>> Conferencia sobre recaudación de fondos para la campaña
>> Incoherencias, balbuceos y confusión en el debate presidencial
>> Atentado fallido contra Trump y eficiente manejo mediático
MARIO DÍAZ
H. Matamoros, Tamaulipas. Dudas surgidas acerca de la probable disminución de su capacidad mental, prácticamente influyeron en el principio del fin de la aspiración reeleccionista del presidente de los Estados Unidos, JOE BIDEN.
La dirigencia del Partido Demócrata, los influyentes donantes para fondos de campaña y diversos sectores del electorado de esa causa partidista, encendieron, primero, los focos ámbar y, posteriormente, los rojos como consecuencia de la notable desventaja electoral ante su rival republicano, DONALD TRUMP.
Las primeras señales de alerta surgieron durante un acto de recaudación de fondos que se llevó a cabo el 15 de junio, apenas horas después de que el mandatario regresara de un viaje oficial en el viejo continente.
Los asistentes notaron la falta de energía, concentración y expresiones faciales que dejaban entrever el paso de sus 81 años de edad. En esa ocasión se le concedió el beneficio de la duda por la actividad presidencial desplegada en Europa y el largo viaje a bordo del Air Force One.
Sin embargo, la percepción cambió radicalmente ante el desastroso desempeño de JOEN BIDEN en el debate presidencial que se llevó a cabo en la ciudad de Atlanta el 27 de junio y que acaparó una audiencia estimada en 50 millones de espectadores en distintos medios de comunicación.
Balbuceante, cabizbajo, distraído y sin lograr articular ideas lució el presidente demócrata de la Unión Americana. En cambio, su antecesor republicano en la Casa Blanca más agresivo, energizado y con mayor atención a los temas.
Sus propios partidarios a la reelección por un nuevo período de 4 años en la elección del 5 de noviembre notaron una fluctuación a la baja de sus niveles de energía, dudas emitidas públicamente y, sobre todo, falta de claridad y firmeza en sus intervenciones en el match de esgrima mental.
Ante tal situación, los principales actores demócratas, sectores representativos y los poderosos donantes comenzaron a evaluar la posibilidad de relevar a BIDEN de la candidatura demócrata y designar a un nuevo portador de ese estandarte.
El fallido atentado al candidato republicano DONALD TRUMP y el manejo mediático de su equipo de campaña le generó mayor porcentaje de preferencia electoral, motivo por el cual el presidente BIDEN optó por bajarse de la contienda, recomendando a la vicepresidenta KAMALA HARRIS para contender por la presidencia de los Estados Unidos.
Cabe señalar que, de acuerdo a la normatividad del Partido Demócrata, en caso de reelección de un presidente surgido de esa causa partidista, solo el mismo mandatario puede decidir si se baja o no de la contienda, lo cual, finalmente, JOE BIDEN aceptó.
Es así como se produjo el principio del fin de la carrera reeleccionista del mandatario estadounidense, situación que ha provocado un hecho inédito en la historia política en la tierra del tío Sam.
En efecto, nunca antes el escrutinio público se había centrado en una campaña electoral demócrata o republicana por la probable disminución de capacidad mental de un candidato y no por motivos asociados a política, escándalos ni deberes gubernamentales.
Actualmente, con el cambio de estafeta, KAMALA HARRIS ha reducido considerablemente la brecha electoral con el candidato republicano DONALD TRUMP.
Una encuesta practicada por el influyente rotativo The Wall Street Journal indica que el 49% de los entrevistados favorece al magnate neoyorquino y el 47% favoreció a la ex fiscal del estado de California.
El margen de error del resultado es de 3.1 puntos porcentuales, por lo que se estima que la demócrata y el republicano registran un empate técnico en sus aspiraciones por relevar al presidente JOE BIDEN en la Casa Blanca.
Vale la pena precisar que, como consecuencia del resultado negativo del debate presidencial, JOE BIDEN se colocó a 6 puntos porcentuales de TRUMP, lo que, lógicamente, desencadenó las peticiones de renuncia a su candidatura.
Mientras tanto, se estima que, a más tardar el próximo 7 de agosto, la vicepresidenta de los Estados Unidos y virtual candidata demócrata, habrá de designar a su compañero de fórmula.
Los gobernadores de Carolina del Norte y Pennsylvania, ROY COOPER y JOSH SHAPIRO, respectivamente, y MARK KELLY, senador por el estado de Arizona, están considerados en la elección de ese cargo partidista.
DESDE EL BALCÓN:
I.-Por supuesto que será por demás interesante el debate que sostendrán KAMALA HARRIS y DONALD TRUMP, previo a la comparecencia en las urnas electorales.
La afroamericana concentrará su “fuego político” en los casos criminales de su rival, mientras que el anglosajón tratará de ganar más adeptos con el tema migratorio y narcotráfico.
Y hasta la próxima.