SALVADOR MARTÍNEZ G.
Para nadie es un secreto que a Estados Unidos le importa más mantener su poderío económico, el mayor del mundo, que la democracia, pero siempre es la democracia el mejor pretexto para intervenir y presionar a otros Estados con políticas ajenas o contrarias.
El caso de Venezuela, donde el pasado 28 de julio hubo elecciones presidenciales con el triunfo oficial de Nicolás Maduro con el 51.2 por ciento de los votos y el rechazo generalizado de la oposición, no es la excepción.
Años atrás se creó la figura de Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez, como líder oposicionista contundente para vencer a Maduro, sin embargo, su presencia fue débil, poco popular y ni todo el apoyo político y económico de Washington, junto con el de otras naciones, especialmente de Europa, lograron derrocar al régimen chavista, vigente en Venezuela.
Ahora se ha buscado en la persona de Edmundo González, el candidato presidencial opositor, y en la fuerte personalidad de María Corina Machado, vencer a Maduro, pero a más de dos semanas de los comicios no han logrado el reconocimiento del triunfo electoral que dicen haber alcanzado.
Como con Guaidó, atrás de Edmundo y de María Corina está Washington y, de acuerdo al The Wall Street Journal, Joe Biden está dispuesto hasta a negociar con Maduro su retiro del poder, protegido con salvoconducto para refugiarse en el país que desee.
Estas negociaciones secretas reveladas por el diario estadounidense se acompañan de una presión internacional sin precedente por parte de naciones latinoamericanas y europeas, para lograr la salida de Maduro.
Atrás de todo esto no está, como dicen, la defensa de la democracia, sino el control del petróleo venezolano con más de 300 mil millones de barriles de crudo de reservas probadas, las mayores del mundo.
Ahí está el verdadero objetivo de Washington y por ello los riesgos para Maduro aumentan aun cuando su postura mantiene el rechazo a la claudicación. Las próximas semanas serán cruciales en el conflicto de la nación sudamericana.
SUSURROS
Este lunes quedó legitimada la elección presidencial de Claudia Sheinbaum Pardo por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al desechar la pretensión de nulidad presentada por la oposición.
El proyecto de sentencia de los magistrados Felipe de la Mata y Felipe Fuentes fue contundente ante las “deficiencias evidentes, tanto probatorias como argumentativas”, presentadas por la coalición opositora.
Nadie dudaba del triunfo de Sheinbaum Pardo, pero con esto se da un paso legal más para su asunción a la Presidencia de la República el próximo primero de octubre.
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