TERESA GIL
A 88 años de que el dictador Francisco Franco mandara a matar al granadino Federico García Lorca, una estela de pesar se alza en el mundo de los poetas, como si parte de la poesía hubiera muerto en aquel 19 de agosto de 1936. El dictador tuvo el descaro de repetir varias veces que García Lorca era apolítico y que su muerte junto con otros republicanos que lo acompañaban había sido un error. En el primer párrafo de su libro El asesinato de García Lorca (Plaza & Janes, editores S.A. 1987), de Ian Gibson, éste advierte al lector: “El hecho es que Lorca si era republicano, que era explícita y públicamente antifascista, que rechazó la España tradicionalista y católica, la España Imperial de Fernando e Isabel y sus sucesores, tan añorada entonces por tanta gente de derechas; que deploró, otra vez en público, la represión política llevada a cabo durante el bienio negro de 1933 a 1936…que a pesar de no pertenecer a ningún partido de izquierdas ni de ser militante político, tenía ideas socialistas liberales; y que desde la óptica derechista de entonces, era decididamente rojo”.
FEDERICO FUE ENCLAUSTRADO, LO EMPUJARON A CONFESARSE ANTES DE MORIR
El libro de Gibson publicado en español en París en 1971 y más tarde en muchas ediciones, después de una larga investigación, es muy minucioso y da nombres incluso horarios de la mortal agresión. Lorca fue llevado a Fuente Grande en Granada y encerrado en una instancia llamada La Colonia, que había sido para juegos infantiles, convertida durante la guerra en prisión. Los que fueron sus guardias aquella madrugada contaron que el poeta fumó mucho y alentaba a sus compañeros, tres de ellos que lo acompañaban y en determinado momento le dijeron que podía confesarse si quería. El accedió con un padre nuestro que según testigo casi no recordaba. Al día siguiente fue ejecutado. De acuerdo a la búsqueda que se ha realizado infructuosamente, entre los muertos hallados de aquella represión franquista, su cuerpo no se encontró. Pero los testigos que menciona Gibson con nombres y más datos, dieron su información en los años cincuenta y más tarde. El creador de El romancero gitano había perdido la vida ordenado por el asesino Franco, el 19 de agosto de 1936. El día se oscureció.
GIBSON SE INSTALÓ EN ESPAÑA Y PROSIGUIÓ SU ESTUDIO SOBRE GARCÍA LORCA
Ian Gibson, como lo hemos tratado en otras ocasiones, es un destacado hispanista que nació en Dublín en 1939 y tiene actualmente 85 años. Asumió la nacionalidad española en 1984 y desde entonces ha realizado una serie de importantes trabajos con publicación de libros, sobre Salvador Dalí, Antonio Machado, Luis Buñuel, y varios sobre el franquismo. Escribió incluso uno sobre Rubén Darío que le acreditó una silla en la Academia Nicaragüense de la lengua. De acuerdo al análisis que ha hecho Gibson en su libro sobre el porqué Franco mandó matar a García Lorca, destaca que su caso no fue único y tuvo como fin “aterrorizar a la población granadina e impedir toda resistencia…”. Fueron además asesinados catedráticos, consejales, médicos, abogados, maestros et al. El odio asesino de Franco no paraba. El propio Pablo Neruda señaló más tarde, que aquel crimen terrible hizo voltear los ojos a Granada,
“Y vuelve a la Historia con un pabellón
negro que se divisa desde todos
los puntos del planeta”