosionaron a la joven democracia mexicana.

Claudia Sheinbaum, en cambio, tiene la oportunidad de gobernar para todos. El gesto de dejar la membresía de su partido, Morena, está cargado de simbolismo y va en la dirección correcta.

Su arrollador triunfo electoral –obtuvo más de 35 millones de votos– y su toma de posesión le enviaron el mensaje a millones de niñas mexicanas de que todo es posible, inclusive llegar a la Presidencia. Esto no es poca cosa en un país con una larga tradición de machismo y misoginia.

Ya se pueden encontrar diferencias entre lo que se fue y lo que viene.

En economía, por ejemplo, no ha mentido. Ha dejado claro que habrá deuda, y prometió que será manejada responsablemente. AMLO aumentó la deuda en 7 billones de pesos y hasta el último día lo negó. Dos Bocas está borrada del discurso oficial. Ya no inventan que funciona, ni que es una gran idea que salvará al país. La presidenta tampoco ha salido con el cuento de que rescatamos Pemex ni con el sueño guajiro de que vamos a producir 2.5 millones de barriles diarios. De hecho, la topó en el realista 1.8 millones.

En seguridad ha desaparecido el mantra “Abrazos no balazos” que llegó a interpretarse como la confesión de una colusión entre el narco y el gobierno.

En política regresó la educación, al menos el trato civilizado. En la toma de posesión, la presidenta Sheinbaum saludó de beso a la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña. López Obrador no la volteó a ver ni la saludó.

En modernidad aparecen -y con cierto peso- algunos conceptos que no existían en el glosario del sexenio anterior: tecnología, mundo digital, energías renovables.

Tratándose de víctimas, frente a la primera masacre del sexenio, ya no vimos a un presidente poniéndose de víctima él y diciendo que todo es para perjudicarlo, sino a una presidenta cuyo primer impulso fue empatizar con las verdaderas víctimas.

En salud, la Megafarmacia desapareció del discurso. En su lugar, se plantea abrir farmacias en las sucursales del Banco del Bienestar. Es un reconocimiento tácito de lo que fracasó.

En materia de mujeres, prometen revivir las escuelas de tiempo completo. Su desaparición fue un capricho de AMLO con fines partidistas. Perjudicó a muchas madres de familia. También está el bono para jefas de familia de 60 a 64 años, como una remuneración al pesado trabajo doméstico en los hogares.

En fin, parece que México empieza a caminar por caminos menos empedrados… aunque la reforma judicial siga como amenaza de nuestra incipiente democracia.

Veremos los resultados del encuentro Claudia Sheinbaum-Norma Piña y además si las diferencias se acentúan o se estancan.

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