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JUAN CHÁVEZ
La caída del Mayo Zambada se alza como el obstáculo más grande que tendrá que despejar López Obrador en los últimos 48 días que le quedan de gobierno, so pena de pasar como protector del cártel de Sinaloa.
Hay que cerrarle el pico al líder que había permanecido intocable en las últimas cuatro décadas y que ahora se haya detenido en Estados Unidos.
Ya ha quedado atrás si fue o no traicionado o si se entregó por su voluntad.
Hay muchas versiones y el mandamás de Palacio ha sugerido violación a la soberanía, con la intervención de Estados Unidos en la detención del Mayo en tierras mexicanas y su traslado a Texas.
“Hubo intervención, sugiere el Presidente”, escribió ayer Raymundo Riva Palacio.
Esta es una posición justificada, porque el Mayo, contra su voluntad, ha escrito, fue secuestrado en territorio mexicano (Sinaloa-Sonora) y llevado en avión estadounidense a Texas.
Es incuestionable que López con su política de “abrazos no balazos”, estableció una sobre protección a los cárteles, pero principalmente al de Sinaloa, cuando ordenó, en el “culiacanazo”, que dejarán en libertad a Ovidio Guzmán, aprehendido en medio de la desatada balacera.
Ha ido, además, en seis ocasiones a Badiguarato y en una de ellas dialogó con la madre de Joaquín El Chapo Guzmán.
Existen versiones de que el cártel de Sinaloa lo apoyó en sus tres campañas a la Presidencia de la República.
Hace tres días, junto con la presidenta electa Claudia Sheinbaum, López Obrador dio el respaldo al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, señalado por El Mayo como invitado a la reunión con Melesio Cuén para superar diferencias “políticas”.
De Rocha Mayo se sabe qué hace tres años se reunió con el narco para contar con su respaldo a la gubernatura de Sinaloa.
Esto publicó el Diario de Yucatán ayer y hoy, El Financiero da cuenta de la misma información, en la que se destacan las afirmaciones que el periodista Salvador García Soto, escribió en su columna de El Universal hace tres años, luego de una entrevista que, en Culiacán, le hizo a Rocha Moya, ya como gobernador electo.
Señaló el Diario de Yucatán que “el Gobernador de Sinaloa reveló a periodista que tuvo apoyo de narcos”.
Rubén Rocha Moya, admitió que solicitó y tuvo el visto bueno de narcotraficantes previo a la campaña en la que fue electo, según declaraciones que le hizo en agosto de 2021 al periodista Salvador García Soto, quien dio cuenta de dichas afirmaciones en su columna “Serpientes y escaleras” de El Universal.
Según el columnista, luego de una entrevista al entonces gobernador electo este lo invitó a comer. En el trayecto al restaurante, a bordo de una Suburban, el periodista preguntó: “¿Y cómo se gobierna un estado con un cártel tan poderoso?”.
“‘Pues, mira Salvador, no nos hagamos pendejos. Aquí todo mundo sabe cómo está la cosa. Yo fui y hablé con ellos, los conozco porque soy de Badiraguato. Y yo fui a pedirles su apoyo. Quien te diga que quiere gobernar Sinaloa y no tiene el visto bueno de ellos, te miente. Así es la cosa aquí, para qué nos hacemos pendejos’, me contestó el gobernador electo en un ataque de sinceridad”, escribió García Soto.
“Rocha Moya no sólo aceptaba que tuvo que buscar el aval de los narcotraficantes para poder llegar al poder, sino que reconocía tener con ellos una relación de paisanaje y conocimiento mutuo”, agrega.
En su texto, el comunicador señala que el morenista se convirtió cada vez en un gobernante más autoritario. “A sus opositores políticos comenzó a investigarlos con acusaciones fabricadas por la Fiscalía estatal y contra los directivos y las cabezas del Grupo de la Universidad Autónoma de Sinaloa, liderado por su antiguo aliado recientemente asesinado, Melesio Cuén, emprendió una cacería política con acusaciones de desvíos en contra del rector Jesús Madueña… El gobernador insistió con todo su aparato de justicia y terminó por obtener la destitución del rector y el nombramiento de un encargado de despacho”.
Rocha Moya rompió con quien fuera su antiguo aliado, Melesio Cuén, también exrector universitario y por quien conoció al presidente López Obrador. El enfrentamiento político entre ambos escaló a tal nivel que incluso el propio López Obrador los llamó, desde su mañanera, a “resolver el conflicto” y buscar la conciliación con la universidad pública del estado.
A este recuento, Salvador García añade que “al interior de Morena hay quien afirma que Rubén Rocha Moya fungió como enlace con ese grupo delictivo para negociar no sólo su apoyo para su candidatura, sino también para que el cártel sinaloense financiara y apoyara las campañas de al menos otros dos gobernadores de Morena, uno de la región del Golfo y el otro del Pacífico.
“Eso, según las fuentes morenistas, lo tienen documentado en las indagatorias de Estados Unidos, sobre el Caso Carmona y sus ramificaciones con los cárteles de la droga”.
Ahora, hay nueva arista en el espinoso caso: Larry Curtis Parker, el supuesto piloto del avión que trasladó a El Mayo y a Joaquín Guzmán López a Texas, demanda del presidente mexicano que diga la verdad, pues él no piloteó la nave aérea.
Exige que públicamente “laven su nombre” el presidente y su secretaria de Seguridad Rosa Icela Rosa que se atrevió a decir “Aquí tenemos el plan de vuelo, un plan con destino a Santa Teresa”, en el que incluyó, como piloto del avión, a Curtis Parker.
La titular de Seguridad (futura secretaria de Gobernación en el sexenio de Claudia Sheinbaum) precisó que Curtis Parker estaba registrado como ciudadano estadounidense y se tenía todo el seguimiento que incluía sus entradas y salidas a México, así como la matrícula N8454Z de la aeronave.
