JUAN CHÁVEZ
Varios columnistas concluyeron este fin de semana su última colaboración sobre López Obrador como presidente con un “gracias a Dios”.
Qué bueno que ya terminó su mandato y qué bueno que se va, fue su inferencia.
Hoy será el último día de su sexenio corto, que pareció fugaz en meses y años, pero larguísimo en el día con día, con mentiras al cien y ocurrencias desastrosas para México.
La síntesis de la experiencia fue resumida por Alejo Sánchez Cano en El Financiero el viernes: “En este sexenio se instituyeron la mentira, la farsa y la manipulación como ejes centrales de las políticas públicas. Hasta nunca, Andrés Manuel López Obrador”.
Agregaría solo que le hereda a Claudia Sheinbaum una Constitución despedazada y un sin fin de problemas, entre ellos las obras inconclusas en hospitales, en el Tren Maya y en sectores tan sensibles como la salud, educación y la impartición de justicia.
Y Claudia, por cierto, comprometida a construir el segundo piso de la mal llamada cuarta transformación, comienza mal su sexenio con un apoyo a una postura necia del que se convierte en expresidente y que por no ofender tu investidura de presidenta, me trago la frase de que lo comienzas arrodillada al autoritario López.
Mal comienzo es el enfrentamiento diplomático verbal con España porque hablaste con el mandatario español Pedro Sánchez para invitarlo a tu toma de posesión, excluyendo al rey Felipe VI, que es el jefe de estado de España.
Te deshiciste en el anuncio de la invitación al dictador de Rusia Vladimir Putin y terminaste por decir que el protocolo marca la inclusión de todos los jefes de Estado y excluiste al rey de España, solo porque sigues la política de AMLO, de exigirle una disculpa por los abusos de Hernán Cortés y su tropa en la conquista de México.
Pero tú y el malhablado rey Lopitos, olvidan que somos mestizos, orgullosamente mestizos y que en una actitud como la tuya y del que dejó de ser mandatario olvidan, en todo caso, a Cristóbal Colón, el descubridor de América que tan histórico acontecimiento nos incorporó al progreso de la vieja Europa.
Queda fijo en mi mente, por siempre, que tú, en tu desempeño como jefa de Gobierno de la CDMX retiraste del Paseo de la Reforma la estatua a Colón, que quién sabe a dónde la mandaste o quizá destruiste por un odio al pasado hispánico de México.
Este nuevo desencuentro entre ambos países marca un nuevo momento de tensión bilateral desde que López declaró en febrero de 2022 una “pausa” en las relaciones por considerar que empresas españolas cometieron abusos en México, en particular en el sector energético.
Claudia Sheinbaum explica por qué excluyó al rey de España de su toma de protesta.
Sheinbaum platicó con el presidente de España, Pedro Sánchez, para invitarlo a su ceremonia; sin embargo, aclaró que no sería considerado el rey Felipe VI en su toma de protesta. ¿Por qué?
En una carta difundida en sus redes sociales, Sheinbaum aclaró que hace unos días platicó con el presidente de España, para abordar los detalles de su ceremonia. Sin embargo, en aquella ocasión le aclaró que no sería considerado el rey Felipe VI en su toma de protesta.
Tras darse a conocer esta noticia, el gobierno de España reprobó la exclusión del rey Felipe, por lo que anunció que no enviará a algún representante para la ceremonia.
¿Por qué Sheinbaum no invitó al rey Felipe VI a su toma de protesta?
De acuerdo con los argumentos de Claudia, el rey español decidió en 2019 no responder la carta que le envió el presidente López Obrador, con motivo de la celebración de los 200 años de Independencia de México.
En la misiva, Sheinbaum reveló que AMLO proponía “que se trabaje en forma bilateral, en una hoja de ruta para lograr el objetivo de realizar en 2021, una ceremonia conjunta al más alto nivel; que el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados y que ambos países acuerden y redacten un relato compartido, público y socializado de su historia común, a fin de iniciar en nuestras relaciones, una nueva etapa”.
Claudia pretende, ya sentada en la silla del águila, que el rey se disculpe de “esos agravios”.
El hecho de no invitar al rey de España a la toma de posesión de Claudia fue un acto de barbarie diplomática. Y así comienza, ya enfundada en la banda presidencial.