NATALIA VIDALES DE BITTERLIN*
SemMéxico, Baja California. Empieza ya a sentir la pérdida de su poder, ese que ejerció no para construir sino para destruir…todo lo que pudo.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador ya solo le quedan horas para que vuelva a ser un ciudadano más y deje de tener los micrófonos a su disposición para continuar influenciando a millones mexicanos ignorantes que aún hasta el final continúan creyendo sus mentiras, su discurso populista y falso.
Por conveniencia o por convicción, y por más extraño que pueda parecer, todavía hay engañados, pero, afortunadamente, cada día son menos. Según a cada quien le van tocando injusticias, las personas van dejando de creer en el ídolo de barro.
Lo que parecía interminable está a punto de llegar a su fin. Un gobernante insensible, altanero, mentiroso, agresivo, retador, ignorante…ya se va. Termina su período y a los mexicanos nos queda la esperanza de que nada ni nadie puede causar más daño del que ya nos hizo este personaje que logró dividir a la sociedad y pudo sembrar el rencor en los corazones de los más desprotegidos que al paso del sexenio y por los mensajes repetitivos desde Palacio Nacional han llegado a creer que todos sus males vienen de los neoliberales, de los conservadores, de los pudientes, de los empresarios y de todos aquellos que han creado un patrimonio en base al trabajo digno y honesto.
Discursos distorsionados tuvieron cabida en la mente de millones de mexicanos y por más asombro que nos cause, se puede entender el fenómeno -entenderlo pero por supuesto, no aceptarlo- si recordamos algo de historia, de la historia de una época horrorosa y malvada: la época nazi donde un solo hombre -que logró el poder absoluto en su pueblo- fue el culpable de la muerte de más de once millones de personas, en su mayoría judíos. La retórica constante de discursos de odio y los indescriptibles actos de tortura y violencia ejercida contra quienes consideraba raza inferior tuvieron eco entre millones de alemanes. Incomprensible tanta maldad y tanto amor a un líder que por supuesto…no lo merecía.
Ese es el peligro de la dictadura y los signos aterradores los hemos estado viviendo al final de este perverso gobierno.
Afortunadamente el daño aquí no fue total. Y no lo fue porque los mexicanos nos defendimos, reaccionamos, hicimos contrapesos para que la destrucción no fuera total.
Hoy…llegamos al final de esta película que pasó a ser dramática y aterradora.
El martes iniciará otro período en la historia de México. Debemos seguir trabajando para contrarrestar discursos perversos y procurar la cordura tanto entre ciudadanos como en los nuevos gobernantes. México nos necesita.
*Activista y periodista con más de 40 años de actividad profesional. Fundadora y directora de la revista Mujer y Poder. Comentarios: 6621441440. www.mujerypoder.com.mx