CARLOS RAMOS PADILLA
Pensilvania fue el escenario de un atentado contra el expresidente Donald Trump. Una serie de disparos que ganaron con el magnate herido y dos personas muertas luego de la acción de un francotirador. Un ejercicio más entre muchos, Kennedy (1963) uno de ellos, Gerald Ford (1975) Reagan (1981) Robert Kennedy 1968) F Roosevelt (1933). Esta vez el aparente magnicidio se intentó durante el desarrollo de un acto proselitista dentro de la campaña electoral en busca de la presidencia. Un reflejo más de la violencia generalizada en el mundo. Los crímenes contra figuras públicas son frecuentes, uno de los más recientes es la muerte del candidato presidencial en Ecuador Fernando Villavicencio (2023) o antes a Luis Carlos Galán (1989) acusando directamente la participación de carteles de la droga. En México se habló de 34 aspirantes a cargos de elección popular que fueron asesinados en menos de medio año en plena contienda electoral. La cierto es que violencia llama a violencia y Trump se ha especializado en provocaciones como el ataque del Capitolio (enero 2021). Hoy, como los atentados al World Trade Center en Nueva York en 1993 y 2001, se especula si no se trató de actos motivados por una conspiración desde el poder mismo de la Casa Blanca. Las dudas persisten y el Estado de Derecho de la potencia estadounidense se ha venido tambaleando desde las absurdas conclusiones sobre el crimen a Kennedy emitido por la Comisión Warren. Trump ya expresó sus conclusiones a horas del supuesto ataque, dijo: «Quiero agradecer al Servicio Secreto de los Estados Unidos y a todas las fuerzas del orden por su rápida respuesta al tiroteo que acaba de tener lugar en Butler, Pensilvania. Lo más importante es que quiero expresar mi más sentido pésame a la familia de la persona que murió en el mitin, y también a la familia de otra persona que resultó gravemente herida.
Es increíble que un acto así pueda ocurrir en nuestro país. Por el momento no se sabe nada sobre el tirador, que ya está muerto. Me dispararon con una bala que atravesó la parte superior de mi oreja derecha. Supe inmediatamente que algo andaba mal porque escuché un zumbido, disparos e inmediatamente sentí la bala atravesando la piel. Hubo mucho sangrado, entonces me di cuenta de lo que estaba pasando. ¡Dios bendiga a América”! Una vez más el sello de la barbarie en la política y entre políticos. Durante su presidencia Trump enfrentó manifestaciones públicas, como una gran marcha en NY, en marzo del 2018, exigiendo terminar con los tiroteos en las escuelas públicas y centros comerciales en Estados Unidos. Parece que desde entonces Trump hizo caso omiso y ahora le tocó ser víctima de lo que ha provocado: la violencia.