MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
Mezquindad, la fea palabra que llena muchas mesas y comentarios en corto, atiborrando de toxinas lo que debería ser un tratado de acciones…cuando el visor de lo político se centra en «algo» nacional, dejamos de mirar con ojos microscópicos lo que en otras regiones se construye…y en las páginas por venir de ese Chiapas que ha sido secuestrado por la narrativa del desastre, un político que se asoma ya como un fuerte activo, y que aun sin ser gobernador, ha hecho suyas las expectativas, no de las inútiles, sino las de una agenda que no termina, que decidió alimentarse de ese aprendizaje tan necesario para gobernar ( ojala esta proactividad fuese seguido por todos los que se disponen a tomar protesta como alcaldes o gobernadores).
Eduardo Ramírez asumirá la gubernatura de Chiapas el próximo 8 de diciembre de este año…seis meses entre el día de la elección, dos de junio y el ocho de diciembre, un periodo muy largo, que ha significado una oportunidad para el futuro gobernador en la que lejos de inundarse de grilla o de la tentación de opinar u operar mientras le entregan las llaves de palacio.
Eduardo Ramírez se ha dedicado a cumplir con una frenética agenda, con ruta de encuentros entre los que saben de la materia que más se requiere para Chiapas, seguridad.
Chiapas es noticia por un innegable ambiente explosivo, añejo si, pero que en el último lustro se profundizó, dejando al descubierto que han anidado imperios del crimen organizado, lo que mantiene a varias regiones del en crisis humanitaria, con desplazados, desaparecidos, asesinatos , robos, extorsión y como corolario el drama de la migración con todos sus rostros infernales.
A Chiapas no se le puede recetar aspirinas, ya no, se necesita una o varias cirugías, vitales para que el plan de desarrollo que se ha planteado por parte del futuro gobernador tenga éxito.
La recuperación de la paz y la tranquilidad de las y los chiapanecos ya no es una oferta de campaña, debe ser una absoluta realidad.
Los 73 mil 311 kilómetros cuadrados que tiene por superficie el estado esperan que sean invitados a un concierto de crecimiento económico y de desarrollo social por la única ruta que es posible, la de la inversión económica, misma que detona el empleo, que empareja el piso de oportunidades, que acarrea bonanza y permite que cualquier iniciativa sobre educación o de mayor atención en materia de salud sea posible, la igualdad en Chiapas es un manuscrito en sepia, añejo y que no ha sido posible realizar gracias a que el estado ha significado un jugoso botín de algunos pocos, una clase muy pudiente que posee enormes fortunas sobre la miseria de los de abajo.
Incentivar a que Chiapas se levante, exige , en este punto, que el estado sea un terreno de paz , de justicia, de seguridad, esto implica arrebatarles a quienes desde las cofradías, sean políticos locales, fiscales asociados a el crimen organizado el poder de decisión sobre las y los buenos chiapanecos…ese es el mayor reto del próximo gobierno, y me atrevo a decir que Eduardo Ramírez tendrá éxito, pues no se está echando a la hamaca, ni se deja enganchar por las mismas voces melosas que susurran sociedades y falsas lealtades.
Chiapas tiene la magia de ser un paraíso cultural, de los pocos que arrojan al ambiente del planeta historia pura, es un gigante dormido, con gente muy buena.
así que la mezquindad no tiene cabida en esta nueva agenda, que tendrá sus momentos de prueba, pues se trata de una guerra por el estado, de fino pilotaje político y social, alimentada por la federación.
Las y los chiapanecos, históricamente orgullosos de ser quienes son, forman ya un ejército de paz, uno que no puede ser mirado por debajo del hombro, ya no, ya solo es cuestión de que se lo crean.
el poder del miedo es real, pero es mucho mas efectivo el poder de un pueblo valiente y decidido.