EDUARDO MERAZ
Abotagado de vanidad y una buena dosis de perversidad, el presidente totalmente amurallado en su Palacio, da muestras fehacientes de no haber podido, sabido ni querido dejar un mejor México.
Prefirió incentivar la economía del crimen organizado y de las fuerzas armadas, a costa de la tranquilidad de la población.
También conocido como “el señor de los sepulcros”, por sus políticas en materia de seguridad y salud, con una estadística inédita de más de un millón y cuarto de decesos y desaparecidos en poco menos de seis años.
Hizo del chantaje su principal instrumento para concentrar poder en beneficio de la “nueva minoría rapaz” y de los “cachorros de la transformación”.
A través de su teatro en atril mañanero, trastocó la rendición de cuentas en podcast de mentiras e insultos hacia quienes no compartían su caprichoso y ocurrente estilo de gobernar.
Según sus historias tiktokeras, trató de justificar su pésima administración de los recursos públicos -el dinero dinero de los contribuyentes-, dando auge a la privatización de la salud, educación y otros rubros.
Sus cuentas sobre los ahorros por austeridad y combate a la corrupción, así como una recaudación impositiva sin precedente, no tienen parangón. Con base en sus cálculos, se allegó recursos extras por alrededor de tres billones de pesos.
Dicho monto hubiera sido suficiente, no sólo para rescatar a Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, sino para entregar a los ciudadanos servicios públicos de calidad y no las ruinas que deja en prácticamente todos los campos.
Utilizó la obra pública para enriquecer a unos cuantos, pues triplicaron el valor original estimado; sin embargo, están lejos de reportar ganancias para la población y, por el contrario, implican adeudos de largo plazo.
Aumentó la deuda pública en 6.5 billones de pesos, es decir, 60 por ciento más a la que se tenía cuando inició su gestión, sin que por ello Pemex, la CFE y el holding verde olivo vayan a ser rentables.
Si se estableciera una relación entre deuda pública y los 8 millones de mexicanos que salieron de la pobreza, implicaría que cada uno de estos beneficiarios habría obtenido más de 800 mil pesos.
Este domingo, en Veracruz, el mandatario que no pudo, no supo y tampoco quiso, recibió una probadita de lo que le depara el futuro en “La Chingada”.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La llegada de Andrés López Beltrán a la Secretaría de Organización de Morena, desmiente los buenos deseos de Claudia Sheinbaum de no ser un partido de Estado, ni caer en nepotismo y, en cambio prevalece el interés del ejecutivo saliente de ser un partido monárquico familiar, en el cual prive “la hermandad”.
Ojalá no se trate de una hermandad como la de Arturo Durazo Moreno o de fortalecer lazos consanguíneos.
@Edumermo