ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo. Días de televisión en que cambias y cambias de canal, lo mismo, repeticiones, comerciales, hasta que de pronto te detienes porque una escena te llama la atención, presientes que es una película diferente, que la actriz principal parece hacer un guiño cómplice, ofrecerte una mirada distinta a través de una comedia absurda, fue así como disfruté Brillantissime. Una mujer brillante (Francia, 2018), producida, dirigida y protagonizada por Michèle Laroque.
Sí, en algunos comentarios en redes se indica que este filme les resultó aburrido, sin sentido, absurdo y se arrepientes de haberlo visto, sin embargo, también hay otro tipo de reacciones:
“No quise verla porque había leído muchas críticas negativas. Bueno, no estoy de acuerdo, ¡me sorprendió gratamente esta pequeña comedia dramática linda y muy agradable! “Les Bronzés” o “les Visiteurs” están muy por debajo, nunca he podido terminar ninguno; mientras que “Brillantissime” fui hasta el final, la película es amigable, divertida. Michèle Laroque actúa bien, con sencillez, es expresiva, natural, su producción es cuidada y como nizana me encantó ver mis rincones favoritos. ¡Tuve un buen momento! Es un filme para disfrutar y revisar desde la moral.”
Posiblemente las reacciones tengan que ver con esas reflexiones feministas que hacen referencia al cine hecho por mujeres, desde la mirada de la otra -aliada y cercana-podemos descubrirnos e identificarnos con mayor facilidad. En algunas de esas posturas “se considera que el modo femenino de representar/narrar es el adecuado para cuestionar y trastocar la constitución ideológica de las formas dominantes de la representación”, y en “Brillantissime” puede advertirse esa representación en cada personaje femenino e incluso en los masculinos.
La protagonista es Ángela, vive en Niza, está casada y tiene una hija, una madre poco tradicional y una amiga extrañamente solidaria. Justo en la Navidad su mundo se desmorona cuando nadie pasa esa fiesta con ella, cada quien tiene un compromiso, y, además, su esposo decide dejarla. Dolida, fracasada e insegura deberá aprender a redescubrirse, construirse de otra manera y reconocer que hay mil formas de quererse para avanzar por el mundo.
Por supuesto, no será fácil y sus cuestionamientos encuentran respuestas que no esperaba, contestaciones depresivas y frases esperanzadoras. Acude a su estrafalario, pero leal psicólogo que la motiva a reconciliarse con ella misma, aunque para lograrlo oscile desde las aventuras eróticas frígidas hasta un suicidio con aroma a flores. Reconoce el amor-odio que provoca una relación inquebrantable con su madre. Comprender la rebeldía de su hija y se une a ella con un canto sensible y lleno de sororidad. Acepta que una amiga puede ofrecer su ayuda entre lo absurdo o egoísta, la honestidad o la complicidad, pero jamás dejará de ser amiga.
La personaje principal se sacude estereotipos y los va destruyendo poco a poco, llorará por el hombre perdido, pero después reconocerá que ella lo dejó partir al no amarlo más. Exige la comprensión maternal cuando ella misma tampoco ha sabido serlo con su hija. Discute con su amiga y le reclama su manera indiferencia ante lo que ella considera la gran tragedia de su vida, sin embargo, advierte que pese a todo esa amiga ahí está siempre a su lado. No quiere ser la mujer abnegada, ni la súper mujer. La representativa y metafórica escena final de la película nos la muestra lanzándose de un paracaídas para moverse en un cielo infinito que le ofrece distintas posibilidades de disfrutarlo, cae junto al hombre que creer amar en ese momento y con quien puede flotar entre las nubes, estrellarse, preparase para un buen aterrizaje, entrar en pánico o enfrentar el peligro. No toda caída es mortal, muchas veces representa una resurrección.
Los perfiles masculinos esbozados en el filme no son ridículos, ni vengativos o caricaturescos, se les da un lado humano solidario, más no complaciente. El esposo que encuentra en otra mujer lo que desea, el vendedor de frutas que puede convertirse en un cómplice de vida, el amante del momento que solamente promete un rato de placer y el psicólogo que oscila entre su profesionalismo y el amor que le está inspirando su linda, loca, maravillosa y brillantísima paciente.
Es una película de mujeres, dicen los hombres que conozco y a quienes les platicó la grata experiencia que viví al disfrutarla, no es una historia para carcajearse por sus chistes, es una comedia para ver la vida con optimismo, convertirla en un espejo para sonreírnos y avanzar por la vida con nuestra propia luz.
Cabe destacar que Michèle Laroque es una comediante francesa que hemos visto en otros filmes como Mi vida en rosa. Nació en 1960 y debutó en 1988. Muy joven sufrió un terrible accidente automovilístico, estuvo dos años hospitalizada y enfrentó un coma prolongado. Al salir, decidió convertirse en comediante. Es muy reconocida en Europa. Antes de cumplir los 60 se dio el gusto de ser directora de cine, Brillantissime. Una mujer brillante es la primera película que dirige, su mirada se nota detrás de cada escena, en cada acercamiento o en las panorámicas de Niza, el lugar donde nació y en los diálogos sencillos e inteligentes. Mujeres reales, mujeres que inventamos, sentimientos que conocemos y decisiones que nos reconcilian con la vida. El cine hecho por mujeres seguirá sorprendiendo para que lo disfrutemos al máximo.