VIOLETA DEL ANÁHUAC/ ¿Con la “a” basta?

ISABEL ORTEGA MORALES

Chilpancingo, Guerrero. Claudia Sheinbaum Pardo se ha convertido esta semana en la primera mujer Presidenta Electa del país tras 200 años de vida republicana y 65 varones ejerciendo el Poder Ejecutivo Federal. En su discurso, tras recibir la constancia que la acredita en tan honrosa figura, en la sala Magda del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación subrayó “Presidenta, con A”.

Uno de los compromisos que enarboló como candidata fue con las mujeres. Nos dijo que ampliaría el programa de apoyos para las mujeres de 60 años a fin de que en el primer momento de su gobierno empezaran a recibir un apoyo económico hasta los 64 años y después ligarlas al programa de 65 años.

Esa declaración no cayó en saco roto.

Al ser declarada Virtual Presidenta Electa vino el primer discurso con la realidad. Dijo que no había recursos económicos suficientes por lo que primero se hará un censo al arribo al Poder Ejecutivo Federal del que dijo, se desprenderá el primer apoyo que será para las mujeres indígenas de 60 años; que el segundo apoyo sería para las mujeres afromexicanas, después de los 63 años y en cuanto alcance los recursos económicos, para las demás mujeres.

Es decir, clasificó a las mujeres en tres grupos.

En este su primer discurso al hablar con la letra “A” señala “no llego sola, llegamos todas”. Dedica una parte de sus letras a las ancestras, a la lucha de “las heroínas de nuestra patria, las visibles, pero también las invisibles”. Agrega “llego nutrida de la fuerza que proviene de nuestras ancestras, nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras hijas, nuestras nietas”.

Pero en su discurso antes de este evento, no ha enviado ningún mensaje a mujeres que han sufrido violencia, ni a las madres buscadoras, y antes de que fuera candidata, siendo Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, las marchas del 8 de marzo, conmemorativas al Día Internacional de la Mujer tenían presencia policial y no precisamente para resguardarlas.

¿Cuál Claudia gobernará? ¿La que participó en algunos movimientos de izquierda que buscan colocarse en la nómina federal? ¿La Universitaria? ¿A la que le atribuyen estar atrás de grupos de choque? ¿La que ensalza al Presidente Andrés Manuel López Obrador? La que respalda todas sus acciones y se compromete a dar continuidad a su gobierno donde no aparece delineado el suyo, el de la “A”, ¿el que no apoyó AMLO?

El discurso fue con rasgo masculino que mostró al hablar de la elección del 2 de junio “no quieren que regrese ni la prepotencia, ni el influyentismo ni la corrupción”, perdón, ¿de cuál periodo?

Y quizá el rasgo que involucra una posibilidad para las mujeres está en sus palabras al decir “me comprometo a seguir construyendo igualdad y libertar” pero hacia “las más vulnerables” sin especificar qué entiende por ello.

Finalmente rescata una fortaleza de las mujeres “como lo hacemos las mujeres, cuidar el porvenir de nuestra patria”.

El discurso es claro, sí, es con una ansiada A el contar con una mujer en la Presidencia de México, pero aún no queda claro hacia dónde y cómo es esa A que la definirá como Mandataria Federal.

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